Domingo 24 de noviembre 2024

Al final no pasa nada



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Entre el asombro y la sonrisa escuchamos y leemos lo que se dice y se hace en este país pluricultural. En muchos casos la lógica queda atropellada, la verdad despedazada. En este tiempo Diógenes no buscaría un hombre, buscaría la verdad. Una situación tan sencilla, pues la verdad es simplemente la coincidencia entre lo que se dice, piensa o cree, y lo real.

Para Immanuel Kant, la verdad es la adecuación del conocimiento con el objeto. Los gobiernos que se creen poseedores de la verdad, consideran a los demás ciudadanos como una muchedumbre de equivocados que miran mal las cosas y su impresión es errada, por ejemplo cuando no hay dólares y en ocasiones escasea el diésel y la gasolina, todo esto y otras más, están en lo imaginario, no es real; ardieron millones de hectáreas, se habla de corrupción, ¡mentira, es solamente la imaginación!. El litio siempre estuvo en los salares de Uyuni y Coipasa, pasan los años y aún no se exportan, siempre queda algún detalle por ver, no salen vagones a puertos marítimos y no entran divisas ¡cuídate ciudadano! es solamente un producto de tus deseos ardorosos, contagiados de delirio, lo mismo te está pasando cuando piensas con el hierro del mutún. Entonces, para el gobierno todo lo que piensen los otros es ficción, muy corriente en la posición partidaria, mal venida, de la oposición.

Así van sucediendo los hechos entre juicios correctos de algunos, y la fantasía de otros. ¿Quiénes son los unos, y quiénes los otros. A quiénes les toca el desencanto de vivir en el error, cuál es el reservado secreto para vivir la verdad -¿la que vive el gobierno?, no es tiempo de ironías, es motivo de preocupación, porque nos crea distancia entre gobernantes y gobernados, tampoco hay media verdad, es mentira o verdad.

Lo que piensan muchos es que el gobierno sabe cuál es la verdad, es decir, lo que corresponde a la realidad: la justicia está manoseada, no hay suficientes dólares, escasea el combustible, todavía no salieron al puerto marítimo el litio y el hierro, solamente el oro que es un emporio de otros, (no queda alternativa, el principio del "ama llulla", no conviene, no apoya al “proceso de cambio”, quitémoslo por un tiempo, vamos a ocultar la verdad). El gobierno tiene la complacencia de las organizaciones sociales, los militantes y los empleados públicos que se creen a pie juntillas cuanto dicen mandatario y los ministros, además que es su obligación, su compromiso…

Otro elemento de análisis es la "percepción", quizá mirar con buenos ojos y escuchar con atención ayude a compartir la verdad. Tampoco, unos tienen visiones y los otros no ven, no escuchan... no existe la misma significación, en consecuencia no es necesario actuar.
El gobierno se siente perfecto, que cuanto se dice en su contra es equivocación; la versión oficial informa que en reuniones y foros preguntan cómo este país mantiene tan baja inflación, y otros aciertos del modelo económico plurinacional, es entonces ¡vaya galantería! un modelo de exportación.

El nivel de las reservas no es peligroso, el litio ya tiene contratos con chinos. Se adjudican proyectos a empresas chinas y podrá pagarse en yuanes (los dólares son abominables), ¡viva la bolivianización! Acaso todo esto sea dogma - no preguntes ni dudes- es cosa de fe. El dicho "por los frutos los conoceréis" es otra manera de confrontar criterios sobre aquello que aun quede duda; escuchando al mandatario los frutos son buenos, para el Banco Central y varios ministros, son sazonados. Y si algunos se pudrieron la culpa es la guerra Rusia-Croacia. El gobierno espera que el ciudadano se detenga a meditar, a cuestionarse sobre sus equívocos, el gobierno no lo hará, está seguro de su certeza absoluta en una suerte de egomania atrevida, resultado del culto a la personalidad.

"El país va muy bien, pronto estará mejor", asegura el presidente. Esa es la razón que explica porque, a pesar de la disconformidad, la queja y la protesta, "al final no nada pasa".

*Periodista