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- 2024-11-15
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Infobae.- El Instituto de Virología de Wuhan, el laboratorio señalado por varios expertos como uno de los lugares donde pudo originarse el coronavirus, y el régimen chino obstaculizaron la entrega de muestras del nuevo patógeno SARS-CoV-2 a científicos estadounidenses, lo cual causó demoras decisivas en momentos en que actuar con rapidez podría haber sido clave para desarrollar contramedidas y evitar la propagación global de brote.
El comportamiento del régimen de Xi Jinping y del laboratorio se desprende de una serie de correos electrónicos intercambiados entre los científicos del Laboratorio Nacional de Galveston en Texas y los científicos del Instituto de Virología de Wuhan, que habían ayudado a capacitar. Los correos fueron obtenidos por el diario South China Morning Post.
Según la información del periódico hongkonés, el laboratorio Laboratorio de Galveston, afiliado al gobierno de Estados Unidos, esperó durante días mientras un científico de Wuhan que supervisaba la transferencia del virus informaba poco progreso en un proceso que parecía obstaculizado por la necesidad de la aprobación del régimen chino.
El intercambio muestra la renuencia de China a compartir el material en los primeros días críticos de la pandemia, dijeron expertos con conocimiento sobre los documentos. Para los investigadores de Texas, la demora significó una grave pérdida de tiempo en las primeras fases de la pandemia, cuando actuar con rapidez podía marcar la diferencia en la difusión del brote.
James Le Duc, el entonces director del laboratorio de Texas, advirtió a sus homólogos chinos que las demoras podrían dañar la posición internacional de China y privar a los científicos de material para su propia investigación.
“Estás en una posición muy desafiante y estás haciendo un gran trabajo. Sin embargo, recomendaría que organice e implemente rápidamente una forma de compartir los aislamientos de [virus] de referencia“, escribió en un correo electrónico del 22 de enero a Yuan Zhiming, director del Laboratorio Nacional de Bioseguridad en el Instituto de Virología de Wuhan.
“Con casos que ocurren fuera de China, otros pronto tendrán sus propios aislamientos y China habrá perdido la oportunidad de liderazgo”, escribió.
“Y si comienzan a aparecer publicaciones científicas de investigadores chinos sin que el mundo tenga acceso independiente a una cepa, es probable que China sea muy criticada”.
En efecto, desde el comienzo de la pandemia China ha sido acusada de encubrir los orígenes del brote. El régimen también obstaculizó o intentó influir en la investigación de la Organización Mundial de Salud, cuyas conclusiones fueron rechazadas por la comunidad científica internacional.
La cronología de la secuenciación del nuevo virus también alimentó las sospechas.
Los científicos chinos compartieron la secuencia del genoma del SARS-CoV-2, un código de texto que denota sus componentes genéticos, menos de dos semanas después de que las autoridades de salud de Wuhan lanzaron la alarma sobre un brote sospechoso. Sin embargo, el científico de Shanghai que publicó por primera vez la secuencia independiente del gobierno el 11 de enero cerró rápidamente su laboratorio para su “rectificación”. Los funcionarios chinos compartieron el genoma con la Organización Mundial de la Salud (OMS) al día siguiente, 10 días después de que el Instituto de Virología de Wuhan lo secuenciara por primera vez el 2 de enero, según informes posteriores.
El acceso temprano al nuevo patógeno es una herramienta importante para que los investigadores preparen kits de diagnóstico y desarrollen medicamentos y vacunas.
Los correos muestran que los científicos de Texas enviaron documentos oficiales para solicitar el envío de una muestra de Wuhan el 28 de enero.
Pero pasaron días cuando la solicitud se trasladó por la cadena desde una oficina de aduanas de Wuhan a la Administración General de Aduanas en Beijing y, en última instancia, a la Oficina General del Consejo de Estado, según los mensajes enviados.
El 2 de febrero, el profesor de biología molecular de Texas, Pei-Yong Shi, envió un mensaje urgente.
“¿Alguna actualización sobre el envío de aislamientos? Dado que se trata de una emergencia de salud pública, espero que la aprobación se tramite con urgencia. El intercambio de aislamientos definitivamente acelerará el desarrollo de contramedidas“, le escribió a Deng, quien respondió que estaba haciendo un seguimiento diario con los funcionarios de aduanas en Beijing.
“Espero poder progresar”, respondió Deng.
Asimismo, también Shi Zhengli, la directora del Centro de Enfermedades Infecciosas Emergentes del Instituto de Virología de Wuhan, que ha estado en el centro de las sospechas debido a su trabajo sobre los coronavirus de murciélagos, también había planeado compartir muestras del virus con el laboratorio de Galveston, algo que finalmente fue impedido por el gobierno de Beijing.
Numerosos científicos que rastrean el intercambio de patógenos dijeron que no creían que China compartiera el virus en el extranjero durante las primeras semanas del brote.
En cambio, algunos laboratorios internacionales recibieron muestras de Australia, donde un equipo del Instituto Peter Doherty de Melbourne dijo el 29 de enero que era el primero en aislar y hacer crecer el virus fuera de China. Otros científicos tuvieron que esperar muestras a medida que aparecían pacientes dentro de sus propias fronteras.
Los investigadores del laboratorio de Galveston, parte de la Red de Laboratorios de Biodefensa del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, esperarían casi tres semanas después de la solicitud de Le Duc, pese a que el personal de los laboratorios de alta contención en Galveston y Wuhan había estado involucrado en otros tipos de intercambios desde 2013, cuando China estaba construyendo su primer laboratorio de nivel 4 de bioseguridad, el nivel de biocontención global más alto, en Wuhan.
El laboratorio de Galveston, que estudia los virus más letales del mundo, como el ébola, también había organizado sesiones de capacitación a corto plazo para el personal de Wuhan, y dos científicos postdoctorales chinos extendieron su estadía para completar sus investigaciones.
Sin embargo, al final, la muestra que los investigadores de Texas recibieron no provino de China.
Fue proporcionada el 11 de febrero por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, que para entonces habían secuenciado el virus de un paciente local para compartirlo con los investigadores.