¿Proceso de cambio o decadencia?

No somos mayor�a, lo reconozco. Si me apuran, dir�a que un 20 por ciento de la pir�mide poblacional de los 18 a los 70, los que vemos con preocupaci�n lo que acontece en nuestra tierra, en esta Pachamama que nos vio nacer.

Estamos mas de diez a�os en un proceso de decadencia de nuestra cultura, econom�a y vida pol�tica, y son tantos a�os, que tal parece que este proceso se ha convertido en parte nuestra. Ya ni nos damos cuenta, simplemente lo asumimos como algo normal. Y no lo es.

Desde lo m�s alto del poder, es decir del gobierno, nos cae como una cascada de agua sucia todos los ejemplos de conducta social que se pueden tener: desinter�s por el trabajo, figuraci�n, corrupci�n al por mayor y menor, mentiras, enga�os y falsedades para ocultar la verdad, demostraci�n descarada del uso p�blico en beneficio personal, amenazas y persecuciones judiciales, amedrentamiento a los medios de comunicaci�n, irresponsabilidad en lo que se administra, todo en nombre del llamado proceso de cambio, revoluci�n democr�tica-cultural, lucha por los pobres y descolonizaci�n.

Estos ejemplos de c�mo no deber�an hacerse las cosas, es asumido, como la �nica manera de hacerlas. El que no las practica es por tonto, por hecho al decente o al honrado y del cual todos se r�en, porque saben que al final formar� parte del reba�o.

As� vamos retroalimentando como sociedad la decadencia. Ense�ando a nuestros hijos, de boca para afuera, que esas cosas no se hacen, pero demostr�ndoles que las hacemos.

Entonces bregar a diario se�alando una y otra vez la inconducta, la irresponsabilidad, la mentira, la injusticia, la corrupci�n, comienza a ser una tarea pesada y a sentirse como un deber absurdo. �Nos hace pensar, que es una p�rdida de tiempo. Y eso es lo que esperan de nosotros. Cansarnos es una manera de ingresar a formar parte del todo y, lo peor, a ser parte del todo.

Es que tener que o�r, leer o mirar, a personas que no tienen una formaci�n m�nima pero que opinan, dan directivas de conducta, y lo m�s grave, gobiernan, legislan e imparten justicia, nos obligan a no dejar de formar parte de la minor�a.

Sus mezquindades humanas son mostradas como conductas pol�ticas, sus mentiras como hechos ciertos, su corrupci�n como errores y descuidos, sus complejos sociales, como actos de reivindicaci�n hist�rica, la inclusi�n, como derecho a ser funcionario p�blico, el cargo p�blico, como derecho a enriquecerse, y la actividad ilegal, como forma de vida merecida.

As� toma cuerpo un proceso de decadencia social. As� se termina con una sociedad hambrienta de libertad sin fronteras, democracia plena e irrestricta y justicia transparente y segura.