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- 2025-01-23
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DW.- Justo antes de las vacaciones de Navidad, el mundo financiero de Brasil experimentó una conmoción: el desplome de la moneda nacional provocó una febril actividad en las oficinas de los bancos y del Gobierno en Brasilia. Sólo la intervención del Banco Central impidió que el real cayera incluso por debajo de los 6,30 reales frente al dólar.
Entretanto, la situación se ha calmado un poco y, por el momento, se ha evitado lo peor. Para el 2025, los expertos prevén un tipo de cambio de la moneda estadounidense de 6,25 y no descartan una devaluación del real, llegando a cambiarse cada dólar por 7 reales.
La progresiva depreciación del real llama la atención sobre los problemas estructurales que padece la mayor economía de América Latina. Esto se hace particularmente claro al convertir el salario mínimo, que ahora es sólo el equivalente a 251 dólares estadounidenses.
Al mismo tiempo, la deuda pública aumenta. "A mediados y finales del último Gobierno, Brasil experimentó un descenso de la deuda nacional de hasta el 72 por ciento del producto interno bruto (PIB). Y ahora, la deuda del PIB está volviendo a su máximo histórico, estamos casi en el 78 por ciento de deuda sobre el PIB”, afirma el economista Felipe Rodrigues, de la Universidad Federal Fluminense, en entrevista con DW. Para Rodrigues, este es un escenario aterrador, pero asegura que existe una oportunidad para contrarrestar esta evolución: el Gobierno debe trabajar con el Congreso para buscar formas de ahorrar.
Errores técnicos
Una serie de errores técnicos son también responsables del significativo aumento de la deuda nacional. "El Gobierno subestimó masivamente el gasto social”, explica Rodrigues, refiriéndose a un desfase de unos 80.000 millones de reales (unos 13.000 millones de euros).
Por otro lado, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, tiene un gabinete con casi 40 ministerios. "Si el Gobierno no presenta un plan, un presupuesto para abordar estos problemas, será muy difícil revertir la situación”, dijo el economista Gilvan Bueno a la cadena CNN Money. Los problemas radican en que se gasta más de lo que se recauda. "Brasil necesita ser más eficiente y abordar algunas reformas”.
Gran inflación
La población brasileña está notando los efectos de la inflación en la subida de los precios de los alimentos y la energía. Según cifras oficiales, Brasil cerró 2024 con una tasa de inflación acumulada del 4,83 por ciento, por encima del objetivo del banco central del 4,5 por ciento. La gente no sólo tiene la impresión de que todo es cada vez más caro, sino que, en realidad, lo es. Y culpa de ello al Gobierno actual.
Si la inflación y el costo de la vida suben, los índices de popularidad del Gobierno caen. Según la revista Veja, sólo el 27 por ciento del electorado valoró positivamente los dos primeros años de la presidencia de Lula da Silva. Una de las razones de la mala evaluación fue la mala gestión del Gobierno en el pago de prestaciones sociales.
Medidas necesarias
La creciente deuda, que podría alcanzar su punto álgido en 2030, "exige recortes del gasto", afirma el economista Gilvan Bueno. Esto podría tener consecuencias, por ejemplo, a la hora de aumentar el salario mínimo, que este 1 de enero alcanzó los 1.518 reales (256 dólares), y que es recibido por 19 millones de pensionados.
"Las medidas fiscales son prioritarias”, subraya a DW Felipe Salto, economista jefe de Warren Investiments. "El Gobierno debe promover un ajuste fiscal más intenso, que ayude a reducir la percepción de riesgo. La deuda pública debe reequilibrarse en relación con el PIB”, concluye.