19/03/2018 - 11:54:02
La Tercera.- Con una puesta en escena que destacó argumentos más humanos y políticos que jurídicos, el primer grupo de intervenciones no escatimó en lanzar ataques al comportamiento chileno a lo largo de los años.

Fue un gesto que demostró la importancia del juicio para Bolivia, pero también una señal que puede interpretarse como una presión política ante La Haya.

En el salón de la Corte Internacional de Justicia estaban este lunes los tres últimos presidentes bolivianos: Carlos Mesa, Eduardo Rodríguez Veltzé y Evo Morales.

Los dos ex presidentes han tenido roles activos en el caso. Rodríguez Veltzé, de hecho, es el agente de la presentación, y Meza fue designado vocero de la demanda.
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Y la presencia de Morales era un gesto inédito: un mandatario asistiendo a la Corte. Un gesto que causó debate incluso al interior de su propio país.

Pero todas esas asistencias eran un signo que marcaba lo que sería la primera hora y media de las presentaciones bolivianas: una argumentación más basada en apelar a la emotividad y a los presuntos perjuicios generados por su falta de litoral.

Rodríguez Veltzé, de hecho, aludió en su intervención inicial al hecho de que el pueblo boliviano está siguiendo el caso en pantallas gigantes en las principales ciudades, y que hace dos semanas desplegaron una gigantesca bandera para ratificar su aspiración marítima. Todos puntos lejanos a la médula de la presentación ante la Corte y a los fundamentos jurídicos, pero que apelaban a dar un marco emotivo del tema ante los jueces.

La movida era esperada por los expertos, dado que ocurrió algo similar en el caso de la demanda peruana ante la misma corte.

Pero lo que estaba un poco más lejos de las previsiones era la fuerza con la que los abogados bolivianos insistirían sobre este punto. Uno de los puntos más llamativos ocurrió en la exposición de la jurista francesa Monique Chemillier-Gendrau, que caracterizó a la Guerrra del Pacífico como una “guerra sangrienta con intenciones depredadoras extremas”.

Además, Chemillier-Gendrau aseguró que Bolivia fue “arrastrada” a una guerra para la que no estaba preparada, omitiendo que ese país había firmado en 1873 un pacto secreto con Perú por el cual ambos países se comprometían a respaldar al otro en caso de una eventual conflagración bélica.