Miércoles 23 de octubre 2024

Bienestar y Vivir bien



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Del modo más sencillo, con la expresión "altos ingresos, precios bajos y mucho para comprar" la teoría del bienestar acabó siendo la pretensión buscada por los sistemas políticos del siglo pasado: capitalismo y comunismo. Cada cual sostuvo que con su modelo económico la persona alcanzaría el bienestar. El uno, con la libertad total (el libre mercado) y el otro, propuso el control (la planificación) para alcanzar el mismo propósito.

Del capitalismo provino la explotación al trabajador y, por el otro lado, del comunismo, devino el menoscabo a la libertad. En ambas teorías, según sus proponentes, la persona alcanzaba la vida plena.

A despecho de la realidad, los cientistas propusieron nuevos principios a la teoría del bienestar. Más allá del perfil económico, las personas deben ser sanas en otras dimensiones de la vida: emocional, física, ocupacional, intelectual, social, ambiental y espiritual.

El psicólogo Martin Seligman, referente de la psicología positiva, reconstruyó la teoría del bienestar con cuatro nuevos perfiles: estar satisfecho con la vida, sentirse bien, sentirse realizado y desenvolverse bien. La dimensión social propuso que todo cuanto sea aplicable individualmente, se extienda al colectivo, incluyendo una adecuada distribución de recursos que contribuyan al bienestar social. (La hambruna, la pobreza, la indigencia y el desempleo son desmentidos tajantes a los enunciados).

Así es como el mundo occidental entiende y vive el bienestar, adecuándolo a las distintas doctrinas políticas del libre mercado. En cambio, el bienestar socialista se alcanza anulando la propiedad privada, el Estado es el único proveedor de bienestar, el mercado y la familia no tienen ningún papel.

En Bolivia, se ha elegido la teoría del "Vivir bien", intentando reemplazar la teoría del bienestar. Vivir bien es la vida en plenitud. Es saber vivir en armonía y equilibrio con los ciclos de la Madre Tierra, del cosmos, de la vida, y en equilibrio con toda forma de existencia.

El presidente, acompañado del vicepresidente, ministros, diplomáticos y vecinos de Tiwanaco eligió el templo de Kalasasaya para cumplir con lo que él llamo "Informe del vivir bien", la versión andina del bienestar. El Vivir bien, es vivir en solidaridad (...) importante son los ríos, el aire, las montañas, las estrellas, las hormigas, las mariposas (…) El hombre está en último lugar, lo más importante es la vida” dijeron los dignatarios, según reportes de prensa.

Vivir bien, equivale a vida armoniosa, vida buena, tierra sin mal, fundamentales para el bienestar común. Vivir bien es saber escuchar a todo el que desee hablar, sin discriminación o algún tipo de sometimiento. No se postula la tolerancia, sino el respeto, ya que aunque cada cultura o región tiene una forma diferente de pensar, para vivir bien y en armonía es necesario respetar esas diferencias.

Estas virtudes, más bien de origen aymara, son expresión ideológica impulsada por David Choquehuanca. No se puede Vivir bien si los demás viven mal, o si se daña la Madre Naturaleza, que el deterioro de una especie es el deterioro del conjunto. (Imposible olvidar millones de hectáreas ardiendo, y miles de especies achicharradas). Se siente mucho poema y escasa aplicación.

Las diferencias son claras: el vivir mejor significa vivir a costa del otro, explotando saqueando los recursos naturales, violando a la Madre Tierra. (Las tomas de tierras ajenas y la explotación aurífera desparramando mercurio, desacreditan las declaraciones).

El público asistente fue aymara, y aunque mencionaron a guaraníes y quechuas, empezaron las dudas ¿dónde quedan millones de bolivianos vivientes en las ciudades a quienes no llegó el informe del vivir bien? Así como están las cosas, las teorías del bienestar y del vivir bien no condicen con la realidad.

Qué falta de consideración, están rompiendo los sueños, porqué se quedan con tanto, porqué no quieren dar.

*Periodista.