- América
- 2020-11-08
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El Diario.- Bolivia se encuentra dentro los cinco países que más deuda asumieron con China, y en los últimos años el país está en la mira de las inversiones asiáticas, debido a que se ha adjudicado una veintena de proyectos, carreteros y puentes, según un estudio del Diálogo Interamericano, con sede en Washington. Una publicación de BBCMundo señala que el estudio del centro de estudios señala que, tomando en cuenta exclusivamente el número de proyectos individuales que están siendo desarrollados en la región, Bolivia luce como el destino principal para los inversores chinos. Desde 2013, las compañías chinas se han adentrado en más de veinte proyectos de carreteras y puentes en Bolivia". De acuerdo a datos del Banco Central de Bolivia (BCB), la deuda bilateral del país al 31 de agosto de la presente gestión, asciende a 1.286,7 millones de dólares, y la contraída con China bordea el 80% de la obligación internacional seguida de Francia. Como se recordará la deuda externa al 31 de agosto asciende a 10.746,9 millones de dólares, mientras que en enero de la presente gestión la cifra alcanzaba a 10.212,7 millones, lo que muestra un incremento de más de 500 millones a la fecha. CHINA Mientras los datos del BCB muestran que la deuda con China está por el orden de 965,8 millones de dólares, un artículo el periodista Daniel Méndez, quien investigó a fondo el asunto y plasmó sus conclusiones en el libro "136: el plan de China en América Latina", señala que Bolivia le debería 2.500 millones. La nota de la BBCMundo informa que los compromisos financieros totales de los cinco países de Latinoamérica, Brasil, Argentina, Venezuela, Ecuador y Bolivia, que más deuda han contraído con las entidades públicas chinas, ascienden a más de 133.000 millones de dólares. Venezuela ocupa el primer lugar con 67.200 millones de dólares, seguido de Brasil con 28.900 millones, luego viene Ecuador con 18.400 millones, también está Argentina con 16.900 millones y Bolivia con 2.500 millones. En Argentina, Bolivia y Ecuador, los créditos suelen estar ligados a exportaciones chinas o a la construcción de obras de infraestructura por empresas chinas. "China te presta el dinero, pero a cambio de que compres materiales a empresas chinas (maquinaria, satélites, trenes, equipos de telecomunicacionesÂ…) o de que determinadas obras de infraestructuras las realicen empresas chinas (presas, carreteras, túneles, líneas de tren, centrales nucleares)", explica Méndez. Esa explicación no está alejada de la realidad boliviana, ya que en innumerables ocasiones parlamentarios de la oposición alertaron que los préstamos de China venían condicionados, y que en algunos casos las compañías asiáticas no cumplían con lo acordado. Informes internacionales señalaban que los créditos chinos, que contrataban a empresas chinas, éstas no respetaban las normas laborales de los países así como tampoco cuidaban el medio ambiente. ADJUDICACIONES Hace un año atrás, publicaciones de prensa señalaban que al menos 15 empresas chinas lideran la lista de proyectos adjudicados por la Administradora Boliviana de Caminos (ABC). Entre 2006 y 2017 el monto licitado a las compañías asiáticas supera los 12.286,3 millones de bolivianos, según un análisis de la Cámara Boliviana de la Construcción (Caboco) a base de los datos del Sistema de Contrataciones Estatales (Sicoes). EXPORTADO La publicación señala que en las últimas décadas, China ha exportado cantidades récord de capital al resto del mundo. Sus préstamos directos y créditos comerciales han pasado de ser casi cero en 1998 a más de 1,6 billones de dólares en 2018. Esta cifra equivale al 2% por ciento del PIB mundial. Pero en contra de lo que sucede con la mayoría de países, estos flujos de capital no son privados, de bancos o inversores particulares. Son nacionales, es decir, fondos canalizados a través de empresas o entidades financieras controladas por el Estado. La diferencia es importante porque al contrario que los inversores privados, el gigante asiático no busca solo rentabilidad cuando presta dinero. Sus principales brazos de inversión son el China Development Bank y el Export-Import Bank of China y a través de ellos el gigante asiático se ha convertido en el banquero de América Latina. “Presta dinero porque lo tiene. En julio de 2016, contaba con las mayores reservas de divisas del mundo: 3,21 billones de dólares", explica en un artículo el periodista Daniel Méndez. "En su mayor parte, todo este dinero proviene de los suculentos superávits comerciales que el gigante asiático ha acumulado en los últimos años, especialmente con Estados Unidos", añade. INFLUENCIA POLÍTICA El reportaje señala que los especialistas coinciden en que los préstamos oficiales siempre tienen detrás un elemento estratégico y ayudan a China a ganar influencia política. Pekín, por su parte, defiende que estos acuerdos benefician a todas las partes y lo cierto es que gobiernos de toda la región se muestran abiertos y buscan inversiones desde la segunda economía del mundo. DISTINTOS OBJETIVOS En América Latina, los especialistas explican que los objetivos geopolíticos de Pekín pasan por asegurarse el suministro de recursos y materias primas además de desarrollar nuevos mercados para sus propias mercancías. Un ejemplo de esto son las inversiones en el sector de las infraestructuras destinadas a mejorar el comercio en las vías del océano Pacífico, lo que abarataría costes para las empresas chinas. Pero también los numerosos contratos firmados para la explotación conjunta de petróleo o minería en toda la región. "Ciertamente este flujo de dinero [hacia Latinoamérica] forma parte de la estrategia de internacionalización de China y de expandir su huella en el comercio global, las finanzas o incluso militarmente", explica a BBC Mundo Christoph Trebesch, analista del centro de investigación Kiel Institute for the World Economy, con sede en Alemania. PRÉSTAMOS POR MATERIAS PRIMAS Venezuela personifica uno de las formas de préstamo más característica de China: los préstamos ligados a recursos naturales. En el caso de Caracas, por ejemplo, China permite devolver una parte del crédito directamente a través de la venta de petróleo (a los precios que marque el mercado en ese momento). "Estos son los llamados loans-for-oil o préstamos por petróleo. A China le sirven para asegurar el suministro de recursos naturales y garantizarse de alguna forma el pago en caso de crisis económica", apunta Méndez a BBC Mundo. Qué papel juega China en la industria del petróleo de Venezuela (y cómo puede cambiar por las sanciones de EEUU) Qué intereses tiene China en Venezuela (y por qué es uno de los países que tiene más que perder en la crisis) Esta es una fórmula que han usado muchos otros países en los últimos años en sus acuerdos internacionales. Según los registros del centro de estudios Diálogo Interamericano, con sede en Washington, el China Development Bank destinó en septiembre de 2018 unos 5.000 millones de dólares para desarrollos en el sector del petróleo venezolano. IMPLICACIONES Los masivos flujos de capital de China hacia Latinoamérica tienen implicaciones importantes para la sostenibilidad de la deuda en los países receptores, explican los analistas del Kiel Institute. En un informe, recuerdan lo que supuso estos flujos de capital en el pasado. "Los flujos de préstamos chinos de 2008 a 2015 comparten similitudes con el ciclo de préstamos de la década de 1970, que no terminó felizmente una vez que los precios de las materias primas, los ingresos por exportaciones y el crecimiento económico se desplomaron en muchos de los países que se habían endeudado". "Después de 1982, docenas de bonos soberanos cayeron en suspensión de pagos [default], lo que resultó en una "década perdida" en América Latina y en otros lugares", afirman. Pero las preocupaciones no solo se limitan a la sostenibilidad de las cuentas de un país y su credibilidad internacional; abarcan temas sociales, ambientales y de gobierno. "La inversión china en la región no está exenta de riesgos. Estas preocupaciones han afectado a los proyectos de infraestructura de China en Latinoamérica, generando impedimentos tanto institucionales como públicos en la finalización", explica la consultora Marsh. Como ejemplo, cita la construcción de una represa hidroeléctrica en Santa Cruz, Argentina, que comenzó sin una evaluación de impacto ambiental y provocó que la Corte Suprema acabara frenando el proyecto. O los planes de la refinería de petróleo de Sinopec en Moín, Costa Rica, que se enfrentaron a obstáculos institucionales similares; o el proyecto hidroeléctrico Rositas en Bolivia, que no consiguió involucrar a las comunidades locales y está en suspenso desde hace tiempo.