Infobae.- Generaciones de expertos no lograron descifrar el misterio: entre las maravillas del imperio inca, que se extendi� en los siglos XV y XVI a lo largo de 2 millones de kil�metros cuadrados en la costa occidental de Am�rica del Sur, un sistema de cuerdas y nudos, llamado quipu, ocup� el lugar del lenguaje. Pero nadie logr� descifrarlo.

Son tan complejos los casi 1.000 quipus que se conservan en el mundo que apenas se sabe que se utilizaban para llevar contabilidades, registrar datos de censos, contar historias de la realeza inca y transmitir canciones. El peruanista brit�nico William Burns Glynn, el primero en descubrir que los quipus eran un sistema gr�fico de escritura, muri� en 2014 sin haber logrado romper el c�digo.


Tres a�os m�s tarde, un estudiante de Harvard, Manny Medrano, ha logrado hacerlo. Su hallazgo abre la posibilidad de comprender una enorme cantidad de informaci�n sobre el Tawantinsuyu, que cre� impresionantes sistemas de caminos, una agricultura sofisticada y una arquitectura impresionante en parte de los territorios que hoy ocupan Colombia, Ecuador, Per�, Bolivia, Chile y la Argentina.

Y ahora se comprende, al fin, tambi�n una escritura.

"Esto les da su propia voz a los incas", dijo Gary Urton, jefe del Departamento de Antropolog�a y profesor de Estudios Precolombinos, quien dirigi� la investigaci�n de Medrano, un joven de 19 a�os en el momento en que comenz� la lectura de los quipus.

"Yo nunca pude comprender el significado secreto de estos sistemas", agreg� en la nota de Harvard Gazette. "Manny los descrifr�, concentr�ndose en sus colores y en su construcci�n (con la mano derecha o con la mano izquierda) y su direcci�n".

Aunque todav�a no se ha graduado, Medrano, que tiene ahora 21 a�os, aparece como el autor principal del art�culo que escribi� junto con Urton para la publicaci�n acad�mica Ethnohistory, que saldr� en enero de 2018. "Esta es la primera ocasi�n en que se "lee" informaci�n de los nudos de un quipu", se presenta el hallazgo.


"Pensamos que el lenguaje es hablado o escrito", dijo Medrano a The Boston Globe. "Pero el quipu va m�s all� de ese l�mite y hace del lenguaje algo que se puede percibir, tocar y manejar con las manos".

Medrano, que tiene un fuerte inter�s por la matem�tica, hizo gr�ficos para comparar los nudos de un quipu con un antiguo documento espa�ol, un censo realizado en la misma regi�n de la costa norte de Per� donde vivi� el conde italiano que rescat� esos quipus. "Algo extraordinario me salt� a la vista entonces", dijo Medrano.

Advirti� que la cantidad de colores �nicos de las cuerdas equival�a a la cantidad de nombres de pila en el censo espa�ol. "Por ejemplo �sintetiz� el peri�dico de Massachusetts� si hab�a ocho Felipes, todos se indicaban con un color, mientras que los Jos�s se indicaban con otro color".

Medrano vio que la diversidad era lo suficientemente grande como para codificar un lenguaje: "Hab�a tantas combinaciones de colores, s�lidos o mezclados", dijo.

Urton hab�a establecido antes que el documento espa�ol alud�a a 132 contribuyentes impositivos de un poblado. Medrano identific� 132 grupos de cuerdas.

"Cuando mis abuelos llegaron a este pa�s hace un par de generaciones, no pensaron que alguien de la familia escribir�a algo que ir�a a los libros de historia", dijo Medrano, de origen latino, a Harvard Gazette. "Creo que es importante incluir en los �mbitos de investigaci�n a personas que se parezcan tambi�n a aquellos que son sus objetos de estudio".

Se espera que esta decodificaci�n abra la puerta no solo a mucha informaci�n nueva sobre los incas, sino a informaci�n construida desde su propia perspectiva. "La �nica historia que tenemos del imperio inca es la que escribieron los espa�oles luego de la conquista", dijo Urton a The Boston Globe. "Y tienen toda clase de problemas, ya que las escribieron los espa�oles desde sus perspectivas, con sus prejuicios. Los quipus representan las historias de los propios incas".

Como no existe una Piedra de Rosetta para los quipus, no se pod�a recuperar esa narrativa. Pero Urton, que hab�a estudiado unos 600, hab�a reunido toda la informaci�n en la Base de Datos de Quipus que cre� en Harvard en 2002. "Sab�a que nuestra mayor posibilidad de descifrarlos ser�a en comparaci�n con uno o m�s documentos espa�oles que registraran la misma informaci�n", dijo.


Y entonces Medrano se qued� sin planes para el receso universitario de Pascuas y decidi� hacerlo. As� encontr� que las cuerdas y los nudos hablan de los habitantes de Recuay, cerca del r�o Santa, y de sus divisiones geogr�ficas y sociales, por ejemplo.

"Ahora sabemos no solo que hab�a seis clanes en el valle, sino, tambi�n, cu�l era el estatus de cada clan y de cada habitante", dijo el estudiante, que continuar� con la exploraci�n de los quipus.