Loading
Está con pase a bordo de un avión que llegará en cualquier momento el coronel Maximiliano Dávila, que fue zar antidrogas del cocalero Morales, aunque en la práctica le quitó el prefijo "anti".
Debe ir a Estados Unidos como extraditado, pero el temor que existe en el grupo del cocalero es que se lo contrató como cantante, porque revelará detalles sobre cómo Bolivia se convirtió en el Afganistán de Sudamérica.
Cuando se espera el avión, en el nuevo Afganistán un grupo armado abatió a una patrulla policial en Beni, patrulla que estaba a punto de capturar a tres narcos.
La espera se produce cuando otro grupo armado cosecha con toda tranquilidad la soya cultivada por agricultores cruceños en la estancia Santa Rita, de 1.690 hectáreas.
También se informa que existe una ruta roja del narco, que va del chaco boliviano al paraguayo a bordo de avionetas que entregan su carga a traficantes que han de llevarla a Europa.
Y se sabe que en Chapare hay también ciudadanos paraguayos dedicados a cultivar coca y a transformarla en pasta base, como hacen los restantes cocaleros, ya sean bolivianos, brasileños, colombianos o mexicanos.
Los puestos de la policía en Chapare siguen esperando que las seis federaciones autoricen el retorno de los oficiales, que fueron expulsados por orden del cocalero.
Los tres cuarteles del ejército que fueron asaltados en esos días siguen bajo control de furiosos cocaleros, decididos a hacer respetar la condición de territorio independiente de todo el Chapare.
Los jueces masistas no han actuado contra los asesinos de cinco personas en Corani Pampa, pero someten a torturas a los acusados de haber cometido crímenes en Senkata en 2019, donde ahora se sabe que las víctimas fueron alcanzadas por balas de militares cubanos.
Todo esto lo vio nuestro Maximiliano cuando estaba naciendo, cuando los cocales ilegales eran convertidos en legales, cuando la DEA era expulsada del país y llegaban los "hermanos" del PCC de Sao Paulo, los del Comando Vermelho de Río de Janeiro, los colombianos que se asentaron en el Amboró, los mexicanos que se ocupan del tráfico mayor.
También vio cómo los parques nacionales eran convertidos en nuevos Chapares, comenzando por las tierras vecinas al Amboró, que el INRA expropió para entregarlas a los cocaleros que ahora dominan Mairana.
En fin, que nuestro Maximiliano, que no fue emperador, como el mexicano, sino zar, tiene muchas cosas que contar. Vio el nacimiento de la pesadilla que ahora ahoga a Bolivia. Fue vicecomandante del "jefazo".
Pero no es el único testigo de aquellos días del nacimiento del narco-Estado. Muchos oficiales del ejército también participaron.
Quizá convenga decirles a los norteamericanos que envíen en avión Hércules, porque hay muchos extraditables en este país.
Siglo21bolivia.com