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Parecía una historia de amor, hasta que su esposo mató a sus dos hijas




14/08/2017 - 10:01:41
El Tiempo.- Le pregunt� si pod�amos vernos, respondi� que no ten�a claro en qu� ciudad estar�a al d�a siguiente. Al final, despu�s de varios d�as intentando concretar una entrevista, precis�: �Ma�ana, en Bucaramanga�. Eso era todo. Ten�a un d�a, una ciudad. Nada m�s. Ni hora ni lugar. Comenzaba a hacerse tarde. Insist�. Tampoco hubo respuesta. Fue as� como termin� por comprar un tiquete al mediod�a del d�a siguiente con regreso a Bogot� a las ocho de la noche. Al bajarme del avi�n, por fin respondi� a mi llamada: �Ve�monos en el restaurante Cinnamon, en el centro comercial Cacique en media hora�.

La esper� unos veinte minutos y la vi llegar arreglada, con paquetes en las manos. Me sorprendi� su elocuencia, su normalidad. Una persona que ha pasado por un trauma como el suyo bien podr�a estar postrada en una cama o internada. Su tel�fono no paraba de sonar. Es una mujer r�pida, sabe en d�nde est� ese papel de la Dian y cu�ntas volquetas hay disponibles, menciona las primas que deben pagar antes de despedirse. �Disc�lpame�, dice. �Es que yo trabajo en una constructora. Necesito mantener la m�quina ocupada todo el tiempo para no volverme loca�.

El pr�ncipe camuflado

Se conocieron hace casi treinta a�os siendo estudiantes del Externado de Bogot�. �l la sorprendi� con la galanter�a y sofisticaci�n de un hombre educado, con todas las credenciales para ser un pr�ncipe azul: �Su modo de ser contrastaba para m� con el del hombre coste�o (ella ven�a de Santa Marta), pues Ricardo Enrique era de llevarle a uno flores y ofrecer su chaqueta si uno ten�a fr�o�.

Al graduarse, Luz Stella ganaba dos millones mensuales, reci�n egresada. No quer�a casarse, quer�a trabajar. Decidieron esperar un a�o antes de ponerle fecha al matrimonio.

Pero meses despu�s �l comenz� a presionar para definir el compromiso. El acuerdo era que despu�s de casarse se ir�an a Puerto Salgar, la poblaci�n a orillas del r�o Magdalena, a trabajar en la panader�a de la familia de �l y, con los a�os, montar�an su propio negocio.

Finalmente, hace 22 a�os se casaron. Hoy en d�a, Luz Stella piensa que el haber sido una ni�a de colegio de monjas, con las relaciones de pareja como tab�, precipit� su matrimonio: �Mi mam� sol�a decir que no vayan a decir que la hija de Lucho Forero est� m�s besada que anillo de obispo, ni m�s tocada que el himno nacional. Ten�amos un compromiso y al fin y al cabo hab�a que cumplirlo�.

El comienzo del fin

Desde un principio fue un pap� amoroso: le cambiaba el pa�al a Natalia, su primera hija, la ba�aba. Cuando era beb�, se levantaba en la noche para que su mujer le diera pecho a la ni�a. Y as� fue con Sof�a, la segunda. Con un pr�stamo montaron su propio negocio. A Luz Stella comenz� a irle cada vez mejor. Le dieron un contrato para darle comida a tres mil personas, luego otro para ense�ar etiqueta y protocolo en una instituci�n educativa. Hac�a tablas de quesos, postres, prestaba servicio de "catering", alquiler de meseros, produc�a eventos para la base a�rea, para matrimonios y fiestas empresariales: �Nuestro negocio se volvi� el �fif� del Magdalena

Nos iba espectacular

Tan espectacular que abrieron un nuevo local al que llamaron Salerno, como el puerto italiano, pero sobre todo, como el cl�sico restaurante bogotano donde pasaron tantas veladas de novios: �Para m�, eso fue el comienzo del fin. Con el nuevo negocio llegaron cada vez m�s mujeres. Y si bien est�bamos viviendo una �poca dorada, carro, casa, viajes; Ricardo se hab�a vuelto distante�, recuerda.

Entonces tuvo noticia de la primera infidelidad. La chica hac�a turnos los fines de semana en la panader�a. Cuando Luz Stella los descubri�, la reacci�n de Ricardo fue decirle que si ella lo dejaba, �l se mataba. Asistieron a terapia de pareja. Funcion� por un tiempo, pero poco despu�s ella descubri� otra relaci�n de su marido.

Entre el 2003 y el 2007 el adulterio se volvi� una constante: �La promiscuidad de Ricardo era tanta que mis controles de citolog�a siempre sal�an mal�. Adem�s, como �l sab�a, ella ten�a dinero m�s que suficiente para vivir bien sin necesitarlo. No se separaron porque �l quiso mantener cercan�a con sus hijas y ellas con �l, especialmente Sof�a, pues Natalia, la mayor, terminar�a por darse cuenta de las infidelidades y malos tratos que daba a su madre hacia el final de la relaci�n.

Algunas noches Ricardo Enrique se col� en su habitaci�n e intent� violarla, consigui�ndolo en tres ocasiones

Durante el �ltimo a�o de convivencia, la situaci�n de Luz Stella se fue volviendo desesperada. Acordaron que seguir�a viviendo en la casa, mientras respetara las reglas de mantener cuartos separados. Pero algunas noches Ricardo Enrique se col� en su habitaci�n e intent� violarla, consigui�ndolo en tres ocasiones. Luz Stella acudi� a la comisar�a de familia buscando protecci�n, sin resultado. Ricardo se negaba a dejar la casa y Sof�a, la menor de sus hijas, se negaba a irse, pues no quer�a abandonar a su pap�: �Ahora pienso que hay errores que sin duda comet�. �l me hizo unos morados en una de sus agresiones y me dijeron que deb�a ir a Medicina Legal para denunciarlos, pero como el doctor era pap� de una compa�erita de mi hija, del colegio, no fui capaz. Me dio verg�enza�.

En los �ltimos meses de convivencia, Luz Stella dorm�a en la mitad entre sus dos hijas con una cruceta en su mesita de noche. El deterioro de la relaci�n estaba tocando fondo. Sin embargo, ni por un minuto lleg� a imaginar el tr�gico desenlace. Al final, se trataba del hombre que jam�s hab�a agredido a una de sus hijas, y que hasta el �ltimo a�o de relaci�n hab�a sido siempre correcto y cari�oso con ella.

Una tragedia inesperada

Durante las tres horas de nuestra conversaci�n, mientras de la cazuela pasamos al caf�, de ah� al postre, y luego a otro caf�, no dej� de preguntarle con insistencia si en los primeros 21 a�os de matrimonio no hubo aunque fuera una m�nima se�al de violencia por parte de Ricardo. Luz Stella fue enf�tica en que nunca la hubo, ni hacia ella ni mucho menos hacia alguna de sus hijas. Piensa que su naturaleza emprendedora la llev� a buscar nuevos negocios que hac�an su cuenta bancaria cada vez m�s robusta, mientras �l permanec�a en una zona de confort que fue abriendo una zanja cada vez m�s profunda entre ellos.

La mujer ambiciosa, la que acostumbra ponerse metas y alcanzarlas, era tambi�n una madre que hac�a largos viajes por carretera, que trabaja fines de semana, y sal�a de casa temprano para volver tarde. Ricardo, entretanto, atend�a la panader�a, le�a la prensa, se ocupaba de sus hijas y mimaba a la peque�a Sof�a. A ella la acompa�aba a montar en bicicleta, y la dejaba jugar videojuegos hasta tarde. Por su parte, Luz Stella trabajaba con la idea de comprar un apartamento en Bogot�, a donde pensaba mandar a estudiar a Natalia tan pronto terminara el bachillerato.

La noche anterior a los hechos, Luz Stella hab�a tenido una celebraci�n familiar. Por petici�n de ella, la invitaci�n lleg� dirigida solo a su nombre. Ricardo recogi� a su mujer en la fiesta, visiblemente contrariado. Quer�a saberlo todo. Que quienes estaban, que por qu� no lo hab�an invitado, que si hab�a llevado un parejo. Como las respuestas que ella le daba no lo satisfac�an, ya en la casa continu� el interrogatorio, a los gritos, echando a volar los �lbumes familiares. Sof�a le susurr� a su madre al o�do: �Ma�ana me voy contigo�. Hoy Luz Stella recuerda que en ese momento sinti� un profundo alivio: �Pens�, se acab�. Ma�ana nos vamos a rehacer nuestras vidas�.

El 21 de junio del 2011, primer d�a de vacaciones de las ni�as, Gonz�lez le contest� a cuchillo a su mujer cuando ella le inform� que se iba con sus hijas

La ma�ana siguiente, el 21 de junio del 2011, primer d�a de vacaciones de las ni�as, Gonz�lez le contest� a cuchillo a su mujer cuando ella le inform� que se iba con sus hijas. En un intento de rescate, las menores intervinieron. Sof�a, de 10 a�os, fue la primera en morir con una perforaci�n del coraz�n. Natalia, de 15, con una hemorragia interna alcanz� a salir con su mam� en busca de ayuda, pero lleg� al hospital sin signos vitales. Luz Stella sufri� una perforaci�n de pulm�n. Dos cirug�as le fueron practicadas. Las pu�aladas le dejaron los ligamentos de la espalda rotos. Desde entonces perdi� sensibilidad en el costado izquierdo del dorso, y perdi� movilidad del dedo pulgar.

Cuando ella abandon� la casa con Natalia para buscar ayuda, Ricardo se encerr� adentro. La Polic�a tuvo que romper una ventana para acceder a la vivienda. Lo encontr� postrado despu�s de autoagredirse. Los agentes lo dieron por muerto. Fue la Dij�n la que constat� que Gonz�lez Tovar segu�a con vida. Le aplicaron torniquetes con s�banas y cinturones para frenar la hemorragia. De ah� fue trasladado a una cl�nica, mientras lanzaba patadas y gritaba que lo dejaran morir. Ya desde entonces, la defensa alega demencia temporal para buscar trasladarlo a una cl�nica psiqui�trica y no a la c�rcel Modelo, donde cumpli� seis de los 45 a�os a los que fue sentenciado. Hoy en d�a, a�n permanece en la cl�nica La Paz, donde fue trasladado una vez obtuvo la boleta de salida.

El lastre de la ley

�Tengo que dormir acompa�ada. Estoy so�ando mucho. Estoy medicada, vivo asustada, hoy en d�a soy yo quien tiene que pagar casa por c�rcel, pues el asesino de mis hijas, que intent� acribillarme, est� en libertad, mientras yo no tengo quien me defienda�.

A Ricardo le dieron libertad provisional por cuenta de la Ley 1786 de descongesti�n judicial, a pesar de que seg�n la Corte Suprema de Justicia este no es un beneficio aplicable cuando ya se tiene una sentencia. En ocho d�as, por error, fue liberado alguien a quien en m�s de dos a�os no han podido darle una confirmaci�n o revocatoria de su pena. Luz Stella se pregunta c�mo es que estas equivocaciones no son sancionadas: �En teor�a, el fallo de segunda instancia ten�a que darse en 20 d�as. Vamos para dos a�os y no hay un veredicto. �No deber�a aplicarse una sanci�n a los jueces en estos casos?�, pregunta.

El pasado 11 de agosto, un juez de La Dorada neg� la revocatoria de libertad provisional de Ricardo. Seg�n el fallo, acogiendo la Ley 1786, no se puede privar de su libertad indefinidamente a una persona que a�n no cuenta con sentencia ejecutoriada. El victimario seguir� en libertad mientras el Tribunal Superior de Manizales no defina si confirma la sentencia de 45 a�os de c�rcel para que vuelva a ser capturado, o la revoca.

Su tel�fono ha vuelto a sonar con insistencia. Ahora Luz Stella habla de cemento, de quincenas, de combustible. La veo agotarse, buscando la fatiga para huir de los recuerdos, de sus hijas que, como me dijo hace un rato, hasta hace un tiempo se le segu�an apareciendo: �Es dif�cil descansar sabiendo que �l est� libre �me dice a manera de despedida�, pero cuando me faltan las fuerzas, pienso en mis hijas y sigo adelante, lo hago solo por ellas, en honor a su memoria�.

Internado en un cl�nica

A pesar de que el 27 de julio el Tribunal Superior de Manizales revoc� la libertad que le hab�an concedido a Ricardo Enrique Gonz�lez, lo cierto es que a�n permanece internado en la cl�nica psiqui�trica Nuestra Se�ora de la Paz, en Bogot�. Fuentes afirman que tiene custodia de polic�as, pero su situaci�n jur�dica no es clara, ya que el viernes un juez orden� de nuevo su libertad condicional.

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