Lunes 09 de diciembre 2024

Más del 50% de la población mundial no consume suficiente hierro, calcio y vitaminas esenciales



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Infobae.- Un análisis publicado por The Lancet Global Health estima que más de 5.000 millones de personas en todo el mundo no ingieren cantidades suficientes de micronutrientes esenciales para la salud.

El estudio Estimación global de las deficiencias de micronutrientes en la dieta: un análisis de modelos es la primera estimación global sobre la ingesta de micronutrientes utilizando datos de consumo a nivel mundial. Los investigadores analizaron 15 micronutrientes esenciales a partir de datos recopilados de 185 países, evaluando el consumo en diferentes grupos de edad y sexo.

Y observaron que el 68% de la población mundial presenta carencias de yodo, mientras que otros nutrientes esenciales, como la vitamina E y el calcio, presentan porcentajes similares de deficiencia, afectando al 67 y 66% de la población, respectivamente.

El hierro, en tanto, un mineral esencial para la producción de hemoglobina y la prevención de la anemia, es otro micronutriente deficiente en la dieta de más de 4.000 millones de personas, es decir, el 65% de la población. Otros elementos importantes como la vitamina B2, el folato y la vitamina C también presentan tasas de deficiencia superiores al 50%.

Estos datos, que excluyen los aportes de alimentos fortificados y suplementos, destacan una problemática que se extiende más allá de las regiones económicamente desfavorecidas. Y resaltan que estas carencias pueden llevar a problemas de salud graves, como anemia, problemas de desarrollo cognitivo, debilidad en el sistema inmunológico y complicaciones en el embarazo.

Por qué son importantes los micronutrientes

Los micronutrientes son vitaminas y minerales que el cuerpo necesita en cantidades pequeñas, pero que son cruciales para el funcionamiento adecuado de procesos fisiológicos y metabólicos. Aunque se requieren en proporciones mínimas comparadas con los macronutrientes (proteínas, carbohidratos y grasas), su impacto en la salud es profundo.

Según la médica especialista en Medicina Interna y Nutrición Marianela Aguirre Ackermann (MN 151.867), integrante del Grupo de Obesidad de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), profesora adjunta de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Nordeste y directora de Fundación CIEN, “hierro, zinc y magnesio son imprescindibles para la producción de energía y el metabolismo celular”.

Además, vitaminas como la C y la D, junto con el zinc, son fundamentales para fortalecer el sistema inmunológico, ayudando al cuerpo a combatir infecciones y enfermedades, precisó la experta consultada por este medio.

Para ella, la deficiencia de estos nutrientes esenciales es un problema grave en muchos países, incluido Argentina, donde sólo el 20% de la población consume las cinco porciones recomendadas de frutas y verduras al día, según la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS 2). “La deficiencia de micronutrientes puede llevar a problemas de salud como anemia, osteoporosis o trastornos en el desarrollo cognitivo”, advirtió Aguirre Ackermann, quien resaltó el impacto que esta “hambre oculta” tiene sobre la calidad de vida.
 

Aguirre Ackermann mencionó el Estudio Latinoamericano de Nutrición y Salud (ELANS), que evaluó el consumo diario de diez grupos de alimentos en ocho países de Latinoamérica (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú y Venezuela) y cuyos resultados evidenciaron déficit en la ingesta de los grupos de alimentos que se asocian con menor riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles. Esto es:

    Menos del 3,5% de la población evaluada tenía el consumo óptimo de verduras, cereales integrales, pescado, yogurt, frutos secos y semillas,
    Sólo el 7,2% alcanzó la recomendación de consumo de frutas y verduras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es de 400 gramos por día.

Por otro lado, la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS 2) realizada entre 2018 y 2019 evidenció que el consumo de calcio y vitamina D es particularmente bajo: menos del 50% de adolescentes y adultos mayores cumplen con las recomendaciones diarias de calcio.

“Los grupos de menores ingresos son los más afectados, pues suelen tener dietas menos variadas y con un mayor consumo de alimentos ultraprocesados -sostuvo la especialista-. Estos patrones alimenticios llevan a una mayor prevalencia de deficiencias de hierro, zinc y vitaminas del complejo B”.

Asimismo, las modas alimentarias y las dietas restrictivas también contribuyen a estas deficiencias. Aguirre Ackermann mencionó tendencias como la “carbofobia”, o el rechazo a los carbohidratos, y las dietas vegetarianas o veganas mal planificadas, que pueden llevar a carencias de vitaminas B12, hierro y zinc. Además, algunas personas eliminan el gluten sin una razón médica, lo cual puede reducir su ingesta de fibra, hierro y vitaminas del complejo B si no sustituyen adecuadamente los alimentos eliminados.

A nivel mundial, la inseguridad alimentaria sigue siendo un problema crítico. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), una persona enfrenta inseguridad alimentaria cuando carece de acceso regular a suficientes alimentos nutritivos para un crecimiento y desarrollo normales.

Esta falta de acceso puede deberse a la falta de disponibilidad de alimentos o a la carencia de recursos para obtenerlos. En palabras de Cappelletti, “en una sociedad global, la producción de alimentos responde más a la oferta, el consumo y las ganancias que a las necesidades reales de las personas”. Esto llevó a un mercado en el que los alimentos ultraprocesados son más accesibles que las opciones nutritivas, especialmente para sectores de bajos ingresos.

Para reducir la incidencia del “hambre oculta” y sus efectos negativos en la salud, se necesitan estrategias de salud pública que promuevan el acceso a alimentos nutritivos y variados.


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