¿Puede la ciencia explicar el misterio de la estrella de Belén?
24/12/2016 - 10:31:46
BBC.- �Qu� fue la estrella de Bel�n? �Hubo alg�n tipo de evento muy raro en el cielo alrededor de la �poca del nacimiento de Jes�s - sobrenatural o milagroso-, o alguna clase de fen�meno natural que puede ser explicado cient�ficamente?
No tenemos mucho en qu� basarnos, apenas 12 versos de la apertura del Evangelio de Mateo, as� que nadie sabe a ciencia cierta qu� fue. Pero podemos hacer algunas conjeturas fundamentadas.
Si fue un acontecimiento astron�mico, debi� haber sido algo extraordinario.
�Pero una estrella? Por lo general, las estrellas son ordenadas y predecibles; despu�s de todo, es por eso que las podemos utilizar para fijar nuestros calendarios y guiar a nuestros barcos.
Las supernovas son espectaculares; algunas incluso se puede ver de d�a.
Pero no aparecen muy a menudo: la �ltima que se observ� a simple vista en nuestra galaxia fue en 1604. (Otra se pudo ver en la galaxia vecina m�s cercana, la Gran Nube de Magallanes, en 1987).
Sin embargo, los astr�nomos antiguos como los chinos registraban muy cuidadosamente estos eventos y no tienen ning�n registro de una supernova en la �poca en que naci� Jes�s.
Por otra parte, los remanentes de supernova son radiofuentes tan prominentes que nos pueden indicar cu�nto tiempo hace desde que el evento tuvo lugar. No hay tales restos visibles de hace 2.000 a�os.
La astronom�a puede pr�cticamente descartar que la estrella de Bel�n haya sido una supernova.
Los cometas son espectaculares, y la mayor�a vienen en momentos impredecibles. Los cometas previsibles, tales como el cometa Halley son famosos precisamente por ser tan inusuales.
No podemos descartar que haya sido un brillante cometa que lleg� en el momento justo, hace 2.000 a�os.
Pero en los tiempos antiguos los cometas eran universalmente interpretados como signos de la fatalidad, no de un acontecimiento alegre como el nacimiento de un rey o mes�as.
Hoy en d�a la mayor�a de las explicaciones cient�ficas buscan acercamientos inusualmente cercanos de planetas brillantes, llamadas "conjunciones".
Por ejemplo, el astr�nomo del siglo XVII Johannes Kepler utiliz� su nueva teor�a de las �rbitas planetarias el�pticas para calcular que hubo una serie particularmente interesante de conjunciones de J�piter y Saturno en el a�o 7 a.C.
Hoy en d�a, cualquiera puede seleccionar una fecha -por ejemplo, 25 de diciembre de 1 a.C.- y conectarse a una aplicaci�n de software planetario para ver donde estaban en ese momento los planetas.
Por supuesto que en realidad nadie sabe la fecha exacta del nacimiento de Jes�s.
Y, en cualquier caso, los historiadores ahora saben que cuando Dionisio el Exiguo comenz� en el a�o 525 la tradici�n de contar a�os desde el nacimiento de Cristo, hizo las cuentas ligeramente mal.
As� que el truco es tratar de encontrar...
algo que sucedi� cuando el rey Herodes estaba vivo,
y probablemente en primavera, cuando los pastores tienden a pasar m�s noches en la intemperie cuidando sus reba�os;
algo que indicar�a el nacimiento de un rey;
algo que indica Judea como la ubicaci�n de este nacimiento;
y, por �ltimo, algo consistente con el aparente hecho de que s�lo los astr�logos sab�an de este evento.
Una teor�a moderna elegante que me gusta especialmente proviene de un libro escrito por el astr�nomo Michael Molnar, "Estrella de Bel�n: El legado de los magos".
�l se remite a una conocida alineaci�n astrol�gica de planetas y el Sol que ocurri� cuando naci� el emperador Augusto, quien reclamaba el celestial evento como evidencia de que estaba destinado a llevar la corona, argumentando que un alineamiento de planetas como ese era el signo de la realeza.
La clave para la alineaci�n fue que los planetas se levantaran con el Sol, lo que se conoce como "orto hel�aco".
Y puesto que nadie en realidad ser�a capaz de ver los planetas, eclipsados por la luz del Sol, solamente un astr�logo que calculara las posiciones planetarias sabr�a cu�ndo ocurri� algo as�.
Molnar s�lo encontr� una agrupaci�n de planetas con estas caracter�sticas en la constelaci�n de Aries (que se asociaba con Judea) a finales de marzo del a�o 6 a.C., y de nuevo en abril.
Y ese es el a�o que los historiadores han identificado como el m�s probable del nacimiento de Jes�s, nos dice.
Suena bastante convincente. Todo encaja bien.
De hecho, es sorprendente darse cuenta de que tal evento realmente ocurri� en el cielo por el tiempo en que Jes�s pudo haber nacido. Si tienes un programa planetario, lo puedes ver por ti mismo.
Si buscas "explicaci�n de la estrella de Bel�n" en internet encontrar�s m�s de 40.000 sitios proclamando que tienen la �nica y verdadera explicaci�n de la estrella.
Y cada uno da argumentos vigorosos en contra de todas las otras teor�as que, evidentemente, son incorrectas.
Nadie sabe lo suficiente como para argumentar de forma convincente cu�l de estas teor�as proporcionar�a la mejor explicaci�n cient�fica de la estrella.
La astronom�a nos falla, no por no tener respuesta, sino por tener demasiadas conclusiones posibles.
Por otra parte, qui�n sabe, la estrella podr�a haber sido un evento puramente milagroso.
O una historia de Mateo pudo haber sido inventada por �l para realzar el reino del Mes�as. En nuestra apasionada b�squeda de una explicaci�n para la estrella, no podemos perder de vista ad�nde pretend�a guiarnos.
Su naturaleza exacta no es ni lo m�s importante ni lo m�s interesante de la historia.
En el Observatorio del Vaticano, nuestro trabajo es el mismo que cualquier otro observatorio astron�mico.
Tomamos nuevos datos acerca de las cosas en el espacio y tratamos de idear explicaciones de la manera en la que se comportan.
Sin embargo, estamos interesados en la estrella de Bel�n por la misma raz�n que todos los dem�s: es un misterio divertido, un lugar donde la ciencia y la esperanza se cruzan.
En realidad, para m� la parte m�s sorprendente de la historia de los Reyes Magos no es que predijeron el nacimiento de un rey usando las posiciones de los planetas; cualquier adivino podr�a haber hecho ese tipo de c�lculo.
Tampoco es que dejaron sus hogares y viajaron muy lejos para averiguar si estaban en lo cierto; los astr�nomos hacemos eso todo el tiempo.
Para m�, lo sorprendente es que fueron capaces y estuvieron dispuestos a reconocer el rey que estaban buscando en el ni�o que encontraron en un pesebre.