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Islandia aplicó una fórmula para terminar con el consumo de drogas que asombra al mundo




14/10/2017 - 13:21:38
Infobae.- Si no fuera porque est� tan al norte que el fr�o puede resultar extremo en invierno, Islandia podr�a parecer una isla paradis�aca. Un PIB per c�pita de 52.500 d�lares al a�o (18� a nivel mundial) y un �ndice de Desarrollo Humano de 0.921 (9� mundial) lo convierten en un pa�s muy desarrollado. Pero adem�s es el segundo m�s igualitario del planeta, con un Gini de apenas 0.24.

Sin embargo, hace menos de 20 a�os, las calles de Reikiavik, su capital, se parec�an muy poco a un para�so. Especialmente por las noches, cuando grupos de adolescentes ebrios, drogados y siempre predispuestos a pelear y a causar destrozos copaban las esquinas y las plazas. Eran la expresi�n m�s visible de un grave problema que atravesaba a toda la sociedad: la epidemia de adicciones entre los j�venes.

Las autoridades pol�ticas hab�an probado con todo tipo de campa�as educativas y de concientizaci�n, que alertaban sobre los riesgos de las drogas, pero ninguna daba resultado. A�o a a�o crec�a el n�mero de adolescentes consumidores. Hasta que hubo un cambio radical de abordaje. Reconociendo que no entend�an nada sobre el fen�meno, decidieron estudiarlo desde cero. As�, articulando las investigaciones acad�micas con las pol�ticas p�blicas como nunca se hab�a hecho, lograron resultados incre�bles.
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En 1998, el 42% de los j�venes de entre 15 y 16 a�os reconoc�a haberse emborrachado en el �ltimo mes. La proporci�n se derrumb� hasta apenas 5% en 2016. Algo similar ocurri� con el consumo de tabaco. Al comienzo del per�odo, el 23% admit�a fumar todos los d�as. Al final, pas� a ser s�lo un 3 por ciento. Con la marihuana el descenso no fue tan brusco, pero fue igualmente significativo. Entre 1998 y 2016 cay� de 17 a 7% la proporci�n de adolescentes que consumieron al menos una vez en el a�o.

Familia y deporte, las claves

Islandia empez� a cambiar la historia al reconocer su propia ignorancia para encarar el problema de las adicciones �la misma que se ve en todos los pa�ses del mundo�. El paso siguiente fue hacer un estudio muy detallado sobre la juventud. Para ello organizaron un censo a nivel nacional. Los alumnos de todas las escuelas secundarias del pa�s debieron responder un largo cuestionario an�nimo en el que se les preguntaba por sus h�bitos, sus intereses y, por supuesto, sus pautas de consumo.

Investigadores de distintas disciplinas estudiaron detenidamente los resultados en busca de patrones y de curiosidades. As� se dieron cuenta de que hab�a algunas cosas que diferenciaban a los que consum�an distintos tipos de sustancias de los que no. Por ejemplo, los que pasaban m�s tiempo con sus familias, participaban de actividades deportivas y sal�an poco por la noche, eran los que ten�an las proporciones m�s bajas. En cambio, los que ve�an poco a sus padres, ten�an una vida m�s sedentaria y sal�an asiduamente, mostraban los porcentajes m�s altos.

Con estos datos en la mano, las autoridades y los acad�micos dise�aron un plan de intervenci�n que se propuso tres objetivos bien definidos: incrementar el tiempo que los adolescentes comparten con su familia, aumentar la participaci�n semanal en actividades extracurriculares organizadas �principalmente deporte, pero tambi�n m�sica y danza, entre otras alternativas� y posponer al menos hasta los 18 a�os el consumo de alcohol.

"Uno de los factores fundamentales es el involucramiento parental. Hace ya casi 30 a�os que desarrollamos una organizaci�n nacional de padres llamada Casa y Escuela. Es un paraguas que agrupa a todas las organizaciones de padres que hay en el pa�s, una por colegio. Esto nos permite llegar f�cilmente a todos los estudiantes y a los padres. Alentamos a las familias a ponerse de acuerdo en ciertos asuntos, como que no haya fiestas no supervisadas y no darles alcohol a los adolescentes", explic� a Infobae Gudberg K. Jonsson, investigador del Laboratorio de Comportamiento Humano de la Universidad de Islandia. Es una de las personas que m�s sabe sobre este proyecto.

Lo que empez� como un conjunto de iniciativas m�s o menos inorg�nicas se termin� transformando en un programa unificado de alcance nacional, Juventud en Islandia. Si tuvo tanto �xito es porque va justo a la ra�z com�n de muchos de los problemas que tienen las sociedades posmodernas: el debilitamiento de los lazos sociales. La laxitud que caracteriza a las relaciones y a las regulaciones en el siglo XXI explica uno de los mayores avances que tiene esta �poca en relaci�n a cualquier per�odo previo, el aumento de la libertad y de la autonom�a individual. Pero este fen�meno tiene un lado B, que es el aumento de la soledad y de la sensaci�n de incertidumbre sobre el sentido de la vida, que afecta particularmente a los j�venes.

Sin redes de contenci�n que los hagan sentir importantes, los ayuden a encontrar un rumbo y a superar los momentos dif�ciles que tiene la vida, crece la probabilidad de que empiecen a desarrollar conductas autodestructivas. Tanto cuando las personas se sienten completamente vac�as, como cuando est�n en el estado opuesto, desbordadas de emociones que no pueden manejar, las adicciones son una salida frecuente. Por eso, revigorizar los v�nculos familiares es una manera de contrarrestar esa tendencia tan fuerte del mundo contempor�neo a que la gente se sienta sola. Islandia lo logr� alentando a los padres a organizar actividades con sus hijos, desde ir a espect�culos juntos hasta compartir comidas y sobremesas.

El deporte es otra manera de combatir la soledad y la anomia que define a este tiempo hist�rico. Por un lado porque inserta a los adolescentes en una din�mica colectiva organizada, que tiene reglas y objetivos, y que permite el desarrollo de todo tipo de v�nculos sociales. Adicionalmente, la actividad f�sica y la competencia de cierto nivel pueden generar efectos en el cerebro comprables a los de algunas drogas, s�lo que sin todas las consecuencias negativas.

"No se trata s�lo del deporte", aclar� Jonsson. "Si bien es cierto que es lo que prefiere la mayor�a de los j�venes, son todas las actividades extraescolares las que importan. Cuanto m�s involucrados est�n en ellas, menos probable es que experimenten con drogas y con alcohol".

La dificultad que encontraron los organizadores del proyecto es que muchas familias no ten�an los recursos para pagarles a sus hijos ese tipo de actividades. Entonces, decidieron entregar desde el Estado cupones que se pueden usar para pagar la cuota de un club o de un curso. Este m�todo de financiamiento mostr� ser mucho m�s efectivo que darles dinero directamente a las familias �que si no podr�an usarlo para otras cosas� o a las instituciones.

Al cabo de varios a�os, se cumplieron con creces los primeros dos de los tres objetivos que se hab�an propuesto. Entre 1997 y 2012, trep� del 23 al 46% la proporci�n de adolescentes de 15 y 16 a�os que pasan tiempo con sus familias los fines de semana. En el mismo per�odo, pas� del 24 al 42% el n�mero de los que hacen deporte varias veces por semana.

La tercera pata de este proyecto involucr� algunas reformas legislativas. Una de las de mayor impacto fue la prohibici�n de difundir publicidades de bebidas alcoh�licas y de cigarrillos. Otra, mucho m�s pol�mica y considerada excesiva por algunas personas en el pa�s, prohibi� a los adolescentes de entre 13 y 16 a�os salir solos a la calle despu�s de las 10 de la noche en invierno, y de la medianoche en verano.

Como corolario, lo que hicieron los islandeses fue replicar cada a�o el censo y el estudio con el que empez� todo. Eso les permite tener siempre informaci�n actualizada sobre el resultado de las medidas aplicadas y estar atentos a posibles cambios que ameriten pensar en nuevas estrategias. Por otro lado, todas las conclusiones son compartidas con padres y maestros en reuniones peri�dicas, que sirven para que la comunidad sea plenamente consciente de d�nde est� parada, y de hacia d�nde tiene que ir.

Un modelo dif�cil de exportar

La pregunta que se hace todo el mundo luego de conocer el modelo island�s y sus fenomenales resultados es si se podr�a implementar algo similar en otros pa�ses. La excepcionalidad de este Estado insular es inocultable. Adem�s del elevado nivel de desarrollo y de igualdad, hay que considerar que su poblaci�n, de apenas 332.529 habitantes, es altamente homog�nea. La inmensa mayor�a de las naciones del mundo son mucho m�s heterog�neas y tienen otras dificultades, lo que hace mucho m�s dif�cil desarrollar un programa parecido, e incluso aunque fuera posible, no ser�a extra�o que su efectividad fuera menor. Pero eso no significa que no se pueda copiar nada.

"Implementar este modelo en sociedades m�s complejas ser�a un desaf�o, ciertamente �dijo Jonsson�. Las pol�ticas deber�an ser apoyadas tanto al nivel de las autoridades nacionales como locales, asegurando el acceso a las personas de todas las clases sociales. Como se necesita el acuerdo y el involucramiento de los padres de abajo hacia arriba, tendr�a que haber organizaciones de padres en todas las escuelas, y �stas tendr�an que formar una organizaci�n paraguas que pueda coordinar la ejecuci�n de un nuevo plan".

Por las caracter�sticas �nicas de Islandia, y por lo complicado que ser�a replicar un proyecto semejante a nivel nacional, lo que se est� haciendo es implementar iniciativas semejantes a nivel municipal. El programa Juventud en Europa, surgido en 2006 a partir de Juventud en Islandia, coordina las experiencias que se est�n desarrollando en 35 ciudades de 17 pa�ses diferentes.

El esquema es muy parecido. Se parte de un cuestionario muy completo y se lo suministra a todos los estudiantes secundarios del municipio. Los resultados son evaluados por investigadores islandeses, que en el transcurso de dos meses les hacen una devoluci�n a sus pares locales, y a partir de all� se acuerdan las medidas a probar. La �ltima palabra la tienen las comunidades, que deciden qu� hacer con esas sugerencias. En algunos casos no se hace nada, pero en otros se ejecutan pol�ticas adaptadas a las particularidades de cada sociedad.

El mayor ejemplo de �xito es el de Kaunas, la segunda ciudad m�s poblada de Lituania, con 290 mil habitantes. El programa consigui� que entre 2006 y 2014 descendiera un 30% la proporci�n de adolescentes fumadores y un 25% la de los que se emborracharon en el mes anterior al estudio. La mejor evidencia de que este proyecto sirve para resolver problemas sociales que van m�s all� de las adicciones es que permiti� que disminuyera un tercio la proporci�n de j�venes involucrados en delitos. En Bucarest, capital de Rumania, el programa ayud� tambi�n a reducir la tasa de suicidio adolescente.

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