Jueves 27 de marzo 2025

Japón ordenó disolver la secta Moon: Qué es la Iglesia de la Unificación y por qué la justicia tomó esa medida



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Infobae.- Un tribunal de Tokio determinó este martes la revocación del estatus legal de la Iglesia de la Unificación en Japón, un movimiento religioso de origen surcoreano con estrechos lazos políticos que ha estado envuelto en escándalos por sus prácticas de recaudación de fondos y supuestas tácticas de manipulación psicológica sobre sus fieles.

La decisión judicial responde a una solicitud del gobierno japonés y marca un punto de inflexión en el escrutinio sobre los grupos religiosos en el país.

Con esta medida, la organización fundada en Corea del Sur en 1954 perderá su estatus de organización religiosa, lo que la dejará sin exenciones fiscales y la obligará a liquidar sus activos. Sin embargo, la iglesia anunció que presentará una apelación inmediata, argumentando que la decisión es “injusta” y atenta contra la libertad religiosa.

La Iglesia de la Unificación, conocida también como secta Moon, ha estado bajo la lupa en Japón por las acusaciones de manipular a sus seguidores para que entreguen grandes sumas de dinero, incluso hasta el punto de arruinar a sus familias.

Durante décadas, la organización mantuvo una relación cercana con el gobernante Partido Liberal Democrático, lo que le permitió operar sin demasiadas trabas legales. Sin embargo, su suerte cambió tras el asesinato del ex primer ministro Shinzo Abe en 2022, un hecho que puso en el centro del debate sus vínculos políticos y las denuncias de abuso económico contra sus fieles.

El magnicidio de Abe reveló el trasfondo oscuro de la organización. El atacante, Tetsuya Yamagami, declaró que su acción fue motivada por la relación del exmandatario con la Iglesia de la Unificación, a la que culpaba de la ruina financiera de su familia. Su madre había donado grandes sumas de dinero al grupo, dejando a la familia en la bancarrota. El caso desató un escándalo en Japón, lo que llevó a las autoridades a iniciar investigaciones sobre las prácticas de la secta y sus conexiones con el poder político.

El fallo del Tribunal de Distrito de Tokio sostiene que la organización incurrió en “prácticas abusivas y persistentes” que perjudicaron a sus miembros y sus familias, justificando así su disolución.

Esta es la tercera vez en la historia de Japón que un grupo religioso es objeto de una orden de este tipo; antes ocurrió con la secta Aum Shinrikyo, responsable del ataque con gas sarín en el metro de Tokio en 1995, y con el grupo budista Myokakuji, cuyos líderes fueron condenados por fraude.

La Iglesia de la Unificación fue fundada por el reverendo Sun Myung Moon, quien se proclamó mesías y construyó un movimiento basado en valores ultraconservadores, con un fuerte discurso anticomunista y la promoción de la reunificación de la península coreana, también es conocida como la Federación de Familias para la Paz Mundial y la Unificación.

Su expansión mundial estuvo marcada por la realización de bodas multitudinarias y el establecimiento de negocios y fundaciones que, con el tiempo, fortalecieron su influencia en diferentes países.

A lo largo de su historia, la organización tejió lazos con influyentes figuras políticas, incluyendo a expresidentes de Estados Unidos como Richard Nixon, Ronald Reagan y Donald Trump. Incluso, Moon mantuvo reuniones con Kim Il Sung, fundador de Corea del Norte, en un intento de mediar en las tensiones de la región.

El impacto de la decisión en Japón

La disolución de la Iglesia de la Unificación en Japón representa un golpe significativo para la organización, dado que el país asiático es una de sus principales fuentes de financiamiento.

Se estima que cuenta con cerca de 300.000 seguidores en territorio japonés, muchos de los cuales fueron persuadidos de realizar cuantiosas donaciones bajo la promesa de “purificar” los pecados de sus antepasados relacionados con la ocupación japonesa en Corea.

Los expertos señalan que a los seguidores japoneses se les ha pedido que paguen por los pecados cometidos por sus antepasados durante el régimen colonial japonés en la península de Corea entre 1910 y 1945.

El escándalo también ha sacudido la escena política japonesa. El actual primer ministro, Fumio Kishida, se vio obligado a realizar una purga en su gabinete para eliminar a ministros y parlamentarios que mantenían vínculos con la organización. La opinión pública ha sido determinante en la presión por regular con mayor firmeza a los grupos religiosos en el país.

Pese a la decisión judicial, la Iglesia de la Unificación insiste en su inocencia y advierte que continuará con su operación, aunque sin el amparo legal que le permitía recibir beneficios fiscales.


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