Lunes 20 de mayo 2024

Obras del teleférico afectan al cementerio La Llamita

PÁGINA SIETE.- Desde la puerta, tras una cortina de árboles añejos, se distingue una basta ciudadela de pequeñas casitas de colores. En dos lomas, acomodadas una sobre otra, apenas dejan resquicios para el viento que arrastra silbidos similares a un lamento.


  • 23-10-2016
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P�GINA SIETE.- Desde la puerta, tras una cortina de �rboles a�ejos, se distingue una basta ciudadela de peque�as casitas de colores. En dos lomas, acomodadas una sobre otra, apenas dejan resquicios para el viento que arrastra silbidos similares a un lamento. En este mundo de almas en los extramuros de La Paz, a cada paso un profundo suspiro atraviesa el o�do y recorre la espalda erizando la piel. Por la cercan�a de Todos Santos, varias familias se dan cita en el cementerio clandestino La Llamita, colindante a las obras de la l�nea Naranja del telef�rico en la Perif�rica. Hasta la semana pasada, los tractores que remueven la tierra para la construcci�n de una de las estaciones pasaban casi por encima de las tumbas. "Han avanzado harto en las obras del telef�rico, pero no nos han dicho si van a entrar o no al cementerio. Pareciera que s� porque ya est�n sobre las tumbas del borde�, se�ala don Tom�s Pacheco mientras ba�a de barniz los ladrillos del nicho de su hijo. La tumba que cuida con esmero est� sobre una peque�a loma desde la que los trabajos para la nueva estaci�n se ven a�n distantes. Sin embargo, en la parte inferior del camposanto ha empezado la excavaci�n para la que ser� una de las torres. "Dicen que va a ser para la torre; pero por ah� se les ocurre que sea una de las entradas a la estaci�n�, conjetura Pacheco viendo bajo la loma. Como �l, otros dolientes se�alan que si las obras avanzan un poco m�s ser� mejor trasladar los restos de sus familiares. "Si van a entrar yo quisiera llevarme a mi hijo. Mi pap� estaba enterrado en Alto Lima y por obras en el lugar me han dicho que me lo saque y me lo he llevado, pero aqu� no dicen nada�, comenta don Tom�s. Por el abandono de los nichos que est�n m�s cerca las obras se puede ver que no tendr�n quien los recoja. Tres de ellos ya casi fueron cubiertos por la tierra que removi� la maquinaria pesada. Hasta el anterior fin de semana los trabajos avanzaban sin un cerco que separe la futura estaci�n del cementerio. P�gina Siete trat� de contactarse con el gerente de Mi Telef�rico, C�sar Dockweiler, pero no fue posible ya que �l viaj� a Quito para presentar una ponencia en el encuentro Habitad III. Sin embargo, Gregorio Huanca, presidente de la zona Alto Agua de la Vida, -a la que pertenece el camposanto- asegur� que las tumbas no ser�n retiradas. "Hemos hablado con el telef�rico. A un principio hab�a la intenci�n de ceder espacio para la estaci�n y el ingreso, pero despu�s de hablar con los vecinos hemos visto que no ser�a bueno. Por lo que se ha quedado que no van a invadir el camposanto�, asegur� Huanca. Explic� que los da�os en las tumbas lim�trofes a las obras se deben a la tierra removida en el lugar, pero recalc� que son leves. Confirm� que en la parte baja del cementerio -casi sobre la avenida- se instalar� una torre que tampoco afectar� el lugar. El martes ya hab�a un cerco de calaminas en el �rea de trabajo. Una necr�polis de d�cadas "Q.E.P.D. 03 de abril de 1974�, se lee en letras pintadas a mano alzada en una de las tumbas. Ya s�lo es legible la inscripci�n de la fecha. Su peque�o portal est� quemado y hay a su alrededor restos de velas rojas y negras, con retazos de ropa y cabellos. Muchos de los nichos cercanos a la puerta de La Llamita tienen el mismo aspecto. Los vecinos coinciden en que las tumbas llevan d�cadas en el lugar. Gregorio Huanca lleg� a la zona Perif�rica a principios de los 80 y asegura que la necr�polis ya estaba all�. "Esas veces ten�a un cuidador al que los familiares de los difuntos le pagaban�. "Como est� vac�o y se puede entrar de noche, vienen todo tipo de personas. Parece que algunos hacen amarres y rituales de brujer�a. Otros tambi�n son borrachos o cleferitos que duermen dentro. Como hace fr�o prenden fuego y, claro, queman los nichos�, comenta el propietario de una tienda frente al cementerio. El dirigente vecinal, Huanca, explica que hace un tiempo trataron de encadenar la puerta. "Pero la rompieron... no se puede controlar�, lamenta. Como en el d�a, por la noche las puertas se mantienen abiertas. Todo el que las traspasa es consumido por la oscuridad en la que -dicen- las almas se levantan para penar. "De noche ya andan las almas�, dice la vendedora de flores Felipa Yucra. Mientras que don Marco, uno de los obreros de los nichos, se�ala que �l nunca vio ni oy� nada que no fuera de este mundo. "Les rezo por eso no me aparecen�, asevera. Dentro de La Llamita se oyen pasos. En el o�do, se siente aquel suspiro profundo, que rebolotea en la nuca y aprisiona el pecho.


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