Según el Diccionario de la Real Academia Española, orden significa que las cosas deben estar en el debido lugar que les corresponde, pero también, un mandato superior que se debe obedecer, observar y ejecutar. Sin un orden establecido, la sociedad viviría en un caos y se destruiría.
¿Qué pasaría si no existieran reglas de tránsito? ¿Qué tal si alguien decidiera manejar su auto por el lado izquierdo?; ¿O conducirlo de retro todo el tiempo? Manejar con los ojos cerrados
¿por qué no? ¿Que le permita a su hijo pequeño conducir? ¿Que decida parar el coche con el semáforo en verde y seguir en rojo? ¿Que maneje ebrio o drogado? La consecuencia: anarquía, muerte y dolor.
Las normas de tránsito existen para que haya orden y para evitar desgracias y, nos gusten o no, debemos cumplirlas. Nadie que maneje un vehículo en el país podría aducir desconocimiento del Código de Tránsito a fin de librarse de una condena en caso de infringirlo y causar daños materiales o personales.
Veamos otro ejemplo: ¿Se ha dado cuenta al comprar un artefacto eléctrico, que viene acompañado de un manual provisto por el fabricante -con instrucciones específicas- y que la cantidad de páginas es mayor mientras más caro es el artefacto? Viene redactado, además, en varios idiomas para garantizar su comprensión, v.gr., sobre el voltaje a utilizar, sus cualidades, su mantenimiento, etc. Enchufarlo a 200 voltios en vez de 100 podría quemarlo y Ud. no podría pedir al fabricante que se lo cambie aduciendo desconocimiento, por su negligencia.
Así como el hombre con buen criterio concibe normas y manuales con fines precautorios para garantizar el orden y el buen uso de algo creado, así también existen normas absolutas que el Supremo Creador estableció en un manual con instrucciones para que el hombre se conduzca con propiedad en este mundo, y para que pueda alcanzar la salvación de su alma por la eternidad. Ese manual de vida es la Biblia, la Palabra de Dios revelada al hombre.
Dios es un Dios de orden, todo lo contrario a Satanás, el primer ángel a quien le fascina el desorden, el caos, el hurtar, matar y destruir, lo dijo Jesucristo, está en la Biblia (Juan 10:10). Satanás tiene muchas formas de oponerse al orden divino, entre ellas, con leyes humanas que aprueban quienes ignoran o no temen a Dios. Uno de estos casos cabalmente tiene que ver con la autorización del divorcio.
Dios ha establecido un orden para el matrimonio -entre varón y mujer- ordenando a los maridos amar a sus esposas como Cristo amó a su iglesia, y a las esposas, respetar a sus maridos como la iglesia se sujeta a Cristo y, a ambos, someterse uno al otro en el temor de Dios. El matrimonio con tales obligaciones no fracasará.
Empero, el hombre inventa leyes que contradicen la voluntad de Dios, porque pese a estar establecido que lo que Dios ha unido no lo debe separar el hombre -sabio en su propia opinión- legisla y legaliza la disolución matrimonial. ¿El resultado? La proliferación de divorcios.
70 de cada 100 matrimonios en Bolivia se divorcian incumpliendo la voluntad de Dios, una calamidad, ¡sin contar los divorcios emocionales!
Pero la confusión va más allá, cuando una iniciativa promueve agilizar el divorcio en Bolivia. De prosperar el proyecto, el Notario Plurinacional podrá disolver el matrimonio si las partes están de acuerdo, sin necesidad de ir ante un Juez, así de fácil. Entonces se tendría un divorcio express, facilito, rapidito y baratito.
Cierto legislador nacional explicó que la norma es para evitar que parejas con incompatibilidad de caracteres sigan unidas, y así evitar la violencia intrafamiliar, de género o en contra de los hijos. Pero, ¿esa es la gran solución?
Señores legisladores: la Biblia dice que las autoridades están para impulsar el bien, no el mal. No corresponde aprobar una ley que trata al matrimonio como un simple contrato -y no un pacto- y que en lugar de fortalecerlo más bien facilita su disolución. No aprueben esa Ley, para que mañana Dios no os lo demande
(*) Anciano del Centro Cristiano Evangélico Casa de Oración
Facebook.com/Garyantoniorodriguez
Santa Cruz, 9 de agosto de 2013
