Miércoles 17 de diciembre 2025

El ocaso de las oficinas con muchos empleados



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Pandemnium me dicen que significa capital del infierno. Y pandemia, como la del Covid-19, no est muy lejos de significar el prtico del desastre para los dueos de edificios que han construido en las recientes dcadas con dependencias de variadsima extensin, y hasta rascacielos, para alquilarlos como oficinas de gran decoro y acabado a fin de atraer oficinistas de toda actividad, profesin, dedicacin y/o laya. Esto porque siempre existi la necesidad, inherente a todas y cada una de las profesiones, oficios, actividades perennes o perentorias, oficiales y no oficiales de tener una oficina como signo de tradicin, costumbre, competencia, bienestar, publicidad u ostentacin. Los ejemplos estn por doquier. Como la Casa del Pueblo construida en La Paz, Bolivia, por el gobierno de Evo Morales. Pero existe la posibilidad de que este despliegue cultural-microeconmico, ineludiblemente necesario para casi todos, est llegando a su debilitamiento y en muchos sectores y casos a su fin. Si no ha llegado ya.

La razn es que la pandemia del Covid-19 y el consabido problema del contagio han forzado a una gran cantidad de empresas con oficinas de docenas o cientos y hasta miles de empleados a funcionar e incluso hacer trabajar remotamente y desde el lugar de residencia del empleado, sea sta casa junta, departamento o habitaciones. Esto en prcticamente todos los pases del mundo siendo los edificios o lotes de estacionamiento de vehculos y motocicletas de oficinistas, los restaurantes y otros comerciantes de comestibles al paso los primeros en registrar, ya por meses, balances deficitarios o simplemente nulos. Estn o continan paralizados, incrdulos y desesperados con la ausencia de viejos clientes que es muy posible que no regresen por lo menos en las cantidades necesarias para sobrevivir. Hay los que han abandonado o abandonan la actividad y, a los meses de haberse iniciado el trabajo desde casa, la misma suerte corren los dueos alquilantes de oficinas.

La tendencia ha provocado el cauteloso y variado regocijo que la pandemia y la crisis causan en las presidencias, gerencias y crculos directivos de millones de empresas que hoy calculan lo que ahorraran reduciendo a casi nada el gasto en espacio de oficinas que incluye servicios de electricidad, gas, amoblado, mantenimiento, etc. Un problema de envergadura es la crisis bancaria mundial que se avecina al calcular la incapacidad de los dueos de edificios de pagar las deudas bancarias contradas para construir lo que ha venido a constituirse en elefantes blancos con valor, por el momento, nulo. Ni hablar de otras deudas.

Hoy en Europa, sobre todo en Francia y Espaa, se habla del derecho que tiene el trabajador en su casa de desconectar el ordenador de la oficina que sin duda el patrn prefiere que siga conectado. En realidad el derecho a desconectar ya exista en Francia desde 2017 y todava rige el lmite del da en que el trabajador debe trabajar por ordenador y/o por telfono. La realidad es que, ante la perspectiva de que el trabajo como antes nunca retorne, Espaa, Grecia, Irlanda y otros pases europeos estn viendo intrincado salir del paso ordenada y productivamente lo que, los sectores laborales, no ven tarea fcil porque dicen que los patrones siempre procurarn sacar tajada mayor. Aqu conviene recordar Eclesiasts 1:9: lo que ha sido volver a ser; lo que se ha hecho se volver a hacer. No hay nada nuevo.