Las diez ciudades más y menos contaminadas del mundo
01/08/2015 - 11:36:13
Infobae.- No es f�cil calcular el nivel exacto de contaminaci�n que hay en una ciudad. Las variables que entran en juego son demasiadas, y todas tiene criterios de medici�n diferentes.
La Organizaci�n Mundial de la Salud (OMS) utiliza una estad�stica que, si bien ofrece una mirada parcial a un fen�meno mucho m�s amplio, es sumamente �til para ver d�nde est�n paradas las grandes urbes del planeta.
La forma de contaminaci�n m�s democr�tica, que afecta a todos por igual ya que no hay manera de evadirla, es la del ambiente. Si el aire est� viciado, todos los ciudadanos se ver�n afectados.
Para calcular el grado de intoxicaci�n, la OMS mide la concentraci�n ambiental de part�culas menores a 2,5 micr�metros (cien veces m�s peque�as que el cabello humano). Pueden ser de polvo, cenizas, holl�n, metal, cemento o polen, y son lo suficientemente peque�as para entrar al organismo por las v�as respiratorias, y tan grandes como para causar problemas.
Se estima que a partir de los 10 ug/m3 (microgramos por metro c�bico de aire) pueden desencadenar efectos nocivos sobre la salud. El promedio mundial est� muy por encima del m�ximo recomendable: 71 ug/m3.
Ocho de las diez ciudades m�s contaminadas del mundo est�n en el mismo pa�s: India. Las dos restantes est�n en un vecino, Pakist�n.
El ranking lo encabeza Nueva Delhi, capital y ciudad m�s poblada de la naci�n. Segunda a nivel mundial, con 25,7 millones de habitantes, tiene una concentraci�n promedio de part�culas menores a 2,5 micr�metros de 153 ug/m3, 15 veces m�s de lo saludable.
La lista se completa con Patna (149 ug/m3), Gwalior (144 ug/m3), Raipur (134 ug/m3), Karachi (117 ug/m3), Peshawar (111 ug/m3), Rawalpindi (107 ug/m3), Ahmedabad (100 ug/m3), Lucknow (96 ug/m3) y Kanpur (93 ug/m3).
India tiene caracter�sticas muy particulares que pueden explicar que se encuentre en esta situaci�n. Es un pa�s que, en pocas d�cadas, pas� de ser uno de los m�s pobres a uno de los m�s ricos, merced a un vertiginoso proceso de industrializaci�n y expansi�n poblacional.
Este acelerado tr�nsito no estuvo acompa�ado de un desarrollo comparable en las instituciones del Estado, garantes de que las actividades econ�micas y sociales se realicen respetando ciertas normas y est�ndares de calidad, para que no pongan en riesgo la salud de la gente. Un contexto tan ca�tico es muy favorable a la poluci�n.
Las diez ciudades -de al menos un mill�n de habitantes- con menor contaminaci�n en el planeta son todo lo contrario a las anteriores. Se encuentran en pa�ses de instituciones eficientes, en los que la vida social est� mucho m�s regulada y armonizada. No es casual que sus poblaciones se encuentren en el tope mundial del �ndice de Desarrollo Humano.
Primera est� Vancouver, en Canad�, con s�lo 4,3 ug/m3. En segundo y tercer lugar hay dos urbes australianas, Melbourne (4,8 ug/m3) y S�dney (5,2 ug/m3). Luego est�n Ottawa, Canad� (5,7 ug/m3); Nagoya, Jap�n (6 ug/m3); Shizuoka, Jap�n (6 ug/m3); Brisbane, Australia (6,3 ug/m3); Sendai, Jap�n (6,4 ug/m3); Estocolmo, Suecia (6,7 ug/m3); y Oporto, Portugal (6,8 ug/m3).
Causas de la poluci�n en los medios urbanos
Para comprender el origen y el alcance de este fen�meno, Infobae consult� al ingeniero civil ecuatoriano Carlos P�ez P�rez, Master of Science en Ingenier�a de Sistemas Ambientales por la Universidad Clemson, Estados Unidos. "Las ciudades, en t�rminos generales, est�n expuestas a un conjunto de problemas derivados de la acumulaci�n de personas y de sus actividades, basadas principalmente en su alta demanda energ�tica proveniente de combustibles, y la generaci�n de desechos de todo tipo", explica.
"No quiero demonizar a las ciudades ni mucho menos -contin�a-, ya que en realidad constituyen uno de los mejores inventos de la humanidad. Han permitido alojar a miles y millones de personas, con relativa comodidad y acceso a servicios b�sicos y otros requerimientos como informaci�n, esparcimiento o entretenimiento, sin los cuales no nos explicar�amos la vida moderna. Sin embargo, como un efecto no deseado de ese nivel de vida, estamos atentando no solo contra la calidad de los recursos, sino tambi�n contra la sostenibilidad territorial, al urbanizar suelos que tienen otras vocaciones ecol�gicas".
Entre los da�os causados por las principales actividades humanas, hay dos que se destacan: el deterioro del aire y del agua.
"Es lamentablemente com�n la contaminaci�n de los r�os que atraviesan las ciudades, con las descargas de aguas servidas dom�sticas e industriales, que han desvirtuado ese sentido hist�rico de las poblaciones que buscaban sus riveras para asentarse, por las posibilidades de fuente de alimentos, facilidades de aseo y comunicaci�n. Ahora son causa de enfermedades, malos olores y degradaci�n del h�bitat urbano", dice P�ez.
"Este es un fen�meno viejo, que en muchas ciudades de pa�ses ricos ha sido superado, y sus r�os se encuentran regenerados o en proceso de serlo. Pero lamentablemente en nuestra regi�n todav�a es un tema pendiente", agrega.
Un elemento que explica las diferencias entre pa�ses como India o Pakist�n, y Canad� o Australia, es que los �ltimos, m�s desarrollados, desde hace a�os implementan mecanismos para paliar los efectos negativos de la industria y la movilidad urbanas.
"Otro problema recurrente -cuenta el ingeniero- es el de la contaminaci�n del aire provocada por las emisiones desde las chimeneas industriales y, principalmente, desde los escapes de los veh�culos. Aunque es un mal com�n, existen algunas ciudades particularmente vulnerables, debido a su morfolog�a, a su altitud o a la propensi�n a experimentar condiciones meteorol�gicas desfavorables, que limitan la dispersi�n de los contaminantes. M�xico, Santiago, San Pablo, Bogot�, y quiz�s Quito, son aquellas que m�s sufren por estas condiciones espec�ficas".
La desigualdad entre "norte y sur"
"En el caso de la contaminaci�n global, los principales responsables de las emisiones, que son los pa�ses de econom�as m�s grandes, no son precisamente los que m�s sufren sus efectos negativos, porque tienen mayor capacidad de inversi�n para reducir sus vulnerabilidades. En cambio, los pobres, por sus limitaciones econ�micas, son m�s fr�giles y vulnerables frente a las inundaciones o sequ�as, que son expresiones de ese cambio clim�tico. Este es un claro ejemplo de la injusticia ambiental que rige a nivel mundial, y forma parte de la inequidad existente entre el norte y el sur", dice P�ez.
"En una escala local, los procesos de contaminaci�n tienen su origen en las propias actividades que se desarrollan en las jurisdicciones, particularmente el transporte automotor. La diferencia entre ciudades, adem�s de los temas meteorol�gicos y morfol�gicos, se da por la forma en que se expresa. Por ejemplo, cu�n bien organizado es el territorio en cuanto a la distribuci�n de los servicios, que es lo que marca la distancia de los viajes que debe realizar la poblaci�n cotidianamente. Adem�s, qu� tan importante es el transporte colectivo frente al individual, qu� tan limpios o refinados son los combustibles, y qu� tecnolog�a usan los veh�culos", agrega.
Estas diferencias son el resultado del grado de planificaci�n que existe en la administraci�n p�blica. Cuando hay instituciones fuertes y eficientes, se pueden proyectar pol�ticas de largo plazo que vayan m�s all� de la satisfacci�n de las necesidades del presente, y piensen en el futuro. En los pa�ses y ciudades en las que est�n dadas estas condiciones, es habitual que se trabaje en mejorar la calidad del medio ambiente.
La contaminaci�n en Am�rica Latina
La poluci�n es, sin dudas, un problema creciente en los aglomerados urbanos de la regi�n. Si bien est� bastante por debajo de la media mundial, y todos los pa�ses est�n muy lejos de los alarmantes �ndices de India y Pakist�n, s�lo una ciudad tiene un nivel de concentraci�n de part�culas en el ambiente inferior al m�ximo aceptado: Salvador, en Bah�a, Brasil, con 9,2 ug/m3.
Las otras nueve menos contaminadas est�n por encima del l�mite: Cali, Colombia (12,9 ug/m3); Guadalajara, M�xico (13,4 ug/m3); San Jos�, Costa Rica (14,8 ug/m3); Grande Vit�ria, Brasil (16,3 ug/m3); Buenos Aires, Argentina (16,4 ug/m3); Campinas, Brasil (16,8 ug/m3); Curitiba, Brasil (17,1 ug/m3); Montevideo, Uruguay (18 ug/m3); y Quito, Ecuador (18,4 ug/m3).
La colecci�n es bastante variada, porque incluye representantes de pa�ses muy distintos, que pertenecen a subregiones bien diferentes. Tambi�n lo es el ranking de las diez de mayor poluci�n. De hecho, hay tres pa�ses que tienen ciudades en uno y otro extremo: Brasil, M�xico y Colombia.
La que est� en peores condiciones es Cochabamba, Bolivia, con 40,7 ug/m3. Le siguen Lima, Per�, con 37,9 ug/m3; y R�o de Janeiro, Brasil, con 36,4 ug/m3.
Completan Monterrey, M�xico (36,0 ug/m3); Toluca, M�xico (33,3 ug/m3); Guatemala (32,5 ug/m3); Tegucigalpa, Honduras (32,4 ug/m3); Belo Horizonte, Brasil (28,1 ug/m3); Medell�n, Colombia (26,7 ug/m3); y Bogot�, Colombia (26,6 ug/m3).
"A nivel de la regi�n -dice P�ez-, y en lo que a calidad del aire se refiere, los modelos de gesti�n referenciales han sido siempre los de M�xico, San Pablo y Santiago. Pero existen otras experiencias exitosas y yo puedo referir la de Quito, en la que he podido participar como t�cnico, responsable de la gesti�n y ahora incluso en mi calidad de concejal de la ciudad".
La capital de Ecuador implementa desde 2003 sistemas de monitoreo muy eficientes. Eso le permite hacer un seguimiento de c�mo evolucionan los niveles de contaminaci�n.
"Quito tiene un sistema de inspecci�n y mantenimiento vehicular, anual para los de uso particular, y semestral para los de uso p�blico y comercial, que obliga a controlar sus emisiones y mantener afinados los autom�viles para que cumplan los est�ndares ambientales. Esta es una medida muy importante, porque ataca a la principal fuente de emisi�n y posibilita que, al menos los automotores muy contaminantes, salgan de circulaci�n. Estos programas son absolutamente recomendables, pero lamentablemente son pocas las ciudades que los han adoptado, debido al costo pol�tico que tiene frente a sociedades autocentristas, que ven con malos ojos cualquier control", dice el t�cnico ecuatoriano.
"Lo otro trascendental es la apuesta por los modos colectivos y no motorizados de transporte, por sobre el imperio del auto particular. Son medidas estructurales, que requieren una debida planificaci�n, un alto grado de conciencia ciudadana para apoyarlas y tambi�n un claro liderazgo pol�tico de las autoridades, que son las variables de una ecuaci�n que no siempre est�n disponibles", concluye.
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