Viernes 04 de octubre 2024

Desafíos y respuestas



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La alternativa entre salud y economía viene otorgando debates de todos los colores y sabores, agrego el mío.

Decidir salvar vidas frente al virus letal que invade al mundo se ha convertido en una responsabilidad de los especialistas en materia de salud, dirigidos por la OMS y los gobiernos de cada país que elaboran sus estrategias siguiendo las recomendaciones y advertencias que se les proporciona. La medida de contención social par evitar la propagación del contagio social ocasiona, como todos saben, la paralización de las actividades económicas no relacionadas con los alimentos de primera necesidad y actividades de salud.

La ruptura de la cadena de producción, distribución y consumo de bienes y servicios vuelve a poner en la mesa del debate, el cómo, cuánto y a quién se deberá atender en sus necesidades de capital de inversión y de trabajo, una vez que se decida la reapertura de las actividades sociales. Esto conlleva la discusión entre sociólogos y economistas del viejo debate entre el Estado y el Mercado como protagonistas fundamentales de la futura reactivación.

Hay quienes creen que el Estado ahora más que nunca volverá a ser el actor decisorio en la aplicación de políticas económicas: la centralización y planificación de la economía serían las bases sobre las que se debería reactivar la economía. Para justificar este retorno de la fuerza del Estado como asignador de recursos nos repiten, otra vez, la vieja teoría de la nación versus la anti nación, o sea, de la defensa de nuestras riquezas naturales ante el capital extranjero depredador y sus satélites internos los empresarios privados nacionales.

El Estado debería asumir el control de la economía, afirman: El gobernador de la Provincia de Buenos Aires Axel Kicillof dijo que: “un bichito puso de cabeza al capitalismo” lo que demuestra cuanta razón tenían los enemigos del capitalismo que anunciaron su extinción hace dos siglos atrás. Por tanto, ante la devastación que la pandemia está ocasionando, el capitalismo ha muerto, y no precisamente por los éxitos que el socialismo ha demostrado tener.

Otros (Danilo Paz Ballivián: La clase media tradicional”) añoran a los intelectuales de izquierda y sus enseñanzas sobre la lucha contra el capital extranjero, el despojo de las riquezas naturales y la fuerza reivindicatoria del Estado para hacer justicia social. Todavía vivimos, nos dice, la lucha entre la colonia y la nación, tenemos procesos de un capitalismo de Estado pendular entre lo nacional-popular o liberal, ejemplo de lo nacional-popular seria Evo Morales al cual estratos políticos de la democracia liberal le habrían dado un golpe de Estado (2019), restaurador del Estado liberal.

Su razonamiento final es que el mercado capitalista ocasionó el desplome de los precios del petróleo y minerales (2014) lo que llevo a desacreditar a las empresas estatales, tarea que llevó a cabo la clase media tradicional que fue auto marginada del proceso de cambio. Esta clase media tradicional no sería mas que el 10% de la población, frente al otro 90% en el que estarían: campesinos, mineros, petroleros, obreros de empresas publicas, la pequeña industria y artesanía, bancarios y ramas afines y los cuenta - propistas.

La epidemia, nos dice, igual que el argentino Axel Kicillof, liquida el discurso neo liberal, anti estatal, el mercado libre, la libre empresa, la inversión extranjera y la democracia formal, por tanto para enfrentar la pandemia se necesita del Estado (socialista) centralizado y planificador, un Estado que represente a la nación en su conjunto, contralor de empresas estatales y enemigo de la inversión extranjera y las privatizaciones. Este sería el resultado de la pandemia: Estados de corte socialista, basados en el centralismo económico y político y proteccionistas.

La Historia nosenseña Arnold Toynbee: “es un equilibrio entre desafío y respuesta, cuanto mayor es el desafío más juiciosa debe ser la respuesta” La humanidad ha enfrentado epidemias y pandemias que al final del día lograron abrir respuestas juiciosas, algunos ejemplos: el año 542 la peste bubónica que destrozó a Constantinopla, ocasionó que el Estado se redujera al mínimo, nos dicen que había mucho dinero pero nada que comprar, esto dio paso ala formación de Imperio Carolingio, lo que más tarde sería Europa. La peste Negra (1347-1350), ocasionada por una bacteria mortal “Pasteurella pestis” propagada por las ratas negras, que obligó a la ciudad de Caffa arrojar los cadáveres infectados por encima de sus murallas, más de la mitad de la población europea desapareció en menos de tres años pero dio paso al establecimiento de políticas publicas sobre la higiene y el urbanismo, entre 1492 y 1520, la sífilis, la gripe, sarampión, viruela, diarreas y tifus se expandieron en Mesoamérica, obligó a buscar matrices urbanas en las ciudades y una mejor manera de comunicar las decisiones frente al contagio, por ultimo entre 1918 y 1920 la influenza, conocida como la gripe española, dejó más de ocho millones de muertos en España y cuarenta millones en Europa, dio paso a la creación de institutos para aislar bacterias, se destinaron recursos para investigación medica, se crearon vacunas y antibióticos.

¿Qué podemos esperar de esta pandemia del 2019?, ¿Cuál será la respuesta juiciosa que la humanidad dará?

Sin duda la ciencia y la tecnología tienen ahora más y mejores instrumentos para confrontar la pandemia. En Oxford Inglaterra se están haciendo pruebas en la fase 1 para tener una vacuna, en la China ya están en la fase 2 , científicos israelitas del Instituto Migal dicen que unas semanas tendrían una vacuna a ser administrada vía oral. Laboratorios norteamericanos, australianos y europeos están en carrera y acercándose al objetivo. Esto nos muestra una capacidad de reacción científica mejor y más veloz que en cualquier otra época de la historia. Esta ventaja se da gracias al proceso global que facilita el intercambio científico del conocimiento, donde, cuando más grande es la apertura para que la investigación científica desarrolle su actividad libremente, mejores resultados se tendrán y en menores tiempos posibles.

Dicho esto en el campo del control científico de la pandemia, ahora podemos concentrarnos en el terreno de la reactivación económica que se ejecutará de manera paulatina y progresiva. Lo primero que queda claro es que la economía mundial no pasará a ser controlada y decidida por Estados centralistas y todopoderosos. Tal prospecto no se vislumbra en las economías desarrolladas. El proteccionismo ejercido por la administración Trump y su guerra comercial con la China dejarán paso al intercambio urgente del libre comercio para acelerar la reactivación que se espera. Los presupuestos militares pasaran a segundo lugar dando prioridad a los sistemas de salud. En este sentido la OMS podría tomar un papel rector mas importante para diseñar los requerimientos esenciales que los sistemas de salud deberían tener en el mundo, lo cual obligaría a los Estados a modificar sus presupuestos.

La reactivación económica, en Bolivia se debería dar en el marco de una apertura total a la actividad privada. Veamos porqué: El Estado nacional-popular que en Bolivia venimos sosteniendo desde 1952, insistiendo en que debe asumir el control de los sectores estratégicos de la economía, básicamente gas y minerales, no ha logrado romper la cadena del atraso que se explicó es el resultado de la dependencia del capitalismo, al contrario es este Estado el que ha determinado tanto el atraso como la dependencia económica. Persistir en creer que un grupo político que gana las elecciones y asume el gobierno está capacitado para ordenar el comportamiento social, cual tutor ante sus tutelados, es no haber aprendido nada del desarrollo objetivo de la realidad que vivimos.

Causa siempre estupor la forma en que los defensores del Estado distorsionan los hechos, por ejemplo, nos dicen que es el mercado internacional que define los precios de las materias primas el causante de que las empresas publicas no hayan tenido resultados, pero callan que ese mercado fue el que le proporcionó al Estado los mayores ingresos de los últimos sesenta años y que precisamente el Estado nacional – popular de Evo Morales, dilapidó esos ingresos en gastos que hoy día nos muestran cual trofeos de la corrupción, lo que se hizo por la voluntad de ese grupo delincuencial que gobernó 14 años.

La reactivación económica deberá centrarse en el potenciamiento de la actividad privada, en la privatización de todas las empresas publicas creadas por el capricho y no por la razón, incluida YPFB y la minería. Se deberían disminuir los impuestos que agobian al sector y eliminar aquellos que no son necesarios, se tendría que eliminar el subsidio a la gasolina y diésel, los contratos de trabajo que están vigentes deberían ser resueltos, para dar paso a nuevos contratos que aseguren la flexibilización del trabajo, las empresas podrían acceder al crédito de fomento a la producción por medio de líneas de refinanciamiento manejadas por la Banca Privada y se debería dar paso al Banco de Fomento Nacional para la Producción, con aporte de capital de empresarios grandes, medianos y chicos. Se deberían establecer normas básicas y simples para formalizar la actividad del pequeño comerciante y micro productor, a fin de que accedan al crédito. Se debería declarar la propiedad privada del uso de la tierra, sin limitaciones de ninguna clase.

El Estado debería presupuestar el 30 por ciento de sus ingresos para la salud publica y el 30 por ciento para la educación, dejando el resto para sostener el aparato burocrático nacional, las Fuerzas Armadas y la Policía. Este es el Estado que desarrollaría las fuerzas productivas nacionales. Es el Estado que nunca tuvimos y que ahora urge construirlo dejando atrás años de atraso y miseria planificada para el goce de políticos ávidos de enriquecerse invocando la pobreza que resulta al final el sostén sobre el que se sientan.