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En lo que concierne al gobierno Bolivia está mejor que nunca. La revolución democrática–cultural avanza a los compases de la corneta Evista y las huestes Almaristas. Todos están blandiendo el sable de la fuerza militar que se ha convertido en el gatillo del masismo.
Convencidos de que nadie puede detenerlos una vez contenida la arremetida del Conalde y diezmados sus integrantes, acometen contra la propiedad privada, por ahora, en las zonas ganaderas, luego serán las zonas agrícolas y al final la vivienda urbana.
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En lo que concierne al gobierno Bolivia está mejor que nunca. La revolución democrática–cultural avanza a los compases de la corneta Evista y las huestes Almaristas. Todos están blandiendo el sable de la fuerza militar que se ha convertido en el gatillo del masismo.
Convencidos de que nadie puede detenerlos una vez contenida la arremetida del Conalde y diezmados sus integrantes, acometen contra la propiedad privada, por ahora, en las zonas ganaderas, luego serán las zonas agrícolas y al final la vivienda urbana.
La destrucción de lo nacional no parece tener límite. Se ha destruido todo el aparato productivo hidrocarburífero en nombre de la “nacionalización”, se ha golpeado la producción exportadora del país sin ninguna contemplación: prohibiendo exportar y luego quitando mercados, se ha convertido la estabilidad económica de los precios en inflación, se ha disminuido el poder adquisitivo de los salarios, se han desdolarizado los ahorros en moneda extranjera, se ha multiplicado la emisión monetaria, se ha incrementado la deuda interna, todo esto en nombre del socialismo abanderado por Evo Morales y sus muchachos.
No conformes con este apocalipsis económico ahora pretenden asaltar la propiedad privada. Y estas acciones delincuenciales, nos dejarán a mediano plazo sin la producción alimentaria por efecto de la destrucción de haciendas y sembradíos que se está llevando a cabo. A la disminución de la frontera agrícola que se tuvo como consecuencia de los desastres naturales denominados “niños” ahora debemos agregar lo que se viene obrando.
¿Qué castigo hemos cometido los bolivianos para merecer esto? Votar por Evo Morales. Creer que él era la personificación del cambio. Que el país iba a tomar un rumbo distinto para mejorar la vida de todos. Yo no voté por Evo Morales, no me siento parte de ese voto. Pero como minoría debo sufrir las consecuencias de los que lo votaron.
Debemos hacer un llamado serio a los paceños, a los alteños, sino modifican su apoyo a este gobierno Bolivia está en el camino de sufrir las siete plagas Bíblicas. El hambre ya se está extendiendo por toda el área rural, la sequía, las inundaciones que se avecinan, el desempleo minero, la disminución de las remesas del exterior a las familias, la expansión del narcotráfico, la violencia social. Todo esto es gracias al apoyo de La Paz y El Alto que le dan a Evo Morales la fuerza política para seguir destruyéndonos, y el ímpetu para seguir jugando futbol como llokalla huaylacho.
Y no estaremos repitiendo bobadas como eso de que todo es culpa de los neoliberales. Hace cinco años que los neoliberales no están en el gobierno. Y desde que se instituyó la Agenda de Octubre los resultados son estos. ¿Para pensar no?