01/02/2015 - 07:42:20
OPINIÓN.- La q’ellu pollera que nunca engaña: la chicha viene desde hace varios años resistiendo su extinción, paradójicamente, en la tierra que la vio nacer, Cochabamba, advirtieron los productores agremiados y lo admitió la Oficialía Superior de Cultura del Municipio.

¿Qué está pasando? consultó este diario a los protagonistas de este drama, en el que beber chicha en una “tutumita gordita, redondita y linda”, como hablaba de ella el escritor Guido Mendoza, hoy se ha convertido en un mal de todos y fuente que genera inseguridad pública en el departamento.

El presidente de la Federación Departamental de Productores de Chicha, Javier Meneses, alertó que la bebida tradicional de Cochabamba está "desapareciendo" debido a que en los últimos años el brebaje cultural más arraigado en la región y el país "es objeto de una irracional discriminación y satanización".

Mencionó como ejemplo los operativos que a diario realiza la Alcaldía, no solo en Quillacollo sino también en Cercado, aduciendo que "fomenta la delincuencia y el alcoholismo".

Según Meneses, debería hacerse lo mismo con las licorerías.

"¿Quién mira con atención lo que sucede con las tiendas que expenden licor?”, preguntó Meneses a las autoridades regionales.

La jefa de la unidad Moral y Espectáculos Públicos de la Alcaldía, Liz Navarro, salió al frente y respondió a Meneses.

“Hacemos las inspecciones en los locales llamados mañaneros, donde expenden chicha violando disposiciones que autorizan el expendio de la bebida entre las 15:00 y las 22:00 horas”, afirmó.

Más enfática, aseguró que no voltean barriles de chicha “porque tenemos rabia, sino que la bebida se halla descompuesta y es altamente nociva para la saludad”, aclaró.

En depósitos de la Alcaldía existen actualmente 300 cajas de cerveza, además de un centenar de licores de diverso tipo, entre ron, whisky y singani, decomisados por diversos motivos, entre ellos contrabando y adulteración de productos, listos para ser destruidos, informó Navarro, para aclarar que no solo la chicha es objeto de control sino también otras bebidas.

NIEGA Navarro afirmó que el Municipio no realiza una persecución contra la chicha.

Sin embargo, esta bebida que tiene un sabor agradable se vuelve un peligro para la salud pública cuando tiene “vectores, parásitos e incluso restos de cigarro, materiales industriales y desechos de comidas”, apuntó la funcionaria.

DISTORSIONADO La declaración de Navarro puso al descubierto una realidad. Los productores de chicha junto a los distribuidores y comerciantes de la bebida “distorsionaron la comercialización de la chicha”, subrayó la autoridad edil.

“La manipulación de la chicha desde su concepción en muchos casos está descuidada, a lo que los distribuidores y comercializadores suman problemas adicionales cuando expenden el producto en condiciones pésimas y nocivas para la salud humana”, indicó.

A estos problemas, Navarro sumó un factor decisivo. El precio.

“Una jarra de chicha a Bs 5 está al alcance de todos y muchos comercializadores prostituyeron la bebida por su costo y encubren, detrás de ella, actividades delincuenciales como robos y asaltos”, denunció Navarro.

¿Qué hacer frente al problema? se consultó a Navarro.

“Urge trabajar junto a los productores medidas preventivas para evitar que la bebida sea considerada un factor que fomenta delitos”, respondió.

Generador de ingresos públicos

En los últimos 50 años la chicha generó ingentes cantidades de recursos económicos para las alcaldías de Cercado, Quillacollo, Sacaba, Punata y Cliza, zonas productoras por excelencia.

“Con esos recursos que se centralizaban en la Alcaldía de Cochabamba se construyeron grandes proyectos y obras que modernizaron la ciudad”, recordó Román Soliz, propietario de la quinta Chernobyl.

“Gracias a los impuestos de la chicha se hicieron avenidas asfaltadas, se dotó de energía eléctrica, se construyó campos deportivos como el estadio Félix Capriles, edificios públicos y se contribuyó a la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) para labores de ciencia, tecnología e investigaciones científicas”, aseguró el dirigente chichero.

Hoy, por la merma no solo de producción, sino también del número de productores, el aporte del sector al erario municipal se redujo sustancialmente, al punto que solo pagan por concepto de patentes y licencias de funcionamiento. La chicha paga un impuesto a la producción, que en el caso del municipio de Quillacollo llega a entre 600 y 700 mil bolivianos anuales, aproximadamente, precisó cifras Soliz.

Junto a la chicha otras tradiciones propias de la región pierden valor

El bajo precio que tiene en el mercado y las pésimas condiciones en las cuales se fabrica el producto en algunos lugares ocasionaron la depreciación del valor tradicional que tuvo durante el siglo XX la chicha, sentenció el oficial superior de Cultura de la Alcaldía de Cochabamba, Uvaldo Romero.

La chicha, como néctar tradicional de Cochabamba, “está en franco retroceso, se halla amenazada como elemento cultural y social por la distorsión que sufrió en su consumo, lo que implicó mirarla como algo negativo para la sociedad”, afirmó.

La bebida, por siglos sinónimo de identidad regional, “perdió el valor social y comunitario al igual que otras tradiciones y costumbres en Cochabamba”, puntualizó.

Según Romero, los propios productores de chicha y el crecimiento vegetativo de la población influyeron decididamente en la práctica de beber una tutuma de chicha “fresca, refrescante, pero sobre todo un brebaje digno de tenerlo en la mesa”.

“Cada vez se practica menos lo que tenemos como tradiciones”, apuntó la autoridad.

VALOR Frente a una realidad que a todas luces está destinada a desterrar la chicha de las costumbres tradicionales de Cochabamba, Romero propuso la urgencia de trabajar regionalmente en una propuesta que tenga el fin de rescatar la bebida “como un elemento cultural del departamento y por que no decirlo, del país”.

Mucho más incisivo en sus comentarios, subrayó que “la chicha es definitivamente un elemento cultural, resultado de una identidad valluna”.

El municipio de Cochabamba está mirando con atención lo que está pasando, dijo Romero, y añadió: “tenemos un trabajo importante que realizar, sobre todo con la población, para revalorizar en el diario vivir de la gente lo que representa la chicha como factor cultural y de costumbres en el valle”, mencionó.

Desde este punto de vista, Romero parte de la tesis de que no deberíamos mirar más a la chicha como un bebida alcohólica, sino un producto que otorga valor a la inigualable producción de maíz en la región, materia prima que es fundamental para su existencia como tal.

Sin embargo, para encontrar diferencias con la chicha como bebida alcohólica “la frontera es casi inexistente”, confiesa, razón por la cual “habrá que pensar, inteligentemente, en una propuesta que imponga, sobre lo malo, las bondades sustanciales que tiene la chicha como bebida tradicional, cultural y, sobre todo, motivo de expresión e identidad regional”, subrayó.

CARNAVALES El puntapié inicial para revalorizar la chicha como bebida sana, pero sobre todo motivo de identidad y orgullo regional, comenzará con fuerza durante los días del Carnaval 2015, puntualizó Romero.

Mencionó que al igual que se hizo en años anteriores, durante la festividad del carnaval, la chicha será un factor decisivo para resaltar el valor tradicional y cultural que tiene junto a la rica gastronomía cochabambina.

“Vamos a presentar una propuesta novedosa que contribuirá a rescatar la chicha como identidad departamental para mostrar al mundo lo que significa”, prometió.

La producción llega a 1 millón de botellas

La producción anual de chicha en el departamento de Cochabamba es de un millón de botellas, aproximadamente, reportó el dirigente de los productores de esta bebida en el municipio de Quillacollo, Román Soliz.

Esta cantidad no satisface las expectativas de los productores y, además, es significativamente inferior a la que se obtenía hasta la década del noventa, cuando se llegaba a superar los tres millones de botellas, puntualizó el productor.

De aproximadamente 3.000 elaboradores de chicha que existían hasta fines del siglo XX “hoy no superan los 500 en todo el departamento”, subrayó el dirigente.

Solo en Quillacollo, de 600 productores que habían, hoy solo operan 10”, agregó.

NUEVO PRECIO los productores de chicha en Cliza, Quillacollo, El Paso, Sacaba y Tiquipaya promovieron en los últimos días asambleas sectoriales para analizar la situación crítica que enfrenta este sector.

Los elaboradores de chicha decidieron elevar el precio de la botella en 1 boliviano “para lograr un equilibrio con los costos de producción y así evitar el cierre de muchas fábricas”, apuntó Soliz.

De esta manera, el precio al consumidor final en los locales habilitados legalmente para el expendio de la bebida será de Bs 6 la botella, precisó.

Maribel Quiroz y Cecilio Velasco, también dirigentes de la Federación Departamental de Productores de Chicha de Cochabamba, argumentaron que “era imposible seguir resistiendo el encarecimiento permanente de los principales insumos que se utilizan en la elaboración de la chicha”.

Quiroz señaló que el azúcar, maíz, wiñapo, gas natural, energía eléctrica y otros “sufrieron alzas y están encareciendo los costos de producción, que sumados a los operativos irracionales que promueven las alcaldías, están diezmando al sector con el cierre de fábricas”, advirtió a su vez Velasco.

Los representantes de los productores aclararon que en realidad no se trata de un incremento sino de “una nivelación para evitar más pérdidas al sector y el cierre permanente de las fábricas”, dijo Soliz al justificar la vigencia de los nuevos precios a partir de la fecha.

El alza de precios tiene como fin, además, el de revalorizar la bebida. “Y encarecer su comercialización ayuda a restringir su acceso”, indicó Soliz.