Martes 08 de octubre 2024

Es dueño de varias propiedades pero vive en la calle y pide limosnas: El mendigo millonario



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Infobae.- En una de las ciudades más populosas del mundo, Mumbai, se encuentra un hombre cuya vida parece sacada de una película. Su nombre es Bharat Jain, conocido como el mendigo más rico de la India. A pesar de haber acumulado una fortuna considerable, que muchos solo podrían soñar, Jain sigue recorriendo las calles de la ciudad pidiendo limosna, una actividad que ha convertido en su “empleo” principal.

Bharat Jain comenzó a mendigar desde joven, al no haber tenido la oportunidad de acceder a una educación formal que le permitiera encontrar un empleo tradicional. Sin embargo, lo que comenzó como una necesidad básica para sobrevivir, con el tiempo se transformó en una fuente de ingresos que le ha permitido adquirir propiedades y generar una riqueza insólita para alguien en su situación.

Ingresos y propiedades

Lo que hace que la historia de Bharat Jain sea aún más sorprendente es la magnitud de los ingresos que ha logrado acumular a través de la mendicidad. Se estima que Jain gana entre 60.000 y 75.000 rupias al mes (unos 700 a 900 dólares), una cantidad que supera con creces el salario promedio en la India. Este dinero no solo le ha permitido cubrir sus necesidades diarias, sino que también ha sido utilizado estratégicamente para invertir en bienes raíces.

Bharat Jain es dueño de un departamento de tres habitaciones en Mumbai, valorado en 1,2 millones de rupias (alrededor de 15.000 dólares), y de dos locales comerciales que alquila por 30.000 rupias al mes (USD 350). Estos ingresos adicionales, provenientes de sus propiedades, refuerzan su estabilidad económica, situándolo en una posición muy por encima de la mayoría de la población de su país.

A pesar de su considerable riqueza, Jain continúa pidiendo limosna en las calles. Según reveló a Times of India, es la única vida que conoce y la única forma en que sabe generar ingresos. Aunque ha logrado acumular una fortuna estimada en más de un millón de dólares, sigue fiel a su rutina diaria, recorriendo las calles de Mumbai y solicitando la solidaridad de los transeúntes.
 

La historia de Bharat Jain es un reflejo de un fenómeno más amplio que se observa en muchas ciudades de la India, donde la mendicidad no solo es una forma de supervivencia, sino que en algunos casos, puede convertirse en una polémica actividad lucrativa. Según detalla Hindustan Times, en las áreas urbanas más concurridas, como las estaciones de tren y los mercados bulliciosos, los mendigos pueden llegar a generar ingresos que superan los de trabajadores con empleos formales.

En la India, la mendicidad se ha convertido en una industria informal en la que la experiencia y el conocimiento de los lugares estratégicos juegan un papel crucial. Las calles de Mumbai, por ejemplo, ofrecen numerosas oportunidades para aquellos que saben cómo y dónde pedir. Este contexto ha permitido a personas como Bharat Jain transformar lo que tradicionalmente se ve como una situación de desesperación en una fuente constante de ingresos.

Reacciones y percepciones de la sociedad

La historia de Bharat Jain, el “mendigo millonario” de la India, ha capturado la atención tanto de los medios locales como internacionales, generando una amplia variedad de reacciones y reflexiones en la sociedad. Para muchos, Jain es una figura enigmática que desafía las nociones tradicionales de pobreza y éxito, mientras que otros ven en su historia una muestra de las profundas contradicciones y desigualdades que existen en la India.

Por un lado, la capacidad de Jain para acumular riqueza a través de la mendicidad es vista por algunos como un testimonio de su astucia y perseverancia en un entorno que, de otro modo, podría haberlo condenado a la pobreza extrema. Su historia inspira a quienes creen en la posibilidad de superar las dificultades mediante el ingenio y la determinación, incluso en las circunstancias más adversas.

Sin embargo, también hay quienes critican el hecho de que Jain continúe pidiendo limosna a pesar de su considerable riqueza. Para estos críticos, su comportamiento refuerza estereotipos negativos sobre la mendicidad y puede ser visto como una explotación de la empatía y la caridad de las personas. Este contraste entre su riqueza personal y la continua dependencia de la caridad pública genera un debate sobre la moralidad y la ética de su elección de vida.

En un contexto más amplio, la historia de Bharat Jain también sirve como un espejo de las tensiones sociales en la India, un país donde la brecha entre ricos y pobres es inmensa. Su caso provoca preguntas sobre las estructuras económicas y sociales que permiten que la mendicidad sea tan lucrativa en algunas áreas, mientras que millones de personas luchan por salir de la pobreza a través de medios convencionales.


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