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El mítico y sanguinario musulmán que inspira las masacres del Estado Islámico

21/11/2015 - 16:59:12
Infobae.- La bibliograf�a lo ubica como el primer fundamentalista isl�mico moderno y ser la g�nesis atroz del Estado Isl�mico, el grupo que el viernes 13 de noviembre asesin� a 132 personas en una serie de atentados en Par�s. Se trata de Muhammad ibd Abd Al-Wahhab, fundador del sangriento "wahabismo" una rama radical del Islam que comenz� su expansi�n en el siglo XIX en Arabia Saudita.

Al-Wahhab bas� su "�xito" en la alianza tejida con una poderosa dinast�a �rabe comandada por Muhammad Abd Saud, cuya familia le dar�a hasta hoy el nombre a su pa�s. Su acuerdo fue ideal para el momento que viv�a ese territorio. Juntos sembraron terror entre las tribus beduinas y ten�an como objetivo la lucha contra los otomanos, a quienes consideraban no-musulmanes. El desaf�o al Imperio fue su mejor motor para crecer en "la pureza" del Islam.

Este sunita naci� en 1703. Sus radicalizadas ense�anzas sobre la religi�n fueron causa suficiente para que fuera expulsado de su pueblo en 1740. Fue a partir de entonces que encontr� refugio en las manos de Muhammad Abd Saud, quien encontr� en �l algo nuevo y revolucionario que le servir�a para conformar su poder territorial.

Esa "pureza" fue la que los llev� a condenar de manera radical todas las ense�anzas introducidas al Islam a partir del siglo X. Pero adem�s conforma la base intelectual del actual fundamentalismo seguido por Al-Qaeda y los terroristas del Estado Isl�mico. Esas ense�anzas son todav�a las que adopta la mayor�a de los saud�es. Todos sunitas, como Al-Wahhab.

Pero para entender el wahhabismo y sus derivaciones re�idas con la civilizaci�n, debe tenerse en cuenta un factor clave para el Islam: no s�lo la lectura del Cor�n, sino las ense�anzas que emergen de la Sunna, la tradici�n, la biograf�a y las ense�anazas de Mahoma. La Sunna est� compuesta por los textos Sira y Hadith.

Es la Sunna la compilaci�n de las ense�anzas y las palabras del profeta. Y lo que hizo renacer Al-Wahhab mientras luchaba contra el Imperio Otomano, a quienes consideraba infieles. Uno de los principios que hizo extender por todo Arabia fue el de la doctrina del takfir, aquella por la cual ten�an el poder de condenar a aquellos musulmanes que seg�n ellos no cumpl�an con los mandatos del Islam.

Entre los mandatos que despreciaban estos sunitas wahhabistas figuraban el tributo a los santos, las peregrinaciones a tumbas y mezquitas, las promesas, el culto a los �rboles, la colocaci�n de l�pidas en el �ltimo destino de los muertos y dem�s objetos de adoraci�n. Todas pr�cticas inaceptables para este movimiento extremista, a cuyos actores se les deber�a aplicar la sharia, la ley fundamental del Islam.

Los enunciados de Al-Wahhab incluso censuraban las manifestaciones de amor, que deber�an estar restringidas s�lo a Al�. S�lo permit�a que se tuviera lealtad a un l�der musulm�n. Uno de sus escritos, rese�a: "Aquellos que no concuerden con estas visiones deber�n ser asesinados, sus mujeres e hijas violadas y sus posesiones confiscadas", tal como cita Stephen Schwartz en su libro "Las dos caras del Islam: el fundamentalismo saud� y su rol en el terrorismo". A lo largo de sus a�os como aliado de la familia Saud, fueron muchos quienes no comulgaron con sus visiones y enfrentaron esa suerte.

Chi�tas, sufistas, y otras denominaciones de los musulmanes son ap�statas seg�n Al-Wahhab y merecen su expulsi�n. Su m�todo era similar al utilizado hoy por el Estado Isl�mico: lugar al que llegaba, lugar que deb�a subyugarse a sus reglas. Pero no por convencimiento, sino por terror. Aplicaban la yihad a todos aquellos a los que antes no pod�an conquistar. Era ley. Y deb�a cumplirse.

Fue as� tambi�n como tanto Al-Wahhab como Saud fueron consiguiendo m�s y m�s apoyos de extremistas que estaban dispuestos a inmolar su vida. Una vez m�s una idea que congrega con los terroristas del ISIS: el m�rtir que logra el para�so por medio de sumuerte y la de los infieles.

La "Alianza" perdur� m�s all� de la muerte de Al-Wahhab. El terror tambi�n. Hacia 1790, dos a�os antes del deceso del l�der radical, ambos controlaban una extensa superficie territorial en Medio Oriente: la pen�nsula �rabe, Siria e Iraq, seg�n consigna en su libro "Resistencia: la esencia de la Revoluci�n Isl�mica", Alastair Crooke.

Las conquistas fueron cruentas y recuerdan las atrocidades que cometer�an dos siglos despu�s los terroristas del Estado Isl�mico. En 1801 Abd Saud irrumpi� en la ciudad irak� de Karbala, donde masacr� a cientos de chiitas, incluyendo mujeres y ni�os. Luego de saquear los lugares sagrados, los destruy�. Las escenas se repet�an en otras ciudades donde chiitas viv�an tranquilamente con sus propias reglas.

Al-Wahhab ya hab�a muerto, pero sus seguidores continuaban su macabra obra. En Karbala Abd Saud escribir�a sobre la matanza: "Tomamos (la ciudad) y matamos y capturamos a su gente como esclavos. Alabado sea Al�, Se�or del Universo. No nos disculpamos por eso y decimos: los incr�dulos recibir�n el mismo trato". En 1803 las dram�ticas escenas se repetir�an en la ciudad sagrada de la Meca y caer�a en manos de los fan�ticos de Al-Wahhab. Decenas de mezquitas chiitas fueron destruidas. Lo mismo ocurrir�a en Medina.

En 1812, seg�n relata Crooke, el Imperio Otomano comenz� a inquietarse, preocupado por el avance del nuevo estado que le robaba largas extensiones de tierra a diario. Fue ese a�o en el que los expulsaron de Medina, La Meca y Yeda. El retroceso durar�a varios a�os. Y la dinast�a Saud ver�a desvanecerse su inminente reino en 1818. Los fan�ticos del wahabismo se refugiaron en el desierto.

Con la ca�da del Imperio Otomano un siglo despu�s, la dinast�a Saud reagrupar�a a las tribus beduinas bajo los preceptos del esp�ritu de Al-Wahhab. Cre� as� la milicia Ikhwan Saud�. Fue "el renacimiento" de las fuerzas de su antiguo maestro con las que reconquistar�an La Meca, Medina y Yeda entre 1914 y 1926. Era tambi�n la vuelta de la familia Saud y su reino.

Seg�n explica Crooke, los Saud buscaban una nueva era, de la mano de una renovada "diplomacia" que los acercara a los pa�ses desarrollados y que les permitiera desarrollar el pa�s �los pozos de petr�leo estaban siendo descubiertos- y perpetuarlos en el poder. Fue as� como el wahabismo debi� pasar de ser un "movimiento revolucionario yihadista y de purificaci�n a un movimiento social, conservador y teol�gico" bajo el yugo de la familia Saud y su rey.

Las ra�ces del Estado Isl�mico -sunita, ejecutor de la sharia y genocida de minor�as- parecen remontarse a la barbarie de Al-Wahhab. S�lo lo diferencia su lejan�a en el tiempo y su desprecio por Arabia Saudita.

http://www.infobae.com/2015/11/21/1771265-el-mitico-y-sanguinario-musulman-que-inspira-las-masacres-del-estado-islamico

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