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Una biblioteca clandestina para escapar del infierno de Mauthausen




09/05/2015 - 16:18:06
ABC.es.- En el infierno de Mauthausen una biblioteca clandestina permiti� so�ar con la libertad y ayud� a resistir la brutal realidad de ese campo de concentraci�n nazi en el que murieron alrededor de 100.000 personas.

Un breve apunte sobre esa biblioteca se recoge en el libro del historiador estadounidense David W. Pike titulado �Espa�oles en el Holocausto�, y en algunas referencias en alem�n se cita como su promotor al prisionero catal�n Joan Tarrag�.

�El libro era un s�mbolo de libertad, una manera de escaparse del infierno�, explica a Efe desde Par�s su hijo, Llibert Tarrag�, de 67 a�os y que ha indagado en la historia de esa biblioteca clandestina.

Llibert Tarrag�, periodista, escritor y fundador de la editorial Tinta Blava, que publica en franc�s literatura catalana, relata que su padre le transmiti� el amor por la cultura, importante en su ideario republicano como principio emancipador.

Adem�s del testimonio de su padre, que muri� en 1979, ha podido hablar con otros supervivientes que, asegura, le transmitieron lo importante que fue lograr un peque�o espacio de libertad con la lectura en medio del horror m�s absoluto.

Un superviviente franc�s de C�rcega le relat� que hab�a sido �un salvavidas� poder leer La Cartuja de Parma de Stendhal en Mauthausen, de cuya liberaci�n se conmemoran el domingo 70 a�os.

�Me explic� con mucha emoci�n que aquello fue para �l un alivio fant�stico�, recuerda Tarrag�, fundador en 2003 en Francia de la asociaci�n Tri�ngulo Azul, que ha reunido documentos y archivos sobre la deportaci�n espa�ola.

Joan Tarrag� lleg� a Mauthausen en 1941 despu�s de haber luchado en el bando republicano durante la Guerra Civil y formar parte del PSUC, y, seg�n su hijo, tuvo un papel activo en la red de resistencia de los deportados republicanos en el campo.

Los presos espa�oles tuvieron un gran sentido de unidad y crearon una red solidaria de ayuda que salv� muchas vidas, aunque no pudieron evitar que dos tercios de los 7.500 republicanos espa�oles de Mauthausen murieran.

Rescatados de la hoguera
A finales de 1942 o principios de 1943, relata Llibert Tarrag�, comenz� a llegar un gran n�mero de franceses, y en menor medida italianos, que pertenec�an a la resistencia a la ocupaci�n nazi en sus pa�ses, y nada m�s llegar a Mauthausen los SS les despojaban de todo. Aquello que no fuera de valor era incinerado.

Cuando Joan Tarrag� supo que entre lo que acababa en las llamas hab�a libros, propuso a la direcci�n de resistencia espa�ola en el campo rescatarlos y montar con ellos una peque�a biblioteca.

�Estos libros llegaban por diversos caminos a sus manos, porque hab�a dos espa�oles que estaban all� en el almac�n, en el exterior del campo donde llegaban los transportes�, explica su hijo.

En total lograron reunir alrededor de 200 libros, la mayor�a de ellos escritos en franc�s, como novelas de �mile Zola, de V�ctor Hugo, de Fiodor Dostoievski, y una de las que m�s �xito lector tuvo fue �La madre� de Maxim Gorki.

�Si los hubiesen descubierto los hubiesen o matado o dado una paliza como las que sol�an dar� los fan�ticos SS, recuerda Llibert Tarrag�, que afirma que para los prisioneros leer un libro era como escapar durante un tiempo de Mauthausen.

Otros espa�ol, de apellido Picot, se encargaba de arreglar los libros porque sol�an llegar en muy mal estado por las penalidades que pasaban sus due�os, y los vol�menes se escondieron en un armario del barrac�n 13 del campo.

Un a�o despu�s, cuando Joan Tarrag� comenz� a trabajar en la cocina de suboficiales de las SS fue otro prisionero, �un tal Juanco S�nchez� quien continu� con la biblioteca con la ayuda del mismo Picot, afirma Llibert Tarrag�.

��l contaba que al principio, como se puede entender, la gente no ten�a la fuerza de leer, pero a medida que las condiciones en el a�o 43 mejoraron algo, si se puede decir as�, porque el infierno es el infierno, la biblioteca se us� m�s�, rememora.

Pese a esta historia paterna tan novelesca, Tarrag� a�n no ha escrito sobre la vida de su padre debido a la dificultad para expresar el dolor que presenci� como hijo de un deportado en Mauthausen.

�Ser hijo de deportado es, lo que he vivido, que cada ma�ana mi padre se despertaba con pesadillas�, recuerda.

Llibert Tarrag� considera �un esc�ndalo pol�tico e hist�rico� que en Espa�a no haya un reconocimiento institucional pleno a los supervivientes, de los que s�lo unos 25 quedan con vida, y que sus vivencias no se reflejen en la ense�anza, como s� pasa en otros pa�ses.

�Viv� en medio de una comunidad de exiliados espa�oles que cuando lleg� la democracia pensaron que ser�an reconocidos r�pidamente, sobre todo los deportados, que se hablar�a de ellos, pero estaban muy doloridos al ver lo que pasaba con su propia memoria�, describe.

�Me alegro de un posible reconocimiento, pero pocos lo conocer�n y eso les hubiera gustado�, concluye.

http://www.abc.es/archivo/20150509/abci-biblioteca-clandestina-mauthausen-201505091859.html

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