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Luis Arce propuso a las bases de su partido, del que se acaba de adueñar, empeñarse en trabajar este año para "blindar" la permanencia del "proceso de cambio", para que siga gobernando el país, o lo que hubiera quedado de él.
Ni siquiera ha tomado en cuenta lo que acaba de decir su exvocero presidencial, Jorge Richter, quien le aconseja no postularse como candidato en vista de que tiene 90% de voto negativo, es decir de gente que jamás votaría por él.
Si alguien tuviera acceso a la encuesta aludida por Richter, se le ruega hacerla conocer completa, aunque, de entrada, se observa que le ha dado a Arce 10%, lo que es cuatro veces más de lo que le daban otras encuestas.
Arce tiene, sobre las próximas elecciones, la misma confianza que demuestra el cocalero Morales cuando dice, sin pestañar y sin un ápice de vergüenza, que "ganar las elecciones es fácil".
Es que ambos saben que la permanencia del proceso de cambio está blindada con varias corazas, algunas de ellas dentro de la CPE y otras en forma de leyes muy puntuales.
Los parlamentarios de la oposición han renunciado a hacer nada para derogar o modificar la ley 421 que contiene la más grande aberración: los electores urbanos, que son 70% de la población, sólo eligen a 30% de los diputados!!!
Y está el padrón electoral que, según el presidente del TSE, no puede ser ni auditado ni renovado, aunque contenga una pesada herencia dejada por Hugo Chávez: dos millones de votantes que aparecieron, como de milagro, en 2009, resultado del trabajo de una delegación de jóvenes venezolanos que estuvieron aquí solamente dos meses.
Otra coraza que protege al proceso son las circunscripciones especiales, que son una especie de caja de Pandora, de canasta milagrosa, capaz de producir los votos que hagan falta. En una de ellas votaron en 2014 siete veces más ciudadanos que los inscritos.
Y está la famosa computadora del TSE, de la que supimos gracias a la exvocal Rosario Baptista. Antes de partir al exilio dijo que se trata de un equipo al que sólo tienen acceso los masistas. Y concluyó: con el actual sistema electoral, el MAS no perdería nunca una elección.
¿Qué nos queda?
Aparte de hacer un nuevo padrón, lo que es posible, pero lo descarta el TSE, habrá que emular el método empleado en Venezuela por María Corina Machado: el control ciudadano, consistente en un centro de cómputo que reciba las actas de votación que los ciudadanos puedan enviar desde cada mesa.
En eso están trabajando personas muy serias.
Siglo21bolivia.com