Domingo 22 de diciembre 2024

Abaroa y el Mare Nostrum



136 vistas

A una semana de cumplirse los 145 años de la epopeya de Don Eduardo Abaroa al ofrendar su vida en defensa de la patria, contra la alevosa invasión chilena a nuestro Litoral, que saldó con nuestro sempiterno enclaustramiento, al gobierno no pudo ocurrírsele una mejor idea que homenajear dicha gesta, convocando al Censo de Población y Vivienda, cuya realización él mismo había establecido mediante D.S. 4546, de 21 de julio de 2021, para el 16 de noviembre de 2022.

Es importante señalar que dicho precepto presidencial estuvo suficientemente avalado y garantizado por la Ministra de Planificación de entonces, así como por el Director del INE, quienes aseguraron también el financiamiento externo de dicha consulta, mediante un crédito de FONPLATA por 40 millones de dólares, aprobado por el Senado en el mes de junio de 2022; otro del BID, por $us. 26,4 millones y $us 1,6 millones del TGN, haciendo un total de $us. 68 millones.

Ahora bien, lo curioso de esta gimnasia financiera es que, apenas un mes después de tales anuncios, la opinión pública conoció la renuncia de ambos funcionarios, tanto por motivos personales, como de salud, así como su inmediata substitución. Asimismo, dichos cambios desvelaron la verdadera intención del gobierno con el Censo, que se tradujo en su postergación “a pedido del Consejo de Autonomías” mediante D.S. 4760, hasta el mes de mayo o junio de este año 2024.

A la luz de lo expuesto, queda totalmente claro que, para el gobierno, (léase el MAS) el Censo significa una amenaza a su existencia como partido y a su régimen de gobierno impuesto desde hace 18 años porque, como: en Rusia, Venezuela, Cuba, Nicaragua y aquellos países que comulgan con esa misma línea “populista”, la muestra demoscópica, más que un importante paso para el desarrollo nacional implica una amenaza a su estrategia de permanencia indefinida en el poder.

En Bolivia, el Censo debería ser el paso hacia un padrón electoral transparente, que facilite un pacto fiscal justo y la redistribución de escaños parlamentarios, que constituyan una Asamblea Popular digna de todo crédito. Estos requisitos lo hacen simplemente inconveniente a un sistema, basado en un poder judicial que es capaz de negar, hasta en el Día del Padre, la paternidad de un niño.

Sin embargo, la fuerte presión internacional y de los organismos crediticios que basan sus operaciones en los datos estadísticos que emite un Censo, parecieran haber obligado a su realización casi inmediata, y así estamos en apronte, a horas de su realización. Asimismo, existen todavía una serie de cuestionamientos que la misma población deberá absolver, tales como aquellos que a la boleta censal se refiere, al momento de la transcripción de los datos manuales al sistema digital, proceso que ha acusado varias sospechas de irregularidad.

Por demás está hacer énfasis en la absurda omisión del término mestizo, en el cuestionario, así como de muchas otras que hacen con su transparencia. La misma convocatoria, en una fecha tan histórica para los bolivianos, sugiere que nos olvidemos de nuestra justa reivindicación, sobre todo, a la nefanda pérdida de ésta en la Haya y quedemos condenados a la triste añoranza de Abaroa y el Mare Nostrum.