Domingo 24 de noviembre 2024

Cómo llegó la economía hasta aquí



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El 22 de enero de 2006 juraba Evo Morales al cargo de presidente de la república, con dos tercios del congreso a su favor. Nadie ni nada, entre él, y sus decisiones podía oponérsele.

La filosofía de la responsabilidad nos enseña que cuando mayor es la libertad que tienes, mayor es el grado de responsabilidad. Este grado absoluto de libertad es el que tuvo Evo Morales, no sólo en ese período sino en los otros tres, que obtuvo mediante subterfugios legales.

Es bueno señalar esto para explicar el origen de todo lo que después sería un prolongado ejercicio del poder, que acabó con la poca institucionalidad que se construyó y lo mucho que se sacrificó para consolidar la democracia. Evo Morales decidió que su gobierno sería socialista, siguiendo las directivas de Castro y de Chávez, quienes ya desde finales de los 90 lo escogieron como cabeza de punta, para expandir sus planes en la región.

La decisión política de anexar a Bolivia al socialismo del siglo XXI, es decir, al castro-chavismo, es el origen, el punto de partida, para explicar con probidad todo lo demás.

La primera acción fundamental fue la de cambiar la constitución política del Estado. Paso que sirvió para legalizar todo lo que vendría luego. Y así fue, el 7 de febrero del 2009 se sancionó la Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia. Con este instrumento jurídico, que creó ciudadanos de primera y segunda, con derechos especiales para unos y supeditación de los otros, que convirtió al Estado en el único hacedor de la riqueza y al poder ejecutivo en el centro de ese Estado, se legalizó todo.

A partir de esta Constitución - la nacionalización del gas, el retorno al Estado de las principales empresas capitalizadas en la gestión del MNR (1993-1998); la creación de nuevas empresas públicas, el control de precios, del comercio exterior, las subvenciones a los combustibles y bienes de primera necesidad, bonos sociales, uso de las instituciones públicas como bolsas de trabajo para sus militantes, control de las organizaciones sindicales con prebendalismo político - se fueron creando nuevas relaciones entre el Estado y la sociedad.

Este nuevo tejido político - social, fue sustentado con ingresos extraordinarios provenientes de los precios para las materias primas masa de dinero que se calcula en mas de 50 mil millones de dólares, que administró Evo Morales y que podemos afirmar es la consecuencia, el efecto, de constituir a Bolivia como parte del castro-chavismo.

Causa eficiente, diría Aristóteles, esa que deviene del agente que genera el cambio. Y así fue. Es la fuerza de la decisión política la que definió el comportamiento económico y sus consecuencias, por tanto, la responsabilidad de estas consecuencias al ser de origen político, señala al presidente Evo Morales y sus colaboradores como los responsables directos.

Uno de los errores que se cometieron al calor de un proceso de cambio, que nunca tuvo una definición de qué era y para qué era, fue el de usar ingresos de contenido volátil (precios fijados por el mercado internacional) para generar gastos permanentes.

El crecimiento desmedido de la burocracia estatal, que pasó de 250 a 500 mil empleados públicos, acompañados de políticas salarialistas como el doble aguinaldo, la creación de nuevos bonos sociales, de empresas públicas mal proyectadas y peor gestionadas, el gasto en obras de contenido municipal centrados en el deporte, la construcción de carreteras con deuda externa, el financiamiento de operaciones y desbalance financiero de las empresas públicas por el Banco Central de Bolivia, la subvención a los combustibles, diésel y gasolina, que terminaron fomentando el contrabando, junto con un tipo de cambio apreciado dieron el resultado de que Bolivia podía expandir el gasto fiscal, tener una inflación baja, hacer crecer el PIB por el incentivo al consumo y la inversión pública y mostrar una aparente estabilidad económica sin ningún problema, que le valieron felicitaciones incluso de organismos internacionales como el BID, la CAF y hasta el FMI.

Con tales pergaminos de felicitaciones, el gobierno dejó de pensar en invertir, para dedicarse al gasto.

No se invirtió en nuevas exploraciones de hidrocarburos, pero se levantaron plantas industriales que usan esa materia prima, no se fortaleció la extracción minera con políticas que eviten la sobre explotación de oro y zinc, plata y estaño, y se dejaron grandes extensiones de áreas en manos de empresas chinas de dudoso comportamiento empresarial, no se fortalecieron las exportaciones de soya, carne y otros bienes que el mercado internacional acepta, limitando su producción por razones de precios internos, con lo cual el crecimiento de las exportaciones no tradicionales se vieron desincentivadas.

En suma, la visión política del socialismo castro-chavista miro a la actividad empresarial privada como al enemigo. a quien hay que combatir y destruir. Cuanto más Estado más control social y cuanto más control social, mayor poder político.

Todo derroche de recursos es posible mientras la fuente que lo alimenta permanece constante. Cuando los ingresos ya no se pueden sostener, el gasto acostumbrado reclama el apoyo del crédito para continuar, cuando el crédito ya no se consigue, entonces, para sostener el gasto, se comienza a emitir dinero. Este poder de emisión deviene del control del Banco Central por el gobierno que le pide emitir sin respaldo.

Mientras tanto se usan las Reservas Internacionales para retrasar la inevitable cesación de pagos, se limita el acceso a la compra de divisas, se inician acciones punitivas para el control de precios internos y a medida que la crisis se expande, la represión política aumenta.

Son las consecuencias que estamos viviendo, por la decisión política de haber inscrito a Bolivia dentro la organización delictiva del castro-chavismo. Formar parte de ellos, es el precio que debemos pagar, económica y socialmente.

Así que cuando se pregunten, cómo es que llegamos a esta situación, por favor, recuerden esto.