Viernes 18 de octubre 2024

Sodoma y Gomorra podría ser la ciudad bíblica que fue borrada del mapa por un meteorito



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Gizmodo.- Cuando los arqueólogos comenzaron a excavar en Tall el-Hammam en 2005 descubrieron dos cosas. La primera es que en ese valle del río Jordán había existido una ciudad. La segunda es que esa ciudad fue borrada del mapa en un evento de tal magnitud que no lograban averiguar la causa. Lo llamaron, la capa de la destrucción.

Hace alrededor de 3.600 años, Tall el-Hammam fue devastada por un incendio. El problema es que ningún incendio normal es capaz de fundir metal, ladrillos de adobe y cerámica hasta dejar una capa de metro y medio de cenizas y restos irreconocibles. Un equipo internacional de 21 investigadores formado por arqueólogos, geólogos, geoquímicos, expertos en geomorfología, mineralogistas, paleobotánicos, expertos en sedimentos, astrónomos y médicos lleva nada menos que 15 años estudiando ese estrato geológico conocido como la capa de la destrucción.

Sus conclusiones acaban de publicarse en la revista Scientific Reports, y son fascinantes. Tall el-Hammam fue destruida por un meteorito en un evento similar al registrado en Tunguska el 30 de junio de 1908, solo que en esta ocasión la bola de fuego no cayó sobre una remota región deshabitada del norte de Rusia, sino que dio de lleno en una populosa ciudad de alrededor de 8000 personas. Ninguno sobrevivió para contarlo.

De hecho es muy probable que el evento fuera el origen de la leyenda que acabó registrada en la Biblia como la destrucción de Sodoma y Gomorra, las dos ciudades a las que Dios castigó por sus pecados con una lluvia de fuego y azufre. La descripción de ese pasaje en la Biblia parece un relato infantil comparada con la devastación que describen los autores del estudio

Los habitantes de la antigua ciudad del Medio Oriente hoy conocida como Tall el-Hammam realizaban sus quehaceres cotidianos un día cualquiera de hace unos 3.600 años. No tenían ni idea de que una roca espacial helada se acercaba a ellos a una velocidad de aproximadamente 61.000 kmh.

La roca atravesó la atmósfera y explotó en una enorme bola de fuego a unos 4 kilómetros sobre el suelo. La explosión fue unas 1.000 veces más potente que la bomba atómica de Hiroshima. Los conmocionados habitantes de la ciudad que tuvieron tiempo de mirar hacia arriba quedaron cegados al instante. Segundos después, la temperatura del aire se elevó por encima de los 2.000 grados Celsius. La ropa y la madera estallaron inmediatamente en llamas. Las espadas, lanzas, adobe y cerámica comenzaron a derretirse. Casi de inmediato, toda la ciudad se incendió.

Unos segundos más tarde, una onda de choque masiva se estrelló contra la ciudad a una velocidad de unos 740 mph (1200 kmh). Los vientos mortales azotaron la ciudad, demoliendo todos los edificios. También arrancaron de cuajo los 12 m (40 pies) superiores del palacio de 4 pisos de la ciudad y arrojaron los escombros al valle de al lado. Ninguna de las 8.000 personas y los animales que había en ese momento en la ciudad sobrevivió. Sus cuerpos fueron incinerados y sus huesos explotaron en pequeños fragmentos.

Aproximadamente un minuto después, a 22 km al oeste de Tall el-Hammam, la onda expansiva de la explosión golpeó la ciudad bíblica de Jericó. Sus muros se derrumbaron y la ciudad ardió hasta los cimientos.

Los investigadores sabían que ningún volcán ni fuerza humana de la época es capaz de causar una destrucción como la que encontraron en los sedimentos del yacimiento de Tall el-Hammam. En cuanto se propuso la hipótesis del meteorito, lo primero que hicieron fue calcular la fuerza de la explosión usando un calculador de impactos online.

El siguiente paso era hallar evidencias que avalen la teoría del impacto. Esas pruebas no tardaron en aparecer. Toda la ciudad está cubierta e unos finos granos de sal llamada cuarzo de impacto que solo e forma bajo presiones súbitas de alrededor de 5 gigapascales (imagina 68 tanques Abrams posados encima de tu dedo y te harás una idea según los investigadores).

La presión de la onda expansiva también generó diminutos diamantes microscópicos. Este polvo de diamante no es otra cosa que la madera y las plantas de la zona, carbonizadas al instante por el calor y después convertidas en fino polvo de diamante por la presión. Estos microdiamantes imbuidos en la roca se pueden encontrar en otros cráteres famosos como el de Nördlingen, en Alemania, donde se calcula que la piedra que forma las murallas de la ciudad, su catedral y otras edificaciones antiguas tiene 72.000 toneladas de diminutos diamantes. En Tall el-Hammam los diamantes son más finos porque el meteorito explotó en el aire, como en Tunguska, y fue la bola de fuego resultante la que arrasó la ciudad. Por esa misma razón no hay cráter de impacto en el valle de Jordania.

Los experimentos de laboratorio confirmaron las temperaturas del impacto por la licuefacción de la arcilla. Otro indicador de las altas temperaturas es la formación de diminutas esferas de hierro y sal vaporizados en el aire. La capa de la destrucción tiene más indicios que prueban el impacto aéreo de un meteorito. Las superficies de barro y arcilla expuestas a la explosión tienen diminutas partículas de iridio, platino y zirconio. La lista de pruebas arqueológicas y geológicas que avalan el impacto de meteorito es tan larga que excede con creces el objetivo de este artículo, pero puedes leerlas en el estudio original, que es realmente exhaustivo.

Tall el-Hammam pudo ser el primer caso documentado de un impacto de meteorito. La Biblia describe la destrucción de Sodoma y Gomorra como una lluvia de fuego y roca que devastó más de una ciudad cerca del Mar Muerto. El texto sagrado no es precisamente una crónica histórica fiel, pero muchos de sus relatos se basan en hechos reales de la época. En 2008 se descubrió una tablilla de arcilla escrita por un astrónomo sumerio. La mitad de esa placa eran observaciones de las estrellas y planetas conocidos en la época. La otra mitad describía lo que parece ser un meteorito de más de un kilometro que impactó hacia el año 3123 antes de Cristo.

La propia naturaleza del impacto en Tall el-Hammam descarta que hubiera testigos presenciales en un radio de muchos kilómetros, pero la destrucción de la ciudad tuvo que dejar en shock a los pueblos vecinos. Las excavaciones arqueológicas en la zona revelan que alrededor de 100 pequeños asentamientos alrededor de la ciudad fueron abandonados por sus habitantes. Nadie volvió a vivir en esa región maldita durante más de 600 años. La razón de este abandono no se conoce con certeza, pero los autores del estudio apuntan una hipótesis: la sal. La explosión pudo vaporizar parte de la sal del Mar Muerto y depositarla sobre la región en una fina capa que volvió el terreno tóxico para cualquier planta. Sin cosechas, los habitantes de la región tuvieron que emigrar, y las escasas precipitaciones de la zona tardaron siglos en eliminar la capa de sal del suelo.

A día de hoy hemos registrado más de 26.000 NEOs (asteroides cercanos a la Tierra) y alrededor de un centenar de cometas de período corto. Se calcula que hay millones que aún no conocemos.


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