Jueves 21 de noviembre 2024

La vuelta a Venezuela en medio de una pandemia



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Europa Press.- Abandonar Venezuela no fue una decisión fácil. Tener que regresar en medio de una pandemia tampoco lo es. Decenas de miles de venezolanos han retornado en los últimos meses a su país debido a las dificultades económicas con las que se han topado en los países de destino en la región, principalmente Colombia, a raíz de la COVID-19. Pero el camino de vuelta tampoco está exento de dificultades.

"Me regresé por mis hijos. Seis meses sin familia y sin trabajo es demasiado", cuenta Oswaldo Martínez en un Punto de Asistencia Social Integral (PASI), uno de los centros creados por las autoridades venezolanas en los que quienes regresan al país, tras ser sometidos a una prueba diagnóstica de COVID-19, deben cumplir una cuarentena preventiva antes de continuar su viaje de vuelta a casa.

A sus 31 años y con dos hijos a los que alimentar, Martínez se decidió a salir de Venezuela debido a la situación en que está sumido el país, donde confluyen una crisis política, con la económica y la humanitaria. Su primer destino fue Colombia, pero luego se trasladó a Perú y también probó suerte en Ecuador. Ante la imposibilidad de encontrar un empleo que le permitiera enviar dinero a casa, optó por regresar.

"La mayoría de personas que retornan al país nos cuentan que lo hacen a causa de una situación económica inestable", explica a Europa Press Gabriele Ganci, coordinador general para los proyectos en Sucre, Delta Amacuro, Amazonas y Táchira de Médicos Sin Fronteras (MSF).

Muchos de ellos "han perdido sus empleos o sustentos económicos, dificultando la posibilidad de rentar una vivienda, comprar alimentos e incluso poder acceder a servicios de salud", añade, subrayando que para volver a Venezuela gran parte de ellos "han venido caminando miles de kilómetros desde países como Ecuador, Perú o Colombia".

Martínez es uno de ellos. Tuvo que caminar durante semanas y vivir de la solidaridad de las personas que se encontró a su paso hasta llegar a Cúcuta y poder cruzar finalmente el puente Simón Bolívar. Como él, hasta mediados de octubre, según datos de la ONU, unos 120.000 venezolanos habían retornado al país desde marzo.

CENTROS DE CUARENTENA

MSF está apoyando a las autoridades venezolanas en los PASI, principalmente en materia de agua y saneamiento. Tal y como explica Ganci, se trata de "estructuras improvisadas, generalmente escuelas o recintos deportivos, que han sido habilitadas a una gran velocidad, para albergar a los venezolanos que retornan a su país en medio de una pandemia global".

Inicialmente, muchos de estos centros "no contaban con todo lo necesario para hospedar a personas" por lo que MSF ha trabajado con las autoridades estatales y municipales con el fin de adaptar estos espacios para que quienes tengan que guardar cuarentena en ellos lo hagan "con los servicios básicos, tomando en cuenta factores de higiene personal y acceso al agua potable".

Entre quienes regresan hay "personas que sufren de enfermedades crónicas como hipertensión arterial, diabetes y asma y, según explican, por su estado migratorio y condición económica, no han contado con el tratamiento necesario para mantener su patología de base controlada", señala el responsable de MSF.

También son frecuentes las enfermedades diarreicas ya que "acuden a fuentes de agua no tratadas para mantenerse hidratados durante el viaje y que la higiene de los alimentos que consumen durante el trayecto no es la más adecuada", como tampoco lo es su higiene personal, precisa el responsable de MSF.

Una vez concluido el período de cuarentena, las autoridades venezolanas proporcionan transporte terrestre o aéreo según sea el caso, para que los retornados puedan volver a sus hogares. Sin embargo, señala Ganci, "en ocasiones, debido a problemas logísticos como falta de combustible y disponibilidad de medios de transporte, algunas personas deben esperar más tiempo aun habiendo cumplido el tiempo reglamentario de cuarentena".

SITUACIÓN INESTABLE DE VUELTA A CASA

Pero al regresar a sus hogares no acaban sus problemas puesto que, como resalta el coordinador de MSF, "la situación económica de los retornados venezolanos es bastante inestable" dada la falta de empleo y oportunidades en el país que les enfrenta al "reto de poder proporcionar para ellos mismos y para sus familias, vivienda, alimentación y otras necesidades básicas".

En su último informe de situación, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), destacaba el impacto en la escasez de gasolina en el país estaba teniendo en servicios básicos y también en la respuesta humanitaria. Además, subrayaba la falta de suministro continuado de agua, gas, electricidad y telecomunicaciones en algunas zonas del país.

Por lo que se refiere a la pandemia, esta alcanzó en Venezuela su punto álgido en el mes de septiembre y desde entonces los contagios han ido disminuyendo. Hasta la fecha, el país registra unos 94.000 casos y más de 800 víctimas mortales. El Gobierno de Nicolás Maduro impuso un estado de alarma en marzo que se ha venido prorrogando todos los meses desde entonces junto con un esquema de cuarentena y flexibilización de las actividades que se ha ido alternando por zonas y por periodos semanales.

Según Ganci, pese a algunas mejoras gracias a la labor del Ministerio de Salud y de actores no gubernamentales, en Venezuela "el sistema de salud sigue estando sujeto a mucha presión y continúa presentando notables insuficiencias a nivel de infraestructuras, servicios y recursos".

LA LABOR DE MSF EN VENEZUELA

En este sentido, MSF está apoyando al sistema sanitario en distintos ámbitos. En el marco de la respuesta a la pandemia, gestiona actualmente el área designada para COVID-19 en el Hospital Pérez de León II, en uno de los barrios más poblados de Caracas, además de proporcionar orientación técnica y apoyo a otros hospitales en todo el país, en función de las necesidades y demandas.

En el resto del país, además de Caracas, la ONG ha adecuado las estructuras de salud que apoya y sus actividades conforme a los protocolos necesarios para una gestión adecuada de posibles casos de COVID-19, "sin dejar por fuera la atención a enfermedades esenciales que llevábamos adelante antes de la pandemia", explica su coordinador.

MSF, que trabajaba en Venezuela desde 2015, "lleva a cabo una amplia gama de actividades con el objetivo de aumentar el acceso a una atención sanitaria primaria y secundaria de calidad para la población más vulnerable", resume Ganci.

Desafortunadamente la pandemia está afectando su labor. Según el coordinador, están teniendo "dificultades para que nuestro personal extranjero médico y logístico experimentado y familiarizado con los procesos de MSF, pueda ingresar al país".

En estos meses de pandemia, algunos miembros del personal han terminado su asignación en el país y no han podido ser reemplazados, lo cual ha requerido "cambios operativos y soluciones temporales difíciles de sostener", subraya. Aunque el personal venezolano representa la gran mayoría de la fuerza de trabajo de MSF, "el personal internacional experimentado también es necesario para garantizar la continuidad de las operaciones", incide.

Por ello, señala, "MSF está en conversaciones con las autoridades nacionales sobre los permisos para la entrada al país de nuevo personal esencial, esperando llegar a una pronta solución positiva para continuar colaborando con la atención médica a la población vulnerable".


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