Viernes 10 de mayo 2024

Evocación a las heroínas cruceñas

"Nuestro hogar es sagrado".
1) ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Ante el arribo inminente de las tropas comandadas por el general español José Manuel Goyeneche para sofocar una segunda revuelta en Cochabamba, valerosas mujeres del campo y la ciudad encabezadas por la anciana no vidente Manuela Gandarillas y la esposa del patriota Esteban Arze, Manuela Rodríguez, decidieron organizarse y detener a las fuerzas opresoras realistas.



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"Nuestro hogar es sagrado".
1) ANTECEDENTES HIST�RICOS
Ante el arribo inminente de las tropas comandadas por el general espa�ol Jos� Manuel Goyeneche para sofocar una segunda revuelta en Cochabamba, valerosas mujeres del campo y la ciudad encabezadas por la anciana no vidente Manuela Gandarillas y la esposa del patriota Esteban Arze, Manuela Rodr�guez, decidieron organizarse y detener a las fuerzas opresoras realistas.

Bajo el lema "Nuestro hogar es sagrado" se dirigieron en romer�a hacia la colina de San Sebasti�n (La Coronilla), llevando en andas la imagen de la Virgen de la Merced. Esto ocurr�a en v�spera de la celebraci�n de Corpus Christi. El enfrentamiento y la masacre ocurrieron el 27 de mayo. Al d�a siguiente, mientras el tirano general presid�a los actos lit�rgicos, eran fusilados el gobernador Mariano Antezana y otros patriotas revolucionarios.

Este ilustre recuerdo de las valerosas se�oras cochabambinas, nos impele tambi�n a rememorar a valientes mujeres y madres de Santa Cruz, que en distintas �pocas y circunstancias nos legaron un ejemplo de valor, fe y entereza. Hasta ahora seguimos siendo mudos testigos de una sociedad donde prioritariamente se exalta la belleza y la simpat�a a trav�s de concursos y pasarelas, que si bien son valores innatos de nuestras mujeres, relega su car�cter ideol�gico y cultural a la biolog�a como objeto. Que nuestro aporte contribuya a enriquecer la nueva historia de la mujer cruce�a, cuya fuerte convicci�n ha creado una conciencia y un estilo de vida en esta Santa Cruz. He aqu� la narraci�n sucinta de algunas de nuestras hero�nas.

2) PRIMERAS HERO�NAS CRUCE�AS

La estampa de Elvira de Mendoza y Manrique de Lara, nacida en Asunci�n y esposa de �uflo de Chaves surge en medio de aquella proeza por encontrar "El Dorado", llena de valent�a y osadas aventuras. Cuentan que este matrimonio tuvo cinco hijos, tres mujeres (Mar�a, Catalina y Elvira) y dos varones  (Francisco y �lvaro), que fallecieron siendo j�venes. Do�a Elvira era hija del gobernador Francisco de Mendoza, hombre querido y respetado, ajusticiado en Asunci�n, y de do�a Mar�a Angulo, mujer de mucho car�cter, que sobrevivi� a todas las penalidades de la etapa heroica de la conquista del Plata. Sus hermanos fueron Diego y Francisco de Mendoza; tambi�n era cu�ada del capit�n Hernando de Salazar, uno de los fundadores de Santa Cruz y primer presidente del Cabildo del 5 de mayo de 1561, realizado en esta ciudad.

A la muerte de su hermano Diego de Mendoza, gobernador de Mojos y Chiquitos, do�a Elvira vivi� una historia llena de privaciones y desvelos, como el destierro y el despojo de sus bienes por orden del centralismo lime�o. Casi diez a�os despu�s los servicios de �uflo de Chaves fueran reconocidos por el Rey. Al retornar de Lima a la ciudad de su esposo en 1583, sufri� una emboscada de ind�genas, a quienes "alcanz� a contenerlos y apaciguarlos. En esta celada muri� su madre, do�a Mar�a de Angulo, quedando herida su hija Elvira por un flechazo en la pierna. El lugar habr�a sido cerca de Jorochito. Elvira conoc�a la lengua guaran�, condici�n que salv� la vida de toda su familia en esta tr�gica celada.

Nadie en estas colonias hab�a sufrido tantas desgracias como do�a Elvira de Mendoza. Llevaba en su recuerdo la muerte de las personas m�s queridas de su familia, desde la ejecuci�n de su padre, el asesinato de su esposo �uflo, el vil e injusto colgamiento de su hermano y la agon�a y muerte de su madre. No se conoce donde muri�. Santa Cruz la Vieja, Cotoca o Espa�a, son los tres lugares posibles que Enrique Finot refiere.

Elvira de Mendoza pertenece a la segunda generaci�n de mujeres heroicas del R�o de la Plata. Qued� en la memoria de los ind�genas el r�o Elvira, nombre escogido para los dos arroyos por donde estuvo la benem�rita viuda y el r�o de Las Cruces, lugar donde fueron enterrados los nueve hombres ca�dos en la "guazabara" de 1583. Elvira de Mendoza junto a Mar�a de Angulo -fundadora de tres ciudades y l�der de la rebeli�n cruce�a de 1572- se inicia la epopeya de la mujer abnegada, fiel y heroica de Santa Cruz.

3) HEROINAS DE LA INDEPENDENCIA

Luego de la muerte de Ignacio Warnes (El Pari, 21 de noviembre de 1816) y colocada su cabeza sobre una picota en el centro de la plaza, Ana Barba y su esposo Francisco Rivero la hurtaron del sombr�o lugar, contando con la eficaz ayuda del romancesco Ca�oto. Casi siete a�os despu�s, una vez proclamada la libertad en Santa Cruz (1825), Ana Barba hizo conocer el lugar donde estaba depositada los restos mortales del valiente Warnes. Oficialmente se celebraron sus funerales, partiendo el cortejo f�nebre desde el barrio del Tocotocal rumbo a la Catedral, en cuyo cementerio se deposit� la "caja f�nebre".  Con el tiempo, la hija de Warnes Manuela Antonia, fij� su residencia en Cotoca juntamente con su madre do�a Micaela Castro.

Tambi�n destacan otros nombres de cruce�as valientes de la �poca. Entre ellas merecen recordarse a Florencia Mendoza Baz�n, "Florita", la esposa y compa�era de andanzas del guerrillero "Ca�oto"; Francisca "Panchita" L�pez se opuso a peinarse el cabello con la raya o "cutib�" a la izquierda y mo�o, como ordenaban los espa�oles a las cruce�as. Rosa Montero, junto a su hermana Micaela Montero, estuvo en prisi�n por orden del general cruce�o Aguilera, no cediendo a las presiones para delatar el paradero de su hijo, el patriota "Colorao" Mercado. Do�a Manuela Velasco de Ib��ez al pagar 4.000 pesos de su propio dinero, salvo a la ciudad de Santa Cruz de una contribuci�n de guerra que exig�a Manuel Antonio Blanco, mientras que Dolores Melgar, esposa de Jos� Manuel Mercado sufri� miserias, sacrificando todo por la patria. Adri�n Melgar (2008) tambi�n destaca a valerosas mujeres "vallensas" como "las Albas, las Aldana, las Arteaga, las Pedraza, las Ripalda, las Salazar, las Lara, las Arze, las Nogales.

4) HEROINA DE LA GUERRA DEL PAC�FICO: IGNACIA ZEBALLOS:

La comunicaci�n del Ministerio de Gobierno fechada el 3 de marzo de 1879 con car�cter de "urgente", que instru�a el recojo de armamentos y municiones para la guerra del Pac�fico, reci�n llega a la Prefectura de Santa Cruz el 28 del mismo mes. La noticia sobrecoge y entristece, pero al mismo tiempo se enciende la llama votiva del sentimiento patri�tico. Aunque esta disposici�n exceptuaba a quienes resid�an en Santa Cruz y Beni por razones de distancia y escasez de recursos, la juventud cruce�a se moviliz� y formaron el "Escuadr�n Velasco o Rifleros del Oriente".

En la batalla del Alto de la Alianza (26 de mayo de 1880), hicieron los cruce�os lujos de valor, no siendo pocos los que rindieron en ella la vida. Aqu� sobresale una mujer cruce�a, Ignacia Zeballos Taborga, alias "La Tabaco". Fue la �nica en su g�nero que se hall� presente en aquella cruenta jornada. Adem�s, particip� en las excursiones a Ite y Moquegua. Fue condecorada por el Gobierno de Bolivia y ascendida al grado de capit�n de la Sanidad.

Ignacia Zeballos, naci� el a�o 1831 en la Enconada, hoy provincia de Warnes del departamento de Santa Cruz. Su abuelo materno Juan Taborga era apodado "Tabaco", heredando de �l su sobrenombre. Vivi� en La Paz y trabaj� como costurera. La describen como una mujer din�mica y temperamental. Fue acusada de intervenir en el incendio del Palacio de Gobierno en 1876. Por ese motivo retorn� a Santa Cruz. Relatan que anoticiada de la invasi�n chilena utiliz� el traje de su marido fallecido para camuflarse entre los soldados que part�an a Tacna, donde se alist� como enfermera de la Cruz Roja en 1879. Falleci� el 5 de septiembre de 1904 en La Paz, con todos sus honores. En 1982 sus restos fueron trasladados a su pueblo natal.

5) HEROINAS DEL 11%

En el Cabildo Abierto del 31 de octubre de 1957 convocado por el Comit� pro Santa Cruz, las mujeres cruce�as que asistieron masivamente, decidieron organizar una nueva instituci�n. "M�s de 1.000 mujeres cruce�as, sin distinci�n de clases sociales ni edad, se reunieron en la Plaza Blacutt, al sur de la ciudad, lideradas por la Dra. Elffy Albrecht Ib��ez, formaron la "Uni�n Femenina Cruce�ista", "bajo los signos de lucha, de fe y de solidaridad, para respaldar a todo un pueblo en defensa de sus propios intereses y sus propias necesidades".

La presidenta electa era una dign�sima dama de vastos conocimientos; sumaba a sus virtudes ciudadanas, el valor, la capacidad y la rebeld�a de nuestras mujeres. En la casa de la Sra. Cora Osuna de Freerking, se eligi� el primer directorio de la "Uni�n Cruce�ista Femenina", conformada de esta manera: Presidenta: Elffy Albrecht Ib��ez; Vicepresidenta: Alicia Ribera de Cerruti; Secretaria General: Giselle Brunn Sciaroni y Secretaria de Hacienda: Ana Su�rez de Leigue".  La presidenta electa era una dign�sima dama de vastos conocimientos; sumaba a sus virtudes ciudadanas, el valor, la capacidad y la rebeld�a de nuestras mujeres

La Uni�n Cruce�ista Femenina realiz� la primera huelga de hambre en Santa Cruz un viernes 6 de diciembre de 1957, que inmediatamente se masific� con mujeres de todos los sectores sociales de la ciudad. De este modo, mientras los hombres combat�an aquel 7 de diciembre en el lugar llamado "Los Mangales", al oeste de la ciudad, m�s de cien se�oras ayunaban en el Sal�n de Actos de la Alcald�a, exigiendo vivir como pueblo libre en paz y tranquilidad. Al siguiente d�a de la huelga de hambre llegaba al edificio municipal un grupo de unionistas que acompa�aban el cad�ver de uno de sus socios, el valiente Gumercindo Coronado Zambrana. El domingo 8 de diciembre a las o­nce de la ma�ana se enterraba al segundo m�rtir por la lucha del 11 %. El primero, Jorge Roca Pereyra hab�a sido abatido el 31 de octubre de 1957.

Un relato personal de Carlos Glogau, hijo de la doctora Albrecht,  cuenta que su madre fue detenida una madrugada en su residencia particular de la calle Ingavi 316, y trasladada a las celdas de la Polic�a en la plaza 24 de septiembre, a la vista de la gente que entraba a misa de la Catedral. En aquellos d�as, la ciudad estaba casi desierta, habitada s�lo por mujeres, ni�os y ancianos, pues la juventud y sus l�deres eran perseguidos por las milicias armadas y Pinto Parada con otros notables cruce�os estaban en el exilio. Anoticiada la poblaci�n del abuso cometido, unas quinientas mujeres se congregaron frente al edificio policial, exigiendo la libertad de la doctora Albrecht, hasta conseguir su objetivo. Este es uno de los tantos ejemplos del sentimiento cruce�o y la valent�a de la mujer de aquella �poca, donde el pueblo era un solo cuerpo y esp�ritu, sin distinci�n de clases, razas o religi�n, que defend�a un solo ideario: arrancar al centralismo el pago de las regal�as del 11%.

6) HERO�NAS AN�NIMAS. REFLEXI�N FINAL.

En el caso especial de Santa Cruz, existen expresiones admirables del aporte de madres organizadas en instituciones o clubes femeninos que han incursionado en todos los campos de la actividad social, cultural, econ�mica, etc. Un claro ejemplo es el Voluntariado cruce�o, que a trav�s de la historia siempre estuvo presente al lado de los enfermos, ancianos, ni�os y desamparados.

Tampoco olvidaremos recordar a las abnegadas madres que son el sustento de cada hogar cruce�o; a la madre profesional, t�cnica o trabajadora, que contribuye a la econom�a familiar, sin dejar su ternura y su apoyo en la faena diaria de su casa; a la madre campesina, que desde la aurora hasta el ocaso, junto a su compa�ero y sus hijos est� labrando la tierra.

La madre como factor esencial de cohesi�n familiar -c�lula social que silenciosamente viene incubando un pueblo que tiene destino de grandeza-, representa como la piedra filosofal que funde la argamasa nobil�sima del hogar, altar de nuestros mayores afectos. Este sagrado recinto hoy est� en peligro. No s�lo lo acechan el car�cter societal individualista y sin cari�o, econ�micamente fr�volo y de pragmatismo casi mundano, sino porque pretenden crear un estado que arranque de nuestros hogares el futuro de nuestros hijos o nietos, adem�s de privarnos de lo m�s preciado que nos entreg� Dios: la libertad.

No ser� con palabras formales y buenos deseos nuestra salutaci�n al homenajear este d�a. Que la abnegaci�n de estas madres en el tiempo sirva de faro para mostrarnos el camino de la victoria, de la paz y el trabajo. Ello exige renovar nuestros compromisos, no con la pasividad o indiferencia que quiere convertirse en costumbre, sino mediante la militancia activa de luchar cotidianamente por nuestros valores y principios. Que nuestro lema sea el mismo de las hero�nas de la Coronilla: "Nuestro hogar es sagrado".

En la humanidad sabemos que hay tiran�as que persiguen, torturan o matan por imponer ideas, pero tambi�n ellas saben que hay mujeres y hombres que luchan por defenderlas y que siempre vence la verdad. �S�lo la verdad nos har� libres!

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