Loading
[Estamos en WhatsApp. Empieza a seguirnos ahora]
PARTE III-Final
El 9 de junio, recuerda el señor Mesa lo siguiente: "cuando las cosas en Sucre estaban en su momento más difícil y aún no se podía aventurar un desenlace, me llamó por teléfono a Palacio (Evo Morales) y me dijo en tono risueño. "¿Por qué ha renunciado a la Presidencia? No debía haber renunciado, el Hormando puede ser Presidente y no sé qué va a pasar.
Nosotros lo vamos a bloquear desde el primer minuto que jure" "Pero si tú mismo me has pedido la renuncia en una carta, Evo" "No pues, no debía tomarse en serio esa carta jefecito, era una movida política nomás" Me quedé de piedra. Sin palabras. Todavía hoy.
No pude contener una carcajada. Seguro que usted tampoco. Esta confesión es la que mejor describe a Mesa y su Gobierno. En Sucre se planificó una encerrona al Congreso, yo estuve ahí y el señor Mesa no pude contarme el cuento de que “A estas alturas, sin embargo, los grupos radicales de La Paz y El Alto, y muy especialmente el MAS, estaban dispuestos a la batalla total con tal de evitar que el Presidente del Senado se hiciese cargo del mandoâ€.
No fueron los grupos radicales, sino el financiamiento de su gobierno el que posibilitó el traslado de toda esa gente a Sucre, con viáticos pagados por supuesto. Mesa tuerce la verdad que ahora se conoce y para que no se piense que es mi imaginación me remito a lo expuesto en “Ciudadano Xâ€.
“Antes de caer por su propio peso, Carlos Mesa aún tenía un as bajo la manga. Anunció que iba a convocar a la Asamblea Constituyente y el Referéndum Autonómico por decreto, algo completamente ilegal, con lo que ponía al país al borde de la ruptura institucional. Y los primeros días de junio envió una nueva carta de renuncia al Congreso, esta vez con el adjetivo “irrevocable†Pero no crea que se estaba declarando derrotado. En realidad, la maniobra llevaba implícita un grave riesgo para la democraciaâ€.
El envió de esta segunda renuncia estuvo acompañada por fuertes rumores de autogolpe, operación que, según esas versiones, el presidente de la república pretendía concretar a través de la disolución de ambas cámaras del Poder Legislativo. La veracidad de estos rumores fue confirmada en el 2006 por Altos Mandos militares, como los genérales Freddy Bersatti y Marcelo Antezana, desde posturas políticas completamente distintas: el primero en el marco del programa “Aló Presidente†realizado por Hugo Chávez a orillas del Lago Titicaca; el segundo durante la crisis política surgida tras el intento del MAS de imponer la mayoría absoluta en la Asamblea Constituyente, agregando este último dato revelador: la participación - expresa o tácita - del partido de Evo Morales en la conspiración antidemocrática.
El diseño de autogolpe apostaba a la toma del Congreso por “movimientos sociales†afines al MAS, en rechazo a la sucesión presidencial que pusiera el bastón de mando en manos del cruceño Homando Vaca Diez o el tarijeño Mario Cossío, ambos representantes de departamentos periféricos y tachados por la propaganda gubernamental y radical de “oligarcasâ€. Ante el vacío generado el poder retornaría al presidente Mesa, quien daría visos de legitimidad al cierre del Parlamento con el decreto emitido días atrás, en el que convocaba a elecciones para la Asamblea Constituyente en octubre de 2005â€.
El conocimiento de esas intenciones de Carlos Mesa fue lo que terminó por decidir al Congreso a reunirse para dar paso a la sucesión constitucional de Eduardo Rodríguez. Y claro la renuncia de Hormando Vaca Diez y Mario Cossío a lo que nunca asumieron.
Estos son los resultados de un gobierno que desde el primer día no supo estar a la altura de lo que la historia pedía. Ahora sabemos que la ambición de una persona que no duda en traicionar a su mentor político y que piensa que es un predestinado para hacer historia lo único que nos deja es el caos institucionalizado, porque fue Mesa el que hizo posible, más que nadie, que Evo Morales sea Presidente. Eso es lo que la ciudadanía no debe olvidar en ningún momento.
Tampoco podemos dejarle pasar, los decretos inconstitucionales con los que nombró Jueces y Fiscales, ni el Decreto de amnistía para Evo Morales y todos los conspiradores y causantes de las muertes de octubre de 2003, que los dejó fuera del Juicio que ahora se ventila, la burla permanente del respeto a la ley, desde su propio despacho. Es cuando se dio inicio a lo que ahora se tornado una práctica común: pasar por encima de la ley para dar curso a los apetitos políticos.
No es Mesa entonces un ejemplo de respeto a la democracia ni de apego a la ley. Hizo lo que pensó le favorecía sin darse cuenta de que este hacer facilitaba los planes de quienes ahora gobiernan, porque pensó que él sólo podía encarnar el mismo Estado, tal es su ego sin límites, a pesar de su educada manera de ser.