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- 2024-11-25
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El País.- Mientras las autoridades y dueños de locales legalmente establecidos para el trabajo sexual continúan evaluando el protocolo de bioseguridad para comenzar a reactivar la economía del sector, muchas de las mujeres que no pudieron ejercer durante la pandemia optaron por las redes sociales y la modalidad clandestina.
Debido a las restricciones interpuestas por las autoridades nacionales y locales, los lenocinios estuvieron cerrados por más de un año, impidiendo que las mujeres puedan generar algún tipo de ingreso.
En este contexto, muchas de ellas optaron por ejercer en la clandestinidad, ofreciendo sus servicios mediante las redes sociales, exponiéndose ellas mismas y sus clientes a situaciones de inseguridad.
De acuerdo a la presidenta de la Asociación de Trabajadoras Sexuales de Bolivia, Paola Mendoza Villca, uno de los principales riesgos es que en los anuncios publicados la mayoría de las mujeres aseguran ser mayores de edad, pero podrían ser menores. También existe el riesgo de que, aunque parezca que se trata de mujeres que trabajan por su cuenta, sean parte de una red de explotación laboral y sexual.
Sin embargo, los riesgos no son solamente para las mujeres que trabajan, si no también para los clientes que contratan estos servicios. Además, de exponerse a situaciones de inseguridad por no poder ver el rostro de la persona con la que se contactan, están expuestos a robos, asaltos o “pildoritas”.
Sumado a ello existe un peligro inminente contra su salud, pues al operar en la clandestinidad, a estas trabajadoras no se les exige el carnet sanitario emitido por el Servicio Departamental de Salud (Sedes), ni el carnet de vacuna contra el Covid-19, que está establecido como obligatorio en el nuevo protocolo a aplicarse en los locales nocturnos que funcionan legalmente.
Sobre este tipo de situaciones, Mendoza responsabilizó concretamente a las autoridades departamentales y municipales que retrasaron el reinicio de sus actividades en los centros legales, donde se puede controlar a las trabajadoras y también a los clientes que acuden.
“Así nadie emite nada, no se puede sacar multa, en cambio los legales pagan y cumplen la norma”, dijo.
Reactivación
En el marco de la reactivación del sector, esta semana se llevó adelante una inspección por parte del Sedes, la Intendencia Municipal y la Dirección Municipal de Seguridad Ciudadana, el trabajo se efectuó en cuatro lenocinios y tuvo el objetivo de verificar que todos ellos cuenten con los requisitos establecidos.
En dicha inspección, los propietarios y responsables de los negocios se expresaron pidiendo a las autoridades que se pueda reactivar el sector lo antes posible, pues durante la cuarentena las trabajadoras sexuales constituyeron el grupo más afectado. Incluso manifestaron que durante un periodo tuvieron que subsistir con los paquetes alimentarios que enviaban la Gobernación o el Municipio.
La responsable del local “Chicas de Oro”, es quien expresó que “las trabajadoras sexuales son madres, son parte de una familia y quieren llevar el sustento a sus hogares”.
Concluyó señalando que ahora que se exige el protocolo de bioseguridad, el carnet sanitario y también el carnet de vacunación a mujeres y clientes, los lenocinios no se constituyen en un foco de contagio debido a que son ambientes donde no se genera aglomeración.