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La marcada y constante devaluación de Dólar en los distintos mercados internacionales o lo que es lo mismo la apreciación de monedas como el Euro, el Yen, la Libra Esterlina y hasta el Boliviano (Un Dólar norteamericano del 22/01/06 –fecha de posesión del Presidente Evo Morales-, costaba Bs 8.oo, a la fecha solo vale Bs.6.97 solamente, es decir solo el 87.13%), son muestras del convencimiento de que la moneda norteamericana estaba sobrevaluada; sin embargo, al margen de determinar las causas más prominentes de su caída, se deben analizar sus efectos y resultados.
Ahorristas del mundo (tanto los poseedores de cuantiosas cuentas bancarias como los que los tienen bajo el colchón) consideraban por tradición, que el Dólar era la más fuerte y estable moneda del orbe y el refugio más seguro ante la inflación, al momento, se encuentran preocupados y hasta desesperados por su caída e incertidumbre.
Asimismo, los grandes sistemas económico- financieros del mundo, están planteando acciones de emergencia, como el caso de la poderosa y creciente economía china que ha lanzado un inicial globo de ensayo al declarar su intención de cambiar buena parte de sus reservas internacionales -actualmente en dólares- a otras divisas entre las que consideran el Yen japonés, con la consiguiente desazón de inversionistas y bolsas del mundo.
Pero, ¿cuales son las verdaderas causas de la caída del dólar?.
En primer término, el doble déficit arrastrado durante los últimos quince años, es decir el déficit en su balanza comercial provocado por el volumen de sus importaciones que exceden en gran medida al de sus exportaciones (EE.UU compra más bienes y servicios de los que vende), que a su vez se debe al alto poder adquisitivo de los norteamericanos que demandan cada vez más productos importados, determinan altos índices de presión sobre el Dólar y, por efectos de las leyes de oferta y demanda, el dólar se deprecia o pierde su valor, al existir un menor numero de personas que demandan dicha moneda.
Este aspecto, al interior de los EEUU ha conllevado que, los inversores extranjeros aprovechen las condiciones favorables en mercado inmobiliario, bonos del estado y otras acciones; sin embargo por efectos propios de la globalización y del incumplimiento excesivo de sus deudores, ha trastocando las finanzas internas, al punto de exigir la ayuda inmediata del gobierno, a través de subsidios, compra y nacionalización de importantes entidades financieras del país del norte.
Por otra parte, el déficit fiscal originado sobre todo en el último período republicano, en los altísimos gastos destinados a las guerras de Irak y Afganistán, de lucha contra el terrorismo, de seguridad interna, junto con las políticas de rebaja de impuestos, han provocado un casi incontrolable déficit fiscal ya que la economía estadounidense gasta mucho más dólares que los que recibe.
Pareciera que estos hechos, por su importancia e implicancia están sentenciando la muerte del dólar; sin embargo bien vale la sutileza de una inocente pregunta: ¿por qué los norteamericanos no están haciendo nada, o lo que están haciendo es muy poco por reactivar su moneda?
No es necesario saber las Leyes Metafísicas para entender que hasta en la economía se requiere de cierto equilibrio. La caída del dólar ha inducido a que otras poderosas monedas como el Euro o el Yen por ejemplo, se estén constituyendo en exageradamente fuertes; sin embargo este hecho está provocando que la producción europea y asiática se esten convirtiendo en cada día, más caras y costosas, por tanto menos accesibles para los importadores y consumidores del resto del mundo, situación que sin duda será aprovechada por la industria norteamericana que tiene la oportunidad de resurgir o de potenciarse, refinanciando a corto plazo el déficit comercial e incrementando además la demanda de empleo en los EEUU.
Es pues interesante analizar que un dólar débil, potencia a los exportadores norteamericanos que venden sus productos más baratos, en desmedro de economías poderosas como la europea o la asiática, que se vuelven menos competitivas en sus exportaciones.
También es un hecho preocupante que el gobierno norteamericano (parece que será práctica también del candidato demócrata Barack Obama) esté inclinado a subir sus tasas de interés financieras (tasas que regulan también indirectamente a otros mercados internacionales), este hecho implicará que economías de países pobres tengan que desembolsar mayores cantidades de dólares para pagar sus compromisos financieros.
Por lo expuesto, este Ciudadano de a pie, se permite plantear la dicotomía del dólar: será que es verdaderamente débil y que tiene una muerte anunciada o simplemente es una maquiavélica movida del poderoso imperio?
Lo que si es cierto es que un dólar débil solo sirve a los Estados Unidos mientras que el resto del mundo vea, al menos, golpeada seriamente su economía.