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La oscura y cruel verdad detrás de las misiones humanitarias de médicos cubanos en Venezuela




23/12/2017 - 14:37:40
Infobae.- El programa es promocionado como una muestra del compromiso humanitario de Cuba con el resto del mundo. En particular, con los excluidos que no tienen acceso a una salud de calidad. Sin embargo, detr�s de ese relato se esconde un funcionamiento perverso, con objetivos muy diferentes a los que se proclaman. Las misiones de m�dicos cubanos en el extranjero revelan muchas de las miserias del r�gimen castrista.

Si bien la participaci�n no es forzada, muchos profesionales se ven obligados a anotarse con la esperanza de obtener alg�n ingreso adicional y salir de la pobreza absoluta en la que viven. "All� en Cuba, el m�dico reci�n graduado cobra unos 40 d�lares por mes, y eso no alcanza para vivir. Unos zapatos para trabajar cuestan 30 o 40 d�lares, es decir que para comprarlos hay que emplear un salario completo", cuenta Miguel Guerrero Fern�ndez en di�logo con Infobae. Ten�a 26 a�os y hac�a poco que se hab�a graduado en la Universidad de Ciencias M�dicas de Holgu�n cuando decidi� anotarse en su primera y �nica misi�n. Fue en octubre de 2014.

La decisi�n de ir es voluntaria entre aspas. Nadie te ordena que vayas, pero lo que te obliga es la necesidad econ�mica

"La decisi�n de ir es voluntaria entre aspas. Nadie te ordena que vayas, pero lo que te obliga es la necesidad econ�mica que tienen los m�dicos en Cuba. Por eso son muchos los que prefieren salir a buscar una mejor vida en otros pa�ses", dice a Infobae Alioski Ramires, que tambi�n se form� en Holgu�n. Se recibi� en 2008 y parti� en 2011 hacia su primera misi�n.


"Como me dijeron que me iban a pagar 200 d�lares, estaba m�s que complacido. Iba a mejorar econ�micamente y a cubrir todos los gasto de mi familia", relata Guerrero. Sin embargo, r�pidamente se dio cuenta de que hab�a un abismo entre lo que le prometieron y la realidad.

Una vez que est�n adentro, los m�dicos se convierten en prisioneros. Deben cumplir un contrato de tres a�os, sin posibilidad de romperlo, y s�lo pueden volver a Cuba por razones de extremada gravedad, como la inminente muerte de un familiar directo o una enfermedad peligrosa. El r�gimen laboral es de servidumbre. Algunos trabajan d�a por medio en guardias de 24 horas, lo que termina dando como resultado semanas con entre 70 y 90 horas trabajadas. Adem�s, pueden pasar hasta 14 meses ininterrumpidos sin vacaciones.


Venezuela, una segunda c�rcel

"Llegu� a Venezuela con el deseo de ayudar, de brindar todos mis conocimientos al pueblo y de cobrar por mi trabajo", dice Guerrero. El sistema de las misiones encuentra en la Rep�blica Bolivariana su m�xima expresi�n. Por el pa�s pasaron m�s de 10.000 profesionales en los �ltimos a�os. Para la mayor�a de ellos, lo que empez� como una gran ilusi�n de superaci�n se termin� convirtiendo en una pesadilla.

Guerrero fue recibido en el aeropuerto por oficiales cubanos. Esa es una de las caracter�sticas m�s notables del programa: como un Estado dentro del Estado, todo lo manejan los enviados de La Habana. Lo trasladaron al municipio de Guacara, en Carabobo. Estuvo 19 meses en un puesto de salud ubicado en una zona rural.

"Las condiciones all� eran p�simas", recuerda. "El estado de la vivienda era incre�blemente desastroso. Hab�a hacinamiento: �ramos 17 personas y dorm�amos en cuartos peque�os, con varias literas, como si fuera un barrac�n. Pr�cticamente no hab�a agua y la electricidad se iba todo el tiempo. Era deplorable".

Los dramas cotidianos que sufren los venezolanos se potencian para los misioneros cubanos. Un ejemplo es lo que pasa con la comida. La escasez sin precedentes los fuerza a hacer largas horas de fila para conseguir algunos productos esenciales. Esto se vuelve insoportable para alguien que tiene que trabajar 24 horas corridas, y que cuando tiene un d�a libre necesita usarlo para descansar.

�ramos 17 personas y dorm�amos en cuartos peque�os, con varias literas, como si fuera un barrac�n

"A pesar del esfuerzo que hace la gente, las condiciones son muy malas y los recursos son insuficientes. La presi�n por parte de los gobiernos de Cuba y de Venezuela es muy fuerte. Eso te lleva a trabajar desmotivado", cuenta Ramires, que pas� tres a�os ocupando distintos puestos en Cojedes. Estuvo 15 meses trabajando en un puesto de salud, luego administr� un centro m�dico y finalmente se desempe�� como coordinador docente del estado.

Otro tema son los insoportables niveles de criminalidad. "En Venezuela hay mucha violencia, cosa que no pasa en Cuba �dice Guerrero�. Nos pon�an a vivir en lugares donde estaban los colectivos, los malandros, donde unas bandas se fajan con otras. En un d�a normal se escuchaban disparos a toda hora".

Los doctores est�n sometidos a esa l�gica totalitaria tan cara al socialismo real. Todos deben cumplir un estricto reglamento, que consta de 10 cap�tulos y 72 art�culos. El objetivo es que se sientan permanentemente vigilados por sus superiores y por sus pares. Sabiendo que muchos pueden aprovechar la oportunidad de estar en otro pa�s para escapar, una de las reglas, conocida como "colateral", establece que cualquiera puede ser sancionado si se entera de una "desviaci�n" de un colega y no la denuncia. As� se estimula el miedo y la delaci�n en defensa propia.


"Est�bamos bastante restringidos con respecto a todo. Nos controlaban hasta con cu�ntos venezolanos pod�amos relacionarnos. Por ejemplo, no pod�amos tener parejas de all�. Y el d�a a d�a era muy duro. S�lo pod�amos estar fuera de la residencia hasta las 6 de la tarde, despu�s hab�a que estar adentro. Si alguien faltaba est�bamos en la obligaci�n de reportarlo", afirma Guerrero.

A eso se sumaba la orden de actuar como soldados al servicio de las dos revoluciones, la cubana y la bolivariana. "Una de las cosas que m�s me decepcionaron de la misi�n es que me obligaban a hacer pol�tica. Ten�a que decirles a mis pacientes que gracias a Hugo Ch�vez, a Nicol�s Maduro y a Raul Castro ellos estaban recibiendo salud gratuita, cosa que era mentira, porque se lo cobraban al pueblo venezolano".

Eso es poca cosa frente a lo que tienen que hacer los m�dicos durante los per�odos electorales. "Cuando fueron las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015, nos forzaron a conseguir 10 pacientes que nos dijeran verbalmente que iban a votar por el gobierno. Luego nos pusieron a vigilar los centros de votaci�n, y deb�amos preguntarle a la gente a qui�n hab�a votado. Nos dieron un tel�fono para ir reportando lo que pasaba. Era una manipulaci�n total".

Una gran estafa

"Yo cre�a en el proceso revolucionario cubano, pensaba que era lo mejor porque no conoc�a otra opci�n. Pero lo que me fue decepcionando es la hipocres�a en la que viv�amos". Guerrero s�lo necesit� estar unos meses en Venezuela para darse cuenta de que toda la perorata sobre la hermandad de los pueblos eran palabras vac�as. Las misiones m�dicas no son m�s que un enorme mecanismo de recaudaci�n para el r�gimen castrista.

Para maximizar las ganancias, el gobierno cubano se apoya en dos estafas. La primera la sufren sus propios profesionales, a quienes les retienen la mayor parte del salario que paga el pa�s receptor. "Nunca te dicen exactamente cu�nto abona el gobierno venezolano al cubano. Algunos dicen que son 4.000 d�lares al mes, pero es dif�cil saber porque se paga en barriles de crudo. Yo cobraba s�lo 200 d�lares".

Las estimaciones var�an seg�n la fuente, pero todas coinciden en que el Estado confisca cerca del 70% del salario. Lo ins�lito es que no se lo entregan directamente al profesional, sino que se lo depositan en una cuenta en Cuba, y un familiar puede retirarlo all�. Para vivir durante los a�os que dura la misi�n los doctores cuentan apenas con un estipendio en bol�vares que hoy equivale a unos ocho d�lares en el mercado negro. Todav�a menos de lo que cobraban trabajando como m�dicos en la isla.

"Ten�amos que ir caminando a todos lados y pedir favores a los venezolanos �cuenta Guerrero�. Una vez al mes, el Gobierno nos vend�a una bolsa de comida, que en ese momento se llamaba Mercal (luego reemplazadas por las CLAP). Pero alcanzaba s�lo para una semana, m�ximo dos. Entonces mi familia ten�a que mandarme 100 d�lares y quedarse con los otros 100″.

Nos pon�an a vivir en lugares donde estaban los colectivos, los malandros, donde unas bandas se fajan con otras

La otra v�ctima es �para sorpresa de algunas almas bellas� Venezuela, que tambi�n es sistem�ticamente estafada por Cuba. "A nosotros nos educan para prevenir enfermedades, pero como Cuba le cobra a Venezuela por los servicios m�dicos que presta, por cada consulta que se hace, a m� me exig�an que ingrese pacientes todo el tiempo. Ten�a que salir a buscarlos, llevarlos a mi sala casi a la fuerza y proponerles un tratamiento, aunque s�lo fuera darle una tableta que pod�a tomar en la casa, porque eso le daba dinero a Cuba", dice Guerrero.

Pero el robo iba mucho m�s all�. "Me llegaron a obligar a inventar pacientes. Cog�a una historia cl�nica fantasma, buscaba un nombre real con una c�dula venezolana e inventaba, porque si no cumpl�a me dec�an que me devolv�an para Cuba y no me pagaban lo que me hab�an prometido".

Ramires padeci� el mismo tipo de situaciones. "La presi�n de los dirigentes cubanos es hacer m�s de lo que se puede, porque el gobierno recibe por la cantidad de atendimientos. Entonces, a veces uno tiene que mentir e inventar pacientes. No s� si el gobierno venezolano tendr� conciencia de eso, pero es lo que ocurre".

Con una mezcla de indignaci�n y verg�enza que le hace cambiar el tono de voz, Guerrero ofrece una sentencia lapidaria. "Siento que nosotros contribuimos a que Venezuela llegara a la crisis en la que est� en este momento. Todos pusimos un granito de arena. Cuando me di cuenta de todo eso recog� mis cosas y me fui, porque no pod�a con tantas mentiras y con tanta hipocres�a".


El escape

"Hu� el 3 de enero de 2016, arriesg�ndome a dejar a mi esposa, a mi hijo y a mis padres en Cuba. No pod�a seguir enga�ando al pueblo venezolano. Ten�a tanta rabia por dentro que no quer�a regresar. El d�a que vuelva tiene que ser a una Cuba libre, con un sistema democr�tico".

Guerrero pudo entrar a Estados Unidos, quedarse legalmente y recibir a su esposa y a su hijo gracias al "Parole" (Cuban Medical Professional Parole), un programa creado en 2006 por el cual se autorizaba de forma casi autom�tica el asilo a los m�dicos cubanos que escaparan de las misiones. Barack Obama lo cancel� en enero de este a�o junto a la pol�tica de "pies secos, pies mojados", en el marco del restablecimiento de las relaciones diplom�ticas con La Habana.

La historia de Ramires es diferente. Tras cumplir la misi�n de tres a�os en Venezuela, fue enviado en 2014 a Brasil, que tambi�n contrat� a muchos profesionales cubanos. "Es otro sistema, otro mundo. Las condiciones son muy superiores que en Venezuela y nosotros nos sentimos m�s realizados. No por decisi�n de Cuba, sino porque el gobierno brasile�o presion� para aumentar el salario. Comenzaron siendo 800 reales y pas� a 2.900 (870 d�lares). En realidad ese es el 30% de lo que paga Brasil, ya que Cuba se queda con el 70 por ciento".

Est�bamos bastante restringidos con respecto a todo. Nos controlaban hasta con cu�ntos venezolanos pod�amos relacionarnos

Otra diferencia es que los m�dicos cubanos est�n bajo la supervisi�n de brasile�os, no de oficiales enviados por el r�gimen. Eso impide que haya el tipo de fraudes que se ven en el otro caso. De todas maneras, la injusticia que supone percibir una �nfima parte del salario, y el rechazo a la posibilidad de volver a Cuba o de ser enviados a otro destino, llev� a muchos, como Ramires, a pedir asilo en Brasil.

En total, son varios miles los m�dicos que decidieron dejar las diferentes misiones y no volver. El Gobierno cubano los considera desertores y les proh�be regresar al pa�s por un plazo de ocho a�os. Casi nadie quiere realmente regresar a vivir all�, pero como muchos dejaron a familiares, solicitan que se los autorice a visitarlos.

En un intento por dar a conocer su realidad, algunos de estos m�dicos crearon un grupo de Facebook llamado #NoSomosDesertores #SomosCubanosLibres, que ya tiene m�s de 9.000 miembros. Muchos de ellos no son profesionales de la salud, sino de otras disciplinas, pero al igual que los otros aprovecharon su participaci�n en misiones y viajes oficiales para escapar de Cuba.

"Por una decisi�n arbitraria del gobierno cubano tenemos que estar ocho a�os afuera del pa�s, a menos que decidamos volver pidiendo perd�n. Pero no cometimos ning�n delito, tomamos la decisi�n de ser libres". Aunque a�n tiene en la isla a dos hijas, a sus padres y a un hermano, Ramires dice que no piensa regresar. "Me veo volviendo s�lo si es de visita. Y con la cabeza erguida".

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