- #Especiales
- 2024-12-22
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Científicos del Centro de Observación y Modelización Polares del Reino Unido (CPOM) proporcionaron las primeras mediciones del cambio en el espesor de la capa de hielo de Groenlandia, utilizando datos de los satélites CryoSat de la Agencia Espacial Europea (ESA) y ICESat-2 de la Nasa, ambos especializados en el estudio de la evolución del hielo polar.
Aunque ambos satélites emplean altímetros como sensor principal, utilizan tecnologías diferentes para recopilar sus datos. CryoSat opera con un sistema de radar para medir la altura de la superficie terrestre, mientras que ICESat-2 utiliza un sistema láser para la misma tarea.
Según el estudio, la capa de hielo de Groenlandia perdió un total de 2,347 kilómetros cúbicos a lo largo de los 13 años analizados. Esta cantidad de agua equivale al volumen almacenado en el lago Victoria, en África, uno de los mayores cuerpos de agua dulce del mundo. Las mayores pérdidas se registraron en 2012 y 2019, años marcados por deshielos extremos que redujeron la capa en más de 400 kilómetros cúbicos.
Durante el periodo estudiado, la capa de hielo de Groenlandia se redujo en promedio 1.2 metros. Las zonas con mayor adelgazamiento fueron Sermeq Kujalleq, en el centro-oeste, con una pérdida máxima de 67 metros, y Zachariae Isstrøm, en el noreste, donde alcanzó los 75 metros.
El impacto del deshielo en el medioambiente
El deshielo de Groenlandia no solo contribuye significativamente al aumento del nivel del mar, sino que también impacta la circulación oceánica global y altera los patrones meteorológicos, con consecuencias de gran alcance para los ecosistemas y comunidades en todo el mundo. Por ello, disponer de datos precisos y actualizados es crucial.
Nitin Ravinder, autor principal del estudio e investigador del CPOM, destacó la relevancia de los datos obtenidos por CryoSat y ICESat-2, los cuales han demostrado ser complementarios. "La pérdida de masa de la capa de hielo es uno de los principales factores que contribuyen a la subida del nivel del mar. Contar con estas mediciones es fundamental para la comunidad científica y para los responsables políticos”, afirmó Ravinder.
La investigación, publicada en Geophysical Research Letters, confirma que la combinación de ambos satélites permite generar estimaciones más precisas de la pérdida de hielo que las que cualquiera de ellos podría ofrecer por separado. Además, garantiza que, si una de las misiones fallara, la otra podría mantener el registro del cambio en los hielos polares.