Miércoles 18 de diciembre 2024

Golpe para el régimen cubano, perdió el control sobre el negocio de las remesas, valuado en 1.890 millones de dólares



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Infobae.- El Grupo de Administración Empresarial S.A., más conocido como GAESA -que es el conglomerado militar que controla la economía cubana-, perdió el dominio del negocio de las remesas en Cuba debido a una silenciosa “rebelión financiera ciudadana” contra su monopolio bancario, explicó el consultor y asesor de decenas de empresas Emilio Morales, en un dossier publicado por Cuba Siglo XXI.

Se trata de algo más del 95% del flujo de remesas de la diáspora cubana hacia la isla, que está siendo canalizada a través de una red de más de 150 “bancos informales”. Este fenómeno, indica el escrito, supone un duro golpe para las finanzas de la élite en el poder, dado que las remesas constituían su segunda fuente principal de divisas.

A pesar de las maniobras desesperadas de GAESA para recuperar el terreno perdido, la realidad es que su control sobre las remesas ha colapsado. Según estimaciones basadas en los ingresos acumulados hasta mayo de 2024, GAESA solo recaudará alrededor de 81.6 millones de dólares al cierre de este año, lo que representa apenas el 4,13% del volumen total del mercado de remesas que fue recaudado en el 2023: 1.972 millones de dólares.

Esto “evidencia que la mayor parte del negocio ha pasado a manos de redes informales que operan con mayor rapidez, eficiencia y confianza para los usuarios“, analizó Morales.

Durante décadas, GAESA controló las remesas mediante entidades como FINCIMEX S.A. y American International Services S.A (AIS). Posteriormente, estableció ORBIT S.A. para hacerla aparentar como una empresa independiente y así evadir sanciones estadounidenses. Investigaciones, informes y conferencias de prensa de varias instituciones académicas y medios independientes desde el año 2020 advirtieron de la nueva jugada de GAESA de crear ORBIT S.A. para burlar esas sanciones, recordó el dossier.

A pesar de que informes independientes documentaron cómo el régimen desviaba las remesas hacia cuentas de GAESA en el extranjero, beneficiando a esa corporación a expensas del pueblo cubano, el gobierno de Biden apostaba a un segundo deshielo y prefirió ignorar esas evidencias. Fueron las protestas del 11 de julio del 2021 y la brutal represión que las siguió las que crearon un nuevo contexto que hizo políticamente costoso continuar con esa estrategia.
 

Rebelión financiera ciudadana

Una reciente investigación del Miami Herald confirmó cómo ciudadanos y pequeños negocios informales quebraron el monopolio de las remesas de GAESA.

Actualmente, el 95% del flujo de remesas se realiza fuera del control estatal, gracias a la eficiencia y rapidez de estas alternativas. Este cambio ha reducido drásticamente los ingresos de GAESA en este sector, al punto de que apenas gestiona el 5% del mercado en 2024.

Factores que precipitaron la caída del control estatal

El escrito indica que uno de los principales detonantes de la pérdida de control estatal sobre las remesas fue la implementación de la Tarea de Ordenamiento Monetario, una medida económica que prometía resolver los problemas financieros del país, pero que resultó en una profunda crisis inflacionaria.

Además, la creación de tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC), que inicialmente se planteó como un proyecto experimental, terminó convirtiéndose en un sistema que dolarizó el comercio minorista manejado por las empresas de GAESA. Estas políticas no solo generaron descontento entre la población, sino que también profundizaron la desconfianza en las instituciones estatales, en especial en los bancos nacionales.
 

Las sanciones impuestas por la Administración Trump también jugaron un papel. Entre estas medidas estaba la prohibición de transacciones con entidades controladas por las fuerzas armadas cubanas, como FINCIMEX, que hasta ese momento era el principal agente de envío de remesas a la isla. Aunque GAESA trató de sortear las sanciones creando ORBIT S.A., esta estrategia no logró recuperar el control del mercado. La torpeza de su frágil enmascaramiento dejó al conglomerado militar expuesto como el actor detrás de esta fachada empresarial, analizó el escrito.

Luego afirmó que la llegada de la pandemia de COVID-19 exacerbó aún más la situación: “El cierre de los aeropuertos cubanos durante más de 20 meses paralizó los canales informales de remesas, que tradicionalmente representaban cerca del 50% del total de los envíos. Esta interrupción afectó gravemente las finanzas de muchas familias cubanas y acentuó la dependencia de vías informales más eficientes, especialmente con la gradual reapertura de las fronteras".

Otro factor crucial fue la ola migratoria masiva de los últimos años. Entre 2020 y 2023, más de 850.000 cubanos emigraron a Estados Unidos, buscando mejores oportunidades en medio de la creciente crisis económica. No obstante, este fenómeno, que el régimen esperaba que se tradujera en un aumento en el volumen de remesas, tuvo el efecto contrario. La mayoría de estos migrantes priorizaron la reunificación familiar y enfrentaron sus propios desafíos económicos en el extranjero, limitando así su capacidad de enviar dinero a sus familiares en Cuba.

Impacto en las finanzas y el control político

La incapacidad de GAESA para recuperar el control de las remesas refleja una pérdida de confianza de la población en las instituciones financieras del régimen. Esto ha dejado al conglomerado militar con una fuente de ingresos gravemente debilitada. La verdad es sencilla: “Los cubanos prefieren tramitar sus divisas directamente en el mercado informal”, agregó.

El fracaso de GAESA para retener el control de las remesas evidencia la fragilidad del sistema financiero cubano y el declive de su gobernanza militarizada. La rebelión financiera informal no solo privó al régimen de una fuente clave de divisas, sino que también marcó un cambio irreversible en las dinámicas económicas de la isla. La pérdida del control sobre el flujo de remesas y la creciente informalidad económica son síntomas de un sistema incapaz de adaptarse y que, con cada maniobra fallida, se acerca más a un colapso final inevitable, concluyó.


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