Domingo 22 de diciembre 2024

Juan Antonio Morales habla desde la prisión de su domicilio

La Paz.- El 2011 dejó sinsabores e interrogantes respecto al caso del ex Presidente del Banco Central de Bolivia, Juan Antonio Morales. Se le acusó de enriquecimiento ilícito mediante la recepción de “pluses” salariales provenientes supuestamente de la partida de Gastos Reservados.



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La Paz.- El 2011 dejó sinsabores e interrogantes respecto al caso del ex Presidente del Banco Central de Bolivia, Juan Antonio Morales. Se le acusó de enriquecimiento ilícito mediante la recepción de “pluses” salariales provenientes supuestamente de la partida de Gastos Reservados.

El 7 de septiembre fue detenido y luego de haber pasado por las celdas de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) y haber sido internado en la clínica policial por su delicado estado de salud, la jueza Marcela Siles determinó prisión domiciliaria, sin custodios, pero con arraigo; se estableció también que, a la presentación de sus horarios, se le permitiría ir a trabajar. Sin embargo, hasta la fecha la audiencia para otorgarle tal permiso se ha venido suspendiendo. Las muestras de solidaridad y apoyo para con la ex autoridad no cesan, y en ocasión de saber cómo se encuentra y cómo sigue su proceso, el Dr. Morales accedió a esta entrevista.

¿Cómo está viviendo su arresto domiciliario?
Estar en casa, por supuesto, es mucho mejor que estar en la cárcel. Pero es duro. No poder salir a nada, a las cosas elementales: ir al médico, al dentista, al oculista, a cobrar un cheque jubilatorio... la vida se hace más difícil.  No pensé que esta situación podía producir tanta violencia. Me dan ataques de angustia por las mañanas y digo, Dios mío, cuándo terminará esto.

¿Cómo está manejando sus compromisos académicos y laborales?
Estar aislado me perjudica enormemente. A pesar de estar jubilado, tenía invitaciones para dar conferencias dentro y fuera del país, de hecho estaba invitado a ser miembro de la comisión de reforma del brazo concesional del Banco Mundial; hubo dos reuniones, en Washington y en París, no pude ir a ninguna. En lo laboral, estancado. Van seis veces que suspenden la audiencia para considerar la autorización que me permita ir a trabajar. Cuando me dieron prisión domiciliaria, se determinó que -presentando mis horarios en la Universidad Católica- se me daría este permiso. Es cuestión de un trámite y hasta ahora no se me permite presentar esta documentación; los argumentos son increíbles, evidentemente pretextos.

¿A qué cree que se deban estos pretextos?
Básicamente fastidiar, agotarme.

¿Por qué?, ¿considera que hay un trasfondo político en su caso?
No sé. No soy un personaje político. No se podría decir que el gobierno quería deshacerse de un político. Posiblemente se trate de un mensaje: si nos hemos animado con Morales, que todo el resto tenga cuidado. Porque, no quiero parecer jactancioso, pero mi prestigio: años en la academia, un buen trabajo en el Banco Central… ¿y así y todo que se ensañen conmigo? Además, por una cuestión que en su momento era legal, con una aplicación retroactiva de la ley… Tal vez se quiere mostrar mi caso como un trofeo, no se entiende.

Respecto a la principal acusación, el pago de “pluses”, cómo explica su defensa
No hubo nada fuera de la ley, se hizo todo bajo la legislación del momento. Desde el año 82, por lo menos, ya existían estas remuneraciones extras, pagadas primero por la cooperación internacional y después por el propio gobierno. ¿El motivo? las dificultades fiscales de ese entonces; el gobierno no tenía los recursos para pagar al personal más calificado y no se podía subir la planilla salarial. Si no se pagaba, la gente se iba y eran momentos difíciles para el país. Frente al dilema se optó por estos suplementos a los sueldos,  hecho que se conocía públicamente. Yo ni siquiera nombré a la gente, era una planilla de diez personas a las que se les pagaba por trabajo realizado. No había favores. Además no era sólo el Banco Central, estos “pluses” también se pagan en la administración pública.  Paradójicamente, en el caso del Banco, cuando la situación económica había mejorado, yo mismo decidí suspenderlos. 

¿De qué más se le acusa?
Cuestiones sin fundamento: incumplimiento de deberes, peculado, uso indebido de influencias, y hasta daños económicos al Estado. Porque, ellos mismos, al darse cuenta de que la acusación por “enriquecimiento ilícito” era poco menos que ridícula, intentaron complicar el caso, incluso con lo que fue el rescate del Banco Hipotecario Nacional, hecho que se puede explicar: para evitar el quiebre de este banco, se viabilizó un préstamo para que se pueda fusionar con el Citibank. El año pasado el Citibank, para liberarse de todos sus compromisos en Bolivia pagó todo lo que supuestamente le había costado al gobierno y, por si acaso, dejó una boleta de garantía. Fue todo claro y transparente. No hubo daño económico al Estado como plantean los acusadores.

Siendo un profesional reconocido, de amplia trayectoria, ¿cómo se siente ante estas acusaciones?
Sumamente dolido. Creo haber brindado toda mi dedicación y empeño a este país: 40 años de profesor universitario, casi 11 años Presidente del Banco Central, haber representado a Bolivia en distintos escenarios internacionales... y hoy estar con arresto domiciliario, habiendo atravesando el riesgo de que me envíen a la cárcel con una acusación sin sentido, me duele muchísimo.

¿Se arrepiente de haber presidido el Banco Central?
No. Ha sido una gran experiencia. Para un economista llegar al Banco Central, en términos profesionales, es llegar a la cúspide. Me tocó afrontar momentos difíciles como la crisis de bancos, las repercusiones de la crisis regional, la devaluación en Argentina, Brasil, Uruguay... salimos muy bien de todo ese periodo. Además me tocó presidir una etapa muy creativa dentro del Banco, fuimos pioneros en sistemas de pagos, plataformas electrónicas y todo lo que es modernización institucional. Estoy orgulloso de todo este trabajo.

¿Ha recibido muestras de solidaridad desde su detención?
Muchas, estoy muy conmovido. Los amigos, dentro y fuera del país, se han portando muy bien; la Universidad Católica,  cien puntos. Igualmente, las universidades de Estados Unidos y Europa se contactaron conmigo; presidentes y ex presidentes de bancos centrales firmaron una carta mostrando su apoyo. Bastante solidaridad; sin embargo, no pasa nada. El aparato judicial no se mueve.

¿Cómo seguirá su defensa?
Demostrando que de todo de lo que se me acusa fue en el marco legal del momento. Insistiendo en que la aplicación retroactiva de la ley con la que me encausan es una violación a los derechos humanos. Quisiera que de una vez llegue el juicio, para demostrar que no hubo nada ilegal. 

Texto y foto: Silvia Mercado
Periodista miembro de la Red Plumas Democráticas.


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