Sábado 21 de diciembre 2024

Es guatemalteco, revolucionó la forma de aprender idiomas y se hizo millonario a los 20



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El hombre que un día cambiaría la forma en la que el mundo aprendería idiomas nació en Guatemala y, sin saberlo, también cambiaría la vida de millones. Luis von Ahn, creador de la famosa app Duolingo, no solo consiguió a sus 20 años un proyecto millonario que lo lanzaría al éxito, sino que fue becado por una de las instituciones más prestigiosas del mundo por su inteligencia y capacidad para solucionar problemas globales. A través de sus inventos, revolucionó la manera en la que las personas interactúan con la tecnología, y lo hizo con una particular visión: “democratizar el acceso a la educación”.

Este joven genio con una mente inquieta y creativa fue el responsable de que hoy, millones de personas completen esos molestos códigos indescifrables llamados Captcha cada vez que buscan comprobar que no son un robot.

Más tarde, perfeccionaría esta idea con ReCaptcha, que no solo protegería la seguridad de internet, sino que contribuiría a la digitalización de libros y textos históricos. Pero fue con Duolingo, la app gratuita para aprender idiomas, que lograría algo más: construir un espacio global donde aprender fuera accesible, divertido y eficaz.

Von Ahn, que no dejó de recibir ofertas tentadoras tras el éxito de sus invenciones, pudo haberse retirado temprano, pero prefirió seguir trabajando para generar un impacto social. “Pensé en retirarme y después me di cuenta de que iba a estar muy aburrido. Yo me aburro mucho cuando no tengo nada que hacer”, confesó en una entrevista con ABC New.

Un niño prodigio con una computadora en lugar de consola

Hijo de una pediatra y un dermatólogo, Luis creció rodeado de ciencia, aunque su interés siempre fue la tecnología. Desde pequeño, su madre invirtió todo en su educación, algo que von Ahn recuerda con gratitud.

“Me dio una educación de rico, aunque no lo éramos”, explicó. Cuando tenía 8 años y, como muchos niños, soñaba con tener una consola de videojuegos, su madre le sorprendió con una computadora Commodore 64. Decepcionado al principio, no sabía que ese aparato cambiaría el rumbo de su vida.

Luis pasó horas desarmando máquinas en la tienda de dulces de su madre y trasteando con su computadora, desarrollando habilidades que más tarde le resultarían cruciales.

A los 17 años dejó Guatemala para perseguir su sueño de estudiar Matemáticas en Estados Unidos, ya que en su país no existía esa carrera. Con una gran pasión por los números y los algoritmos, fue entonces cuando comenzó a formarse como el genio que revolucionaría internet.
 

Captcha: la chispa que encendió la revolución tecnológica

La historia de von Ahn dio un giro definitivo cuando asistió a una conferencia del jefe científico de Yahoo! en la Universidad de Duke, Carolina del Norte. Allí se planteó un problema urgente: bots que creaban millones de cuentas para enviar spam, un obstáculo que Yahoo! no sabía cómo sortear. Junto a su mentor, Luis trabajó durante meses hasta encontrar una solución simple pero brillante: el Captcha. La idea era sencilla: mostrar un conjunto de letras y números distorsionados que solo un humano pudiera reconocer y escribir correctamente. En cuestión de meses, Yahoo! ya lo estaba utilizando.

“¿Por qué lo di gratis? Porque no se me ocurrió cobrar”, recuerda con humor el joven inventor. Con Captcha, no solo solucionó un problema de seguridad informática, sino que inició un camino que más tarde lo llevaría a crear ReCaptcha. Con esta segunda versión, agregó una utilidad más allá de la seguridad: digitalizar libros. Así, cada vez que alguien completaba un ReCaptcha, ayudaba a transcribir textos antiguos que los sistemas no podían leer correctamente.

El impacto de este invento fue tan grande que a sus 27 años, Luis von Ahn ganó la prestigiosa beca MacArthur, también conocida como la “beca de genio”, un reconocimiento a jóvenes con talento excepcional. Su creación no solo revolucionó la seguridad en internet, sino que también marcó su primer gran éxito millonario.

Su idea de la “democratización de la educación”

El dinero nunca fue el motor principal de von Ahn, y pronto decidió usar su conocimiento y recursos para un objetivo más ambicioso: crear una plataforma que cambiara el acceso a la educación en todo el mundo. Con el propósito de enseñar idiomas de forma gratuita y efectiva, en 2011 nació Duolingo, la aplicación que hoy cuenta con millones de usuarios.

Junto a su socio, Severin Hacker, Luis desarrolló una plataforma simple e intuitiva, centrada en lecciones cortas de 3 minutos para adaptarse a la vida de las personas. La idea era que cualquiera pudiera aprender, ya sea en medio de una rutina apurada o durante los ratos libres. En una entrevista, von Ahn explicó la lógica detrás de este enfoque: “Es la manera de meterse con educación en la vida de alguien y es como todos están tratando de meterse en la vida de alguien: en pedacitos de 3 minutos. Ahora la atención son videos de TikTok, 90 segundos”.

La visión era clara: un modelo de negocio “freemium”, en el que la mayoría de los usuarios acceden gratis a las lecciones a cambio de ver anuncios publicitarios, mientras que un pequeño porcentaje paga por una versión sin anuncios. Este enfoque permitió que el 97% de los usuarios aprendieran sin gastar un centavo, mientras el 3% restante generaba los ingresos necesarios para sostener el proyecto.

Un emprendedor comprometido con la sociedad

A pesar de alcanzar el éxito financiero y académico, von Ahn nunca perdió de vista su compromiso con la educación y el bienestar social. Suc reación no solo nació de su interés por la enseñanza de idiomas, sino también de su deseo de reducir la brecha educativa en países con menos recursos. “Quería dar igual acceso a la educación”, explicó.

En la actualidad, la plataforma es la más usada del mundo para aprender inglés y otros idiomas, y sigue sumando usuarios de todas las edades y nacionalidades.

La historia de Luis von Ahn es la de un hombre que, con creatividad y visión social, se convirtió en millonario antes de los 30, revolucionó la seguridad de internet y, finalmente, cambió la manera en que el mundo aprende idiomas. Un legado que no solo transforma vidas, sino que demuestra que la tecnología, cuando se usa con propósito, puede democratizar el conocimiento y ofrecer oportunidades a millones de personas.


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