- 2017-03-03
Loading
[Estamos en WhatsApp. Empieza a seguirnos ahora]
La Razón.- A sus 45 años, el escultor Rubén Herrera tiene deudas y hace siete meses está enfermo. La obra del monolito Bennett o Pachamama, que comenzó en 2007, aún no puede terminarla. La estela ahora se convirtió en muro perimetral de una casa en Guaqui. “Me duele muchísimo no haberla acabado, después de todo el esfuerzo que hice para traer la roca desde el cerro, el haber alquilado dos grúas y un tráiler para trasladar la piedra hasta Guaqui”, se lamenta el artista formado en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) de La Paz. Resignado y parado a un costado del monolito, que parece dormido a la espera de que terminen de tallar su espalda, Herrera cuenta que aceptó en 2007 el ofrecimiento de la entonces Prefectura de La Paz conducida por José Luis Paredes para cincelar una réplica de Bennett, el mítico monolito original de Tiwanaku que estuvo por años en Miraflores y que en 2002 regresó a su casa. “Me dijeron que querían una réplica, por eso lo hice. Firmé incluso un contrato, pero hasta el momento nadie me devolvió nada de lo que invertí”, precisa el guaqueño. Pared. El rostro de la obra, unido al muro de ladrillo de una casa. GÉNESIS. Herrera dirigió el Taller de Arte Taypi Kala, que llevó adelante el trabajo y en 2007, de acuerdo con un boletín del Ministerio de Culturas, la obra fue rechazada por la comisión evaluadora de la Unidad Técnica del entonces Viceministerio de Desarrollo de Culturas y por vecinos de Miraflores, no habría cumplido con los requisitos para la sustitución. El escultor tiene su propia versión. “Hubo cierto favoritismo en los contratos”, desliza. El artista extrajo la roca de arenisca desde el cerro K’alasirca, que queda cerca de Guaqui, y la cinceló durante un año y ocho meses a un lado de la carretera que conduce a Desaguadero, pero no terminó. “El monolito estaba en un terreno, pero después adquirieron el lote y quedó al medio”. Entre 2008 y 2009, la familia de Abundio Maydana, que adquirió el predio, le conminó a Rubén que recoja la roca de 29 toneladas, pero hasta hoy continúa en el sector y fue unida con cemento al muro de ladrillo del lote de unos 1.000 metros cuadrados. “Yo les dije que cuando me lo recoja el monolito, les terminaré el muro, pero ahora no tengo dinero, necesito al menos unos $us 2.000 para recogerlo con grúas y unos $us 3.000 para finalizar la obra”, revela el hombre. Artista. Rubén Herrera enseña las imágenes talladas. ENFERMO. En los últimos siete meses, Rubén estuvo en cama por una enfermedad desconocida, que solo unos yatiris de Guaqui pudieron remediar. “Nosotros creemos que la piedra le ha entrado al cuerpo y que por eso se ha enfermado Rubén”, dice Dionisio Medina, un poblador guaqueño de 70 años. En el mundo aymara se cree que las rocas son sagradas y que si se les arranca de su lugar de origen enferman a quien las extrajo. En los últimos años, Herrera talló un moreno en una balsa, para la fiesta del Tata Santiago del 25 de julio en el puerto de Guaqui, además de otros trabajos en Pucarani y Oruro. A principios de año se acercó a la Alcaldía de El Alto para solicitar ayuda para terminar su monolito, pero, según él, le habrían condicionado el respaldo. “Me dijeron que debo dar un dinero para la campaña de su alcalde, yo les dije que no tenía plata y no me recibieron más”. Presentó también el pedido a su municipio, pero lamenta que no haya interés por la cultura. “El monolito puede ser instalado en el ingreso del pueblo, pero no les interesa, espero que la alcaldesa (Gladys Arce, electa en marzo) me pueda ayudar o que aporte el Ministerio de Culturas”, expone. Ayer por la mañana, el ministro del área Marko Machicao dijo a la red PAT que enviará una comisión al lugar para realizar una evaluación. Un boletín oficial de esta cartera informó el viernes que los técnicos de la Unidad de Arqueología y Museos (UDAM) del Viceministerio de Interculturalidad efectuarán una visita e inspección al sitio para conocer las razones de este mal uso de una réplica de un bien patrimonial. En tanto, algunos vecinos del lugar prendieron la semana pasada velas y flores a los pies de esta réplica de Bennett o Pachamama.