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Las redes sociales (unas más sociales que otras) tienen un rol preponderante como agentes de información digital. El hilo conductor del enfoque: conciliar criterios porque las distancias de opinión, como están ahora, son exageradamente opuestas, repletas de presuntuosidad. La función principal de una red social es conectar personas, aproximar al mundo a través del acceso virtual.
Hoy se conoce hasta 10 redes sociales (RRSS) algunas más exitosas con millones de usuarios como Facebook, WhatsApp e Instagram. Su creación obedece al propósito de mejorar la relación humana, facilitar la comunicación masiva, inmediata, y a larga distancia. Más tarde o más temprano perversos inescrupulosos infectaron sus contenidos con fines nocivos, desvirtuando los propósitos de la innovación tecnológica.
Las horas transcurren entre imágenes y textos, sin misterios para los habitues con los dedos activos haciendo clic; en segundos se conoce la muerte de algún personaje. Y en el momento menos pensado se inmiscuye un “hater” (persona que ofende, difama, discrimina), destilando venenos; con el visible afán de mentir, calumniar, cuando no publicar noticias falsas (fake news). El satélite hace de intermediario para enviar y recibir los datos, de tal manera que todo sucede instantáneamente; vivimos el tiempo digital-satelital. (El de antes fue analógico, utilizando el cable).
Ya no es sorpresa leer los periódicos de cualquier país, escuchar radios en FM, ver en el dispositivo la televisión de Europa, Colombia, China o Japón. Todo empezó en 1971, cuando salió el primer ensayo para lo que hoy llamamos WhatsApp. La humanidad está posesa, vive pendiente del celular, es la nueva tentación. Noticias, fotografías, música, son prendidos, capturados por horas, hombres mujeres, jóvenes, niños y ancianos; para unos es distracción, para muchos, obsesión. Viven pidiendo a la “nube” las últimas del “blogger” (persona que escribe sobre algún asunto especial: sus viajes), que está en Nueva York, o del pariente visitando la India después de estar en Pekín.
“El mundo es ancho y ajeno”, escribió Ciro Alegría, hoy es pañuelo del cual varios quieren ser el dueño, usan como herramienta doctrinaria la comunicación. Un enamorado conjugó bien su versión cuando dijo: a cada momento puedo ver a mi amada por la «video llamada», ella se maquilla antes, él se arregla el cabello, escriben versos de amor en su «muro».
Muchos millones de personas están pendientes de las redes sociales, contactos de voz, mensajes, o ambos, disfrutan al compartir imágenes de acontecimientos sociales, todo eso al instante en solitario, en dúo o en grupo; mientras al este del mundo están cenando, otros al oeste toman la merienda; mientras desayunan unos los otros almuerzan; opciones disponibles en diversos idiomas, se vive en cada instante bajo el dominio de las «aplicaciones» y la web. Las hay para hacer negocios, para buscar y ofrecer trabajo, para buscar o encontrar pareja.
El «Influencer» (persona capaz de influenciar a otras), es formador de opinión, como Cristiano Ronaldo (629 millones de seguidores, la mayoría en Instagram). Existe hostilidad e inquina al «TikTok», pero crecen sus seguidores, es cierto que distribuye banalidades, (muchos videos grabados con actuaciones montadas), aunque también revela de modo risueño verdades. Los «TikTokers» (creadores de contenidos para la red) son ocurrentes, a veces, insulsos y malvados, también. Utilizando las redes sociales es fácil estudiar «on-line», participar de conferencias usando el «streaming en multimedia» (imagen, voz y texto a la vez).
Aquí entra en juego el «algoritmo», un diseño de informática que tiene su propia lógica: entiende las preferencias del usuario, comprende cuál es su mayor interés cuando entra reiteradamente, buscando las mismas cosas, el algoritmo le entregará sitios de la misma temática (ciencia, política, moda, arte o deporte). De esa manera el usuario es quien elige la información que prefiere para su navegador. Los políticos usan más «X» (se llamaba Twitter). Muy populares los «youtubers» (creadores de videos con millones de reproducciones).
Además, para responder sobre cualquier consulta está Google ChatGPT; leer libros de Amazon en Tablet, o el apoyo de la pantallita de Kindley, escuchar “e-books”, hay para todos, solamente hace falta elegir bien.