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Por qué pensar a corto plazo es una de las grandes amenazas para la humanidad y las asombrosas iniciativas para evitarlo




08/05/2019 - 09:38:36
BBC.- No mucho despu�s del nacimiento de mi hija a comienzos de 2013 tuve un pensamiento iluminador sobre la vida que tiene por delante.

Con suerte y salud, vivir� lo suficiente para ver el amanecer del siglo XXII. Puede que est� fr�gil o cansada. Pero cuando estallen los fuegos artificiales, ojal� est� pensando en el porvenir. Para entonces quiz� la medicina haya extendido la esperanza de vida y, con 86 a�os, puede que solo est� al borde de la jubilaci�n.

Como periodista, a menudo me encuentro con la fecha 2100. Es un a�o frecuentemente citado en las noticias sobre el cambio clim�tico, las historias sobre tecnolog�as futuras y la ciencia ficci�n. Pero est� tan lejos, cubierto por tantas posibilidades, que la ruta que tomaremos para llegar all� es dif�cil de ver.

Rara vez tomo en cuenta que, al igual que mi hija, millones de personas estar�n ah� cuando llegue 2100, heredando el siglo que mi generaci�n dejar� atr�s. Ellos tendr�n que vivir con todas las decisiones que tomemos nosotros, para bien y para mal.

Cambio clim�tico: �por qu� el mundo est� en una etapa crucial para su futuro?

Y estos descendientes tendr�n sus propias familias: cientos de millones de personas que todav�a no han nacido, a la mayor�a de las cuales ni t� ni yo llegaremos a conocer.

�Con qu� frecuencia podemos decir sinceramente los que estamos ya en la edad adulta que pensamos en el bienestar de las generaciones futuras?
La atenci�n en el ahora

Parte del problema es que el "ahora" requiere mucha m�s atenci�n. El est�ndar de vida casi nunca ha sido tan alto, pero hoy d�a es dif�cil mirar m�s all� del siguiente ciclo noticioso.

Parafraseando a la inversora Esther Dyson: en pol�tica, el marco de tiempo dominante es una legislatura; en la moda y la cultura, una temporada; para las empresas, un trimestre; en internet, minutos; y en los mercados financieros, apenas milisegundos.


La sociedad moderna sufre de "agotamiento temporal", dijo en su momento la soci�loga Elise Boulding.

"Si uno est� mentalmente a la carrera todo el tiempo por lidiar con el presente, no le queda energ�a para imaginar el futuro", escribi� en 1978.

Solo podemos imaginar cu�l ser�a su reacci�n en el mundo actual de Twitter. No es extra�o que problemas retorcidos como el cambio clim�tico o la desigualdad sean tan dif�ciles de abordar ahora mismo.

Por eso, investigadores, artistas, gur�s tecnol�gicos y fil�sofos coinciden en la opini�n de que el cortoplacismo puede ser la amenaza m�s grande para nuestra especie este siglo y est�n ideando estrategias para combatir esa mentalidad.

Lo que estos pensadores de tan amplia gama de disciplinas comparten es una simple idea: que la longevidad de la civilizaci�n depende de que nosotros extendamos nuestro marco de referencia de tiempo, considerando al mundo y a nuestros descendientes a trav�s de una lente mucho m�s amplia.
Viajar en el tiempo

Los seres humanos no siempre han tenido la capacidad de pensar en abstracto sobre el futuro.

Ahora podemos vivir totalmente en el momento, absortos en la m�sica, por ejemplo, o podemos viajar mentalmente en el tiempo para imaginar situaciones del pasado o el futuro.

Algunos investigadores afirman que esta posibilidad de viajar en el tiempo con la mente es una adaptaci�n vital que condujo al �xito de nuestra especie.

Seg�n Thomas Suddendorf, de la Universidad de Queensland, Nueva Zelanda, puede que los humanos seamos los �nicos animales con la capacidad de crear un complejo teatro en nuestras mentes con su escenario, guion, director y actores, y subsecuentemente poder describir las escenas imaginarias a otras personas.


"Es un talento tremendamente poderoso", le dijo Suddendorf a Claudia Hammond, de BBC Future, en 2016.

"Nos podemos imaginar situaciones como qu� haremos ma�ana, la semana que viene, d�nde iremos de vacaciones, qu� carrera seguiremos, y podemos imaginar varias versiones de cada situaci�n. Podemos evaluar cada una en cuanto a su probabilidad y lo deseable que es".

As�, tenemos la capacidad innata de imaginar consecuencias de nuestras acciones en un tiempo m�s profundo, pero tristemente no siempre tenemos la voluntad o la motivaci�n para escapar del dominio del presente.
Sesgo del presente

Pese a nuestra facultad mental de mirar y planificar m�s all�, tenemos una debilidad en nuestra forma de pensar que se llama "sesgo del presente", que favorece las ventajas a corto plazo por encima de las recompensas a largo plazo.

Por ejemplo, las personas somos m�s propensas a aceptar una oferta de US$10 hoy por encima de una garant�a de US$12 en una semana, tendemos a fumar cigarrillos aunque nos acorte la vida o a gastar en ocio en lugar de ahorrar para tiempos dif�ciles.

En ning�n lugar es esto m�s evidente que en el mundo de la pol�tica y la econom�a.


Para entender mejor por qu� el cortoplacismo est� tan arraigado en nuestra sociedad y c�mo est� gobernado, imag�nate una pol�tica reci�n elegida -llam�mosla Clarissa- que tiene un dilema. Est� evaluando si gastarse unos miles de millones de d�lares en el combate al cambio clim�tico, preparaci�n para una pandemia y la reducci�n de residuos nucleares.

Todo esto ser� de inmenso valor para los bisnietos de Clarissa, salvar� vidas y ahorrar� billones de d�lares a largo plazo. Pero los beneficios inmediatos ser�n invisibles y el gasto ser� doloroso.

No sabe qu� hacer: sus votantes en la industria de los combustibles f�siles necesitan empleos, el ej�rcito quiere fondos para la seguridad nacional y a ella la eligieron por sus promesas de reducir los impuestos.

Muchos ciudadanos aceptar�an que es necesario asumir algunos costos para evitar una cat�strofe clim�tica futura, �pero cu�nto costo es aceptable y con qu� rapidez?

�A qu� parte de tus ingresos de hoy estar�as dispuesto a renunciar para beneficio de generaciones futuras?

H�blale de esta l�gica a un fil�sofo, y escuchar�s un argumento �tico que desmantela el razonamiento econ�mico.


El argumento filos�fico para invertir en medidas que protejan el bienestar de las generaciones futuras tambi�n se puede enmarcar, de forma simplista, imaginando una serie de balanzas, con todos los vivos en un lado y todos los no nacidos en el otro.

La poblaci�n actual de 7.700 millones es numerosa, pero es peque�a si la comparas con todos los que en la Tierra se llamar�n humanos, junto con todos sus logros.

Si el Homo Sapiens, o la especie en la que evolucionemos, resiste por decenas o cientos de miles de a�os m�s, eso se traducir� en un descomunal n�mero de vidas a considerar. Billones de familias, relaciones, nacimientos; incontables momentos de potencial alegr�a, amor, amistad y ternura.

Seg�n algunos c�lculos, unos 100 mil millones de personas han vivido y muerto en la Tierra en los �ltimos 50.000 a�os. Pero si la media de nacimientos anuales calculados para el siglo XXI se mantiene durante los pr�ximos 50.000 a�os (improbable, pero asum�moslo para este ejemplo) entonces el n�mero de personas que todav�a tiene que nacer en ese per�odo es de unos 6,75 billones.
Colonizar el futuro

Seg�n el fil�sofo social Roman Krznaric, no ser capaces de valorar las vidas de todos los descendientes es comparable a "colonizar" el futuro, esencialmente decidiendo que las generaciones futuras no tienen derechos de propiedad o nada que decir sobre c�mo evolucionan.

"Tratamos el futuro como una colonia distante en la que tiramos la degradaci�n ecol�gica, los residuos nucleares, la deuda p�blica y los riesgos tecnol�gicos", le dijo a los asistentes a un evento reciente en Londres organizado por The Long Time Enquiry, una iniciativa para promover el pensamiento a largo plazo en el sector cultural.


Krznaric llama a esta actitud "tempus nullius", dibujando un paralelismo con una idea que se us� para justificar actos como el asentamiento brit�nico en Australia en los a�os 1700-1800. Seg�n la noci�n legal de "terra nullius", la tierra de nadie, se ignoraron todos los derechos de propiedad de los abor�genes. De forma similar, "tratamos el futuro como un "tiempo vac�o", donde no hay generaciones", argumenta.

Unos pocos gobiernos est�n intentando cambiar su forma de hacer las cosas. Por ejemplo, Finlandia y Suecia tienen grupos parlamentarios que fomentan la planificaci�n a largo plazo, y Hungr�a tiene la figura del defensor de las futuras generaciones.

Tambi�n hay varias organizaciones que presionan a los pol�ticos para que consideren a las generaciones futuras desde una perspectiva de derechos humanos, en particular en relaci�n con el cambio clim�tico.

Mientras tanto, Gales nombr� en 2016 a Sophia Howe -exjefa de polic�a- "comisaria de generaciones futuras", encargada de asegurar que los poderes pol�ticos galeses toman en cuenta el largo plazo en sus decisiones.

"No se trata de un documento pol�tico aspiracional, est� escrito en forma legal a trav�s de la Ley del Bienestar de las Generaciones Futuras", explic� Howe recientemente en BBC Radio 4.

"Todas las decisiones que toma el sector p�blico en Gales, incluido nuestro gobierno, deben demostrar c�mo satisfacen las necesidades de hoy sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas".
Las distintas trayectorias

A comienzos de septiembre de 2017, la atenci�n mundial se concentr� en una serie de noticias destacadas: el hurac�n Irma se formaba en el Caribe, el gobierno de Donald Trump en EE.UU. anunciaba planes para desmantelar la pol�tica migratoria de su antecesor Barack Obama y los fot�grafos captaban el primer d�a de escuela del pr�ncipe George en Reino Unido.

Alrededor de la misma fecha, un peque�o grupo de investigadores, poco conocido, celebraba un taller en Goteborg, Suecia, con el objetivo de mirar mucho m�s all�, muy lejos del �ltimo ciclo de noticias. Motivados por una preocupaci�n moral por nuestros descendientes, su objetivo era discutir los riesgos existenciales a los que se enfrenta la humanidad.

La reuni�n arroj� un curioso documento firmado por varios autores con el t�tulo "Trayectorias a largo plazo de la civilizaci�n humana", que trata de "formalizar un campo de estudio cient�fico y �tico" para los pr�ximos miles de a�os.


El grupo de Trayectorias parti� de la suposici�n de que, si bien el futuro es incierto, no es desconocido. Podemos predecir muchas cosas con un grado de certeza razonable.

Por ejemplo, la biolog�a sugiere que cada especie mam�fera existe, de media, durante un mill�n de a�os antes de extinguirse; la historia muestra que la humanidad ha colonizado nuevas tierras continuamente y aspirado a transformar sus capacidades con la tecnolog�a; y el estudio de los f�siles demuestra que los eventos globales de extinci�n pueden ocurrir y ocurren.

Extrapolar estos patrones y comportamientos al futuro les permiti� hacer un mapa de cuatro posibles trayectorias a largo plazo para nuestra especie:

Trayectorias de status quo, en las que la civilizaci�n humana persiste en un estado similar en el futuro lejano.
Trayectorias catastr�ficas, en las que uno o m�s sucesos causan un da�o significativo a la civilizaci�n humana.
Trayectorias de transformaci�n tecnol�gica, en las que avances tecnol�gicos radicales ponen a la civilizaci�n humana en un rumbo totalmente diferente.
Trayectorias astron�micas, en las que la civilizaci�n humana se expande m�s all� de su planeta hacia las porciones accesibles del cosmos.

Despu�s de sus debates en Suecia, el grupo de Trayectorias concluy� que el camino del status quo es improbable una vez que te metes en escalas de tiempo a largo plazo.

"En su lugar, la civilizaci�n probablemente terminar� de forma catastr�fica o se expandir� dram�ticamente", dicen.

Lo que preocupa m�s a los investigadores de las Trayectorias es que en los siglos XX y comienzos del XXI hemos a�adido una serie de riesgos adicionales creados por los humanos, desde el Armaged�n nuclear al apocalipsis de la inteligencia artificial o el cambio clim�tico antropog�nico.

En su documento, presentan una variedad de escenarios escalofriantes en los que la civilizaci�n retrocede a los tiempos preindustriales o directamente es borrada de la Tierra.

"Hay mucho en juego, y quiz� ya hay muchas cosas que las personas pueden hacer ahora para tener un impacto positivo", se�alan.

La pregunta es: �lo haremos?
Preocupaci�n por el futuro

Estoy preocupado por todo esto. Es posible que estemos en uno de los momentos m�s precarios de la historia humana. Me preocupa que nuestro poder para destruirnos est� ganando la batalla a nuestra sabidur�a y visi�n de futuro.

�C�mo podemos evitar caminar como son�mbulos hacia actos que da�ar�n a generaciones futuras o, peor, precipitar una cat�strofe que puede amenazar nuestra existencia como especie?

�C�mo se pueden cambiar las suficientes mentes para dar prioridad a la visi�n a largo plazo cuando tantas presiones del d�a a d�a nos empujan hacia el cortoplacismo?


Puedes elaborar argumentos filos�ficos y basados en pruebas a favor de la protecci�n de nuestra especie y de las generaciones futuras. Pero tristemente, los seres humanos no somos racionales. No es tan sencillo.

Para fomentar una forma de pensar a largo plazo, algo que va en contra de nuestros instintos psicol�gicos b�sicos, se necesita que haya enfoques y argumentos que inspiren e impliquen tambi�n a la parte no racional de nuestro cerebro.

Esa es la idea detr�s de una nueva iniciativa que se llama The Long Time Inquiry (la investigaci�n a largo plazo) recientemente establecida en Reino Unido para promover el pensamiento a largo plazo a trav�s de rutas art�sticas m�s que emp�ricas.

Las fundadoras Ella Saltmarshe y Beatrice Pembroke alegan que la cultura queda a menudo relegada en las grandes conversaciones sobre la estrategia para el futuro de la humanidad y el planeta, y que eso debe cambiar.

"La cultura da forma al sistema operativo de nuestra sociedad", escriben. "Es fundacional a la forma en que la ciencia, la pol�tica, la econom�a y la tecnolog�a se desarrollan. Le da forma a c�mo nos sentimos, c�mo sentimos empat�a y c�mo conectamos con los dem�s. Aporta el espacio reflexivo necesario para abrirnos camino entre la complejidad y la incertidumbre".

El proyecto apenas arranca, pero Saltmarshe y Pembroke aspiran a fomentar y promover nuevos trabajos culturales sobre la visi�n de futuro al tiempo que crean una red de artistas, instituciones e intelectuales con pensamientos similares.


Tambi�n opinan que la prevalencia del cortoplacismo est� ligada a nuestra actitud hacia la muerte.

"Tenemos la intuici�n de que nuestra incapacidad para lidiar con el futuro del mundo m�s all� de nuestro tiempo de vida est� ligada a nuestra incapacidad para lidiar con el hecho de que nuestras vidas terminar�n", escriben.

"La negaci�n de nuestra mortalidad nos impide implicarnos en un futuro a largo plazo".
Proyectos culturales

The Long Time Inquiry continuar� el trabajo iniciado por varios individuos y grupos que ya usan el arte y otros medios simb�licos para hacer que la gente piense a largo plazo.

Por ejemplo, en 2014, la artista Katie Peterson empez� a construir la Biblioteca Futura. Una vez al a�o, autores como Margaret Atwood ("El cuento de la criada") entregar�n manuscritos a la Biblioteca que no se leer�n hasta el a�o 2114.

Sus libros se imprimir�n en papel hecho de 1.000 �rboles que crecen en un bosque especial llamado Nordmaka, cerca de Oslo, la capital de Noruega.

Una vez al a�o, autores como Margaret Atwood ("El cuento de la criada") entregar�n manuscritos a la Biblioteca Futura que no se leer�n hasta 2114".

Tambi�n est� Longplayer, una composici�n musical que sonar� por 1.000 a�os.

Pero quiz� uno de los elementos simb�licos m�s ambiciosos que crear� nuestra generaci�n es un reloj especial enterrado en las profundidades de una monta�a en Texas, Estados Unidos.

Su historia re�ne a un grupo de visionarios de Silicon Valley, un m�sico pionero y la persona m�s rica del mundo, y su andadura comienza en un mal barrio de Nueva York a finales de los 1970.
El "peque�o aqu�"

El productor musical Brian Eno iba de camino a una cena glamurosa en Nueva York, Estados Unidos.

Era el invierno de 1978 y el taxi de Eno daba tumbos sobre los baches, circulando a toda velocidad hacia una direcci�n que �l no reconoc�a. Conforme iba hacia el sur, las calles se iban haciendo m�s oscuras y la sensaci�n de abandono urbano crec�a hasta que finalmente lleg� a su destino. Un hombre estaba acostado en el portal.

Confundido, comprob� la direcci�n en la tarjeta de invitaci�n. Hab�a sido invitado a la casa de una cantante famosa para cenar. �Ser�a este el lugar correcto? Eno llam� al timbre y subi� al apartamento. Dentro, para su sorpresa, encontr� un reluciente y glamuroso loft que probablemente val�a unos US$2-3 millones.

Curioso, le pregunt� a la anfitriona si le gustaba vivir en esa zona. "Por supuesto", respondi� ella, "es el lugar m�s adorable en el que he vivido".

Eno se dio cuenta de que ella se refer�a al espacio "dentro de esas cuatro paredes". El deteriorado vecindario no exist�a para ella.


Posteriormente, cuando observ� a sus contempor�neos, Eno percibi� esa misma estrechez de miras de la cantante en todas partes.

Lo que es m�s, esa actitud hacia el espacio tambi�n se traslad� a la manera en que los "glamurosos" de Nueva York abordaban el tiempo: no pensaban m�s all� de la semana siguiente. Viv�an en lo que Eno llam� "un peque�o aqu�" y un "corto ahora".

"Todo era excitante, r�pido, actual y temporal. Enormes edificios ven�an y se iban, las carreras florec�an y se estrellaban en semanas. Rara vez ten�as la sensaci�n de que alguien tuviera tiempo para pensar en dos a�os m�s all�, as� que mucho menos en diez o 100 a�os", reflexion� despu�s.

"M�s y m�s", escribi� en su cuaderno, "siento que quiero vivir en un gran aqu� y un largo ahora".
Reloj de 10.000 a�os

D�cadas despu�s, esta experiencia inspir� a Eno para ponerse a trabajar con otras personas con pensamientos similares para establecer la Fundaci�n del Largo Ahora, que aspira a "aportar un contrapunto a la actual cultura de la aceleraci�n y ayudar a que el pensamiento a largo plazo sea m�s com�n".

Organiza conferencias con cierta regularidad en San Francisco y ha lanzado iniciativas como el Proyecto Rosetta, una biblioteca digital de todos los idiomas humanos dise�ada para durar milenios, o una p�gina web llamada Long Bets, que le pide a la gente que invierta dinero en predicciones para el futuro a largo plazo.

Su margen de visi�n es de 10.000 a�os a partir de ahora, porque fue hace unos 10 milenios cuando la agricultura se extendi� y comenzaron las civilizaciones. Cuando hablan de fechas, los miembros de este grupo a�aden un 0 adicional para capturar la noci�n de que nuestros insignificantes a�os est�n empeque�ecidos por un marco de tiempo mucho m�s grande (�Feliz 02019!).

De todos sus proyectos, no obstante, el intento m�s ambicioso para desligar a la gente de su pensamiento a corto plazo es una instalaci�n simb�lica -el reloj de 10.000 a�os de 60 metros de altura- que actualmente est� siendo instalado en las monta�as del oeste de Texas en un terreno propiedad del multimillonario fundador de Amazon, Jeff Bezos.

El reloj est� pensando para ser un monumento que sobreviva a sus creadores y que marque el tiempo durante 10 milenios.

Lleva casi dos d�cadas en construcci�n, y en 2018 se colocaron las primeras partes de la arquitectura mec�nica del reloj dentro de la caverna de caliza.

Dise�ar un mecanismo que dure 10.000 a�os ha llevado a los creadores a responder preguntas que pocos hab�an abordado antes: desde elegir qu� cubiertas durar�n m�s (cer�mica, no acero) hasta c�mo evitar el desfase del tiempo con los cambios en la rotaci�n de la Tierra durante los milenios.


Una secuencia nueva y diferente de campanas tocar� cada tanto tiempo. Pueden tener una impresi�n de lo que las generaciones futuras escuchar�n en uno de los �lbumes de Eno, inspirado en el reloj. El primer n�mero evoca la secuencia de campanas que sonar� 5.000 a�os despu�s de su composici�n, en el a�o 07003.

El reloj est� dise�ado para hacer que sus visitantes reflexionen sobre su lugar en el tiempo. Si bien racionalmente podemos concebir el futuro m�s lejano y c�mo nuestros actos afectan al ma�ana, sus creadores creen que ser� una experiencia totalmente diferente estar dentro de una antigua caverna mirando un reloj que funcionar� durante cientos de vidas.

No es exc�ntrico creer que obras de arte o instalaciones como el reloj pueden influir en los puntos de vista y las acciones de las personas.

Los investigadores han constatado que las personas somos m�s propensas a cambiar nuestros h�bitos medioambientales si se nos pide que nos impliquemos con el cambio clim�tico a trav�s de nuestros valores y experiencias personales m�s que si o�mos argumentos cient�ficos de los expertos.

Yo mismo tengo sentimientos encontrados sobre el reloj. Me pregunto qu� conclusi�n sacar�n las generaciones futuras cuando miren atr�s al per�odo y el lugar en el que fue concebido.

Costar� decenas de millones de d�lares. Puede que el proyecto se asocie con su principal financiador, Bezos, y su empresa Amazon, que se ha hecho notable por presionar a sus trabajadores a cumplir con las entregas en espacios de tiempo cada vez m�s cortos.

Y alguien c�nico puede decir que las riquezas de una compa��a famosa por pagar pocos impuestos se podr�an invertir mejor en infraestructuras duraderas, prevenci�n de cat�strofes o programas sociales que beneficien a generaciones futuras.


Aun as�, espero que el reloj sea visto como lo pretendieron sus creadores, un s�mbolo que cambia mentalidades sobre el cortoplacismo, m�s que un exceso de Silicon Valley.

En 10.000 a�os, quiz� todos estos detalles est�n olvidados. Quiz� el reloj signifique algo totalmente diferente para nuestros descendientes, revelando una verdad sobre nuestra �poca que todav�a no podemos imaginar.

Al igual que las c�psulas de tiempo, con frecuencia la humanidad erige monumentos que aspiran a la posteridad, y estos s�mbolos terminan por decir m�s sobre lo que valoramos y lo que somos hoy d�a de lo que jam�s podamos saber nosotros mismos.
C�mo llevarlo a la acci�n

Entiendo los peligros del cortoplacismo. Puedo racionalizar el argumento y sentir la necesidad de preocuparme m�s por las generaciones futuras. Pero confieso que todav�a me resulta dif�cil ver c�mo traducir esto a mi acci�n como individuo.

Algunos d�as me pregunto si deber�a comer de forma m�s �tica. Otros me planteo sacrificar un viaje al extranjero para reducir mis emisiones de carbono.

Es abrumador pensar en c�mo podemos actuar, como individuos, con bondad y visi�n de futuro para la gente que no ha nacido y aceptar que, si bien alg�n d�a seremos olvidados, tenemos una obligaci�n �tica de dejar un mundo mejor que el que heredamos.

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