Loading
[Estamos en WhatsApp. Empieza a seguirnos ahora]
El Congreso sacramentó el pacto, estaba previsto después que entre tires y aflojes las fuerzas políticas lo fueron consintiendo y empujando a lo largo del proceso y mucho más después del referéndum revocatorio.
No hubo la esperada resistencia heroica por la democracia ni por las autonomías, sólo pudimos contemplar la marcha multitudinaria de militantes del MAS, como un marco de la gloria presente y futura que desea insuflar a su mandato Evo Morales, semblanza de la revolución y la entronización de un poder que se consolida sin contrapesos.
Los actores políticos que cedieron ante el MAS, parecen haber hecho sus cálculos y mediciones y haber preparado sus estrategias con miras a reponerse en el tablero electoralista que sólo los mantendrá en calidad de la oposición funcional que de aquí en más necesitará el gobierno de Morales para seguir fungiendo como democrático.
No deja de ser una campana de alerta y un timbre de aviso que el ex socio de Evo Morales, Carlos Mesa, hubiera decidido hacer su reaparición estelar justo antes del tranco que diera el Congreso, paso que ha dejado los Referéndums por autonomías y por Estatutos como densas cortinas de humo que la dirigencia regional no sabe como sortear.
La causa del fracaso fue la falta de convicción y firmeza de los autonomistas, situación que ya se pudo aquilatar a lo largo de todo el proceso y del que tuvimos un adelanto en el discurso del prefecto Costas cuando en el mismo momento de dar a conocer los resultados apabulladores de la votación obtenida, le planteó al gobierno que tenía en las manos un instrumento para negociar.
Tal como lo advertimos antes, Santa Cruz se quedó repitiendo el síndrome de los que fracasan al triunfar y puede entrar en la vertiente del síndrome de Estocolmo, halagando, defendiendo y hasta enamorándose de sus captores.
Pero volviendo a Carlos Mesa, este se quiere reposicionar en el medio campo del tablero, aspirando a ese punto del nirvana al que aspiran los que pretenden ser el eje de la utopía del centro, del justo medio, sin querer admitir que sólo se puede ser flexible cuando se es firme como el junco, porque esta es la única manera de no quebrantar los principios.
Carlos Mesa, ex socio de Evo después de derrocar a Goni, derrocado finalmente por Evo en la cadena de las infidelidades, en una singular confrontación entre egos: Evo consideraba a Carlos Mesa un eslabón para llegar al poder, y Mesa tomó a Evo como el escalón para acceder a sus aspiraciones presidenciales.
Dadas las fuerzas sociales que manejaba Morales, lo golpeó sin dificultad, en esa memorable jornada en la que se salteó al presidente y dos presidenciables de un tiro.
Tuto Quiroga, pese al descrédito que ha sufrido en la presente gestión, sigue moviendo las fichas que maniobran con él: sus torres, alfiles y caballos siguen en carrera y desde el revocatorio Tuto ha seguido en conversaciones con los tres prefectos de la Media Luna que quedaron, y esto es un dato que no se puede obviar.
Lo cierto es que hay actores que se han mostrado complacientes con el proyecto de Evo, buscando tal vez recolocarse en el tablero como parte del reacomodo opositor.
Los discursos izquierdizados ya han saltado de la boca y han entrado en el libreto de algunos que tienen ya las barbas en remojo para el próximo round eleccionario, conocedores que en el panorama que se avecina, les deja la opción de fungir como oposición funcional y complaciente a la hegemonía totalitaria que acaban de consolidar, frustrando las aspiraciones que sus pueblos les delegaron.
La dirigencia cruceña tiene que hacer una larga lista de mea culpas, pues por no tener firmeza se invisibilizaron para no enojar al minotauro y dejaron al pueblo desconcertado y sin entender el largo laberinto del proyecto Masista.
La suerte está echada, mucho más cuando la última capitulación se realizó entre bueyes perdidos, sin que nadie pidiera la libertad de los capturados, ni se acordaran que el padrón electoral y el registro de las personas está perforado.
Dadas las circunstancias, podemos decir que Evo consolidó su proyecto y que extrañamente la "oposición" fue la encargada de facilitarle y sacarle los escollos del camino. Después de este servicio, el Vicepresidente los ha dejado de ver como enemigos y los ha denominado "oposición democrática", sic, sic, sic.