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Mi esposo tiene 70 años y yo 35




19/11/2018 - 07:03:51
Infobae.- "Tengo otro", le digo mientras dejo mi tel�fono sobre la mesa. "Ella tiene 26 a�os y �l 58. Han pasado seis meses, pero �l todav�a no ha dejado que ella conozca a ninguno de sus amigos".

Mi esposo pone los ojos en blanco y me devuelve el tel�fono sin molestarse en leer.

"Dile que corra. Que corra como si estuviera en el infierno. Nunca va a funcionar", dice.

Conversaciones como esta ocurren regularmente en nuestro hogar. Los correos electr�nicos, tuits y comentarios en el blog parecen venir en oleadas. Puede que no reciba nada en meses, pero luego viene una avalancha. Respondo a todos.

En 2011, escrib� un ensayo para The Guardian titulado No es mi padre, es mi marido, sobre estar con un hombre que es 35 a�os mayor que yo. En �l escrib� sobre las intensas conversaciones que mi ahora esposo, ir�nicamente llamado Young ("joven" en ingl�s), y yo tuvimos en nuestras primeras citas, el apoyo que recibimos de nuestras familias y nuestra decisi�n final de casarnos y tener un hijo.

El ensayo fue compartido ampliamente a trav�s de la red. Despu�s de una o dos semanas disfrutando del c�lido resplandor que acompa�a al ver mi nombre impreso, estaba lista para seguir adelante. Entonces comenzaron a llegar los correos electr�nicos.

"Hola Ruth, no suelo enviar mensajes a personas que no conozco".

"Hola Ruth, he estado esperando tanto tiempo para leer una pieza como la tuya".

"Querida Ruth. Esper�bamos que pudieras ofrecernos alguna tranquilidad".

Inesperadamente, me encontr� haciendo el papel de Dear Abby para cientos de parejas que ten�an bastante diferencia de edad. Todav�a estoy asombrada por los detalles �ntimos que la gente comparte con un extra�o. Es un honor que se me conf�en tantos secretos, as� que siempre me tomo el tiempo para responder.

Nota de traducci�n: Dear Abby es una columna de consejos que fue fundada en 1956 por Pauline Phillips.

Las cartas, en su mayor�a, son de mujeres y, sin excepci�n, son inteligentes, reflexivas y conscientes de s� mismas. Muchas de ellas han sopesado los pros y los contras y han decidido si su relaci�n merece el riesgo. Se dan cuenta de que otras personas pueden juzgarlos. Entienden la posibilidad real de que se les considere como la cuidadora desde una edad temprana, y aceptan que las posibilidades de alcanzar un aniversario de bodas de oro son escasas. La mayor�a son realistas sobre lo que puede deparar el futuro, pero creen que el amor har� que valga la pena.

A veces hay banderas rojas: un ex que todav�a est� demasiado cerca para sentirse c�modo, o una pareja que se muestra reacia a presentar a la familia y a los amigos. Varias de las parejas que me han escrito son colegas y amantes, y en algunos casos las relaciones son asuntos extramatrimoniales. Estas son las historias que hacen que Young y yo abramos los ojos. Pero cuando se trata de responder, trato de se�alar los problemas con la mayor delicadeza y sugiero que deban tratarse.

A menudo, todo lo que hago es recordar a estas personas que las conversaciones dif�ciles ocurren en todas las relaciones. Cada pareja se preocupa por su salud, sus finanzas y sus posibilidades de tener una familia. A todos nos preocupa volvernos menos atractivos a medida que envejecemos, que nuestros intereses cambien o que uno de nosotros pueda enfermar. Incluso una asociaci�n que se ve perfecta en el papel no tiene garant�as.

Young y yo intercambiamos correos electr�nicos con una pareja durante varios meses. Mi marido incluso accedi� a hablar por tel�fono, pero ahora han estado callados durante varios a�os. A veces me pregunto si fueron capaces de superar los desaf�os que enfrentaron, tanto reales como imaginarios. Me he dirigido a Google varias veces para ver si puedo encontrar alguna informaci�n nueva sobre ellos. Hasta ahora, no he tenido �xito.

Sin embargo, los finales felices son excelentes. Una mujer, que se comunic� por primera vez hace unos cuatro a�os, tuvo varios problemas que resolver con su novio, que era 36 a�os mayor que ella. Cuando dej� de enviar mensajes durante unos meses, me preocup�, pero luego un enlace a las fotos de su boda lleg� a mi bandeja de entrada. �l le hab�a propuesto matrimonio despu�s de una jornada de paracaidismo, y se hab�an casado poco despu�s. Parec�an radiantes y llenos de alegr�a.

No hace mucho tiempo, la misma mujer me agreg� como amiga en Facebook, y he visto que ahora tienen dos ni�os risue�os con mejillas coloradas. Mirar fotos de su esposo haciendo el tonto en el suelo con su hija me recuerda a Young y Tom a esa edad. Sonr�o imaginando toda la diversi�n que tienen por delante.

La consecuencia involuntaria pero bienvenida de que se me pidan consejos sobre las relaciones de otras personas es lo que me impulsa a reflexionar regularmente por mi cuenta. No tengo una respuesta autom�tica cuando me preguntan por qu� funciona mi matrimonio. En su lugar, me tomo el tiempo, cada vez, para pensar qu� es f�cil y qu� es dif�cil en ese momento en particular.

Surgen temas consistentes: la importancia de la honestidad y la comunicaci�n abierta, la necesidad de respeto, paciencia y disposici�n a aceptar que las cosas cambiar�n.

Desde la primera vez que escrib� sobre mi matrimonio, Young y yo hemos lidiado con nuevos trabajos, perdiendo seres queridos y otros cambios. Pero en el fondo, somos las mismas personas que �ramos cuando se public� ese ensayo hace casi ocho a�os. Tenemos un peque�o grupo de amigos que nos conocen desde hace mucho tiempo y nos aceptan sin juzgar. A los dos nos gusta sentarnos frente a frente alrededor del fuego y compartir una botella de vino, con m�sica de fondo y un buen libro o un escrito en el que estamos trabajando. Y cada noche, cuando nos acurrucamos en la cama, a veces solo nosotros dos, otras veces con Tom esperando su abrazo de la noche, susurramos sobre lo que ha sido lo mejor del d�a.

El otro d�a, le pregunt� a Young si pensaba que los correos electr�nicos nunca se detendr�an.

"No es probable", dijo. "Cuando empezamos a salir y buscaba tranquilidad, le� todo sobre Charlie Chaplin y Oona O"Neill. Ahora, cuando la gente se conecta para buscar tranquilidad, nos encuentran. No somos ricos y famosos, pero somos reales, y estamos contentos. Seguir�n enviando correos electr�nicos".

Sospecho que tiene raz�n.

No soy una experta en matrimonios o relaciones amorosas, ni siquiera en lo que a m� me ata�e. Pero si tuviera que ofrecer solo un consejo a otras parejas, ser�a este: los n�meros en una relaci�n (26 y 58, o 29 y 61, o 35 y 70, como son en nuestro caso ahora) son las piezas menos importantes de tu historia. No te molestes en contarlo.

En cambio, cuenta las cosas que s� importan: las miradas conocedoras y sonrientes; los momentos de risa compartida; y las noches cuando te duermes apretando sus manos. Donde hay amor, confianza y un compromiso para hacer que las cosas funcionen, la felicidad seguir�.

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