Martes 05 de noviembre 2024

Una antigua nave de la NASA activó un transmisor espacial que no se usaba desde 1981



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Infobae.- La Voyager 1, lanzada en 1977, perdió comunicación debido a un fallo técnico. La NASA reactivó un transmisor de banda S inactivo desde 1981 para mantener el contacto. Ingenieros lograron captar la señal débil, aunque insuficiente para recibir datos científicos detallados.

Lo esencial: un reciente problema en la sonda Voyager 1 interrumpió sus comunicaciones con la Tierra, lo que obligó al equipo de la NASA a reactivar un transmisor espacial que no se usaba desde 1981. Este cambio permitió restablecer el contacto básico con la nave, aunque con una señal limitada en capacidad para enviar información completa. Esta sonda, ubicada a más de 24.000 millones de kilómetros, continúa su misión en el espacio interestelar, impulsada por ingenieros que mantienen operativa una tecnología de más de cuatro décadas.

Por qué importa: la Voyager 1 es el objeto hecho por el hombre más lejano y sigue proporcionando datos únicos sobre el espacio interestelar. Su capacidad para adaptarse a las dificultades ilustra la destreza e ingenio de los ingenieros, quienes, mediante técnicas creativas, han prolongado la vida de esta histórica misión.

La misión de la Voyager 1 continúa sorprendiendo y desafiando a los científicos, incluso 47 años después de su lanzamiento. Esta histórica sonda, lanzada en 1977, ha sido un emblema de la exploración espacial humana al aventurarse en los límites del espacio interestelar, convirtiéndose en el objeto hecho por el hombre más distante de la Tierra. Pero la avanzada edad de la nave ha traído nuevos desafíos técnicos, y su equipo debió sortear problemas inesperados para mantenerla operativa y en comunicación.
 

Recientemente, un fallo en su sistema provocó una pausa en las comunicaciones con su base en la NASA, ubicada en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) en California. Este fallo activó un sistema de protección autónomo, diseñado para preservar la nave apagando componentes no esenciales cuando se presenta algún problema técnico. La situación llevó al equipo a tomar medidas extraordinarias, como reactivar un transmisor de radio inactivo desde 1981, en un esfuerzo por restaurar el contacto con la sonda.

El incidente muestra las complejidades que enfrenta la Voyager 1 a medida que se adentra más y más en el cosmos, superando distancias de hasta 24.000 millones de kilómetros desde la Tierra. La reciente recuperación de comunicación con la nave es un testimonio del ingenio del equipo de ingenieros que, a pesar de los obstáculos, ha logrado superar problemas técnicos y prolongar la vida de esta misión legendaria.

Las sondas Voyager 1 y Voyager 2 fueron lanzadas en 1977 con el objetivo de explorar los planetas exteriores del sistema solar, como Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, junto a varias de sus lunas. Estas naves gemelas recopilaron valiosos datos científicos durante su travesía y, en 2012, la Voyager 1 se convirtió en el primer objeto humano en cruzar los límites de la heliosfera, una burbuja de partículas cargadas y campos magnéticos generada por el Sol. Este logro permitió a los científicos estudiar directamente el espacio interestelar, un territorio desconocido más allá de la influencia directa de nuestra estrella.

A lo largo de su misión, la Voyager 1 ha enviado datos únicos sobre el entorno espacial a miles de millones de kilómetros de distancia. Gracias a estos datos, los investigadores han tenido acceso a una visión inédita del cosmos, más allá del sistema solar. Sin embargo, la tecnología de la Voyager 1, que fue innovadora en su época, enfrenta limitaciones significativas debido al paso del tiempo. La nave está equipada con un sistema de protección contra fallos que actúa de manera autónoma cuando detecta problemas técnicos, desconectando sistemas secundarios para ahorrar energía.
 

El fallo del transmisor de banda X y el regreso a la banda S

El incidente comenzó el 16 de octubre, cuando el equipo de la Voyager en el JPL envió una orden para encender uno de los calefactores de la nave. Este calefactor, utilizado para proteger los componentes de la radiación acumulada en el espacio, fue diseñado para ayudar a revertir el daño que esta provoca. Sin embargo, la activación del calefactor hizo que la Voyager 1 demandara más energía de la que tenía disponible, lo que llevó al sistema de protección contra fallos a activar un modo de conservación. Esto implicó reducir la velocidad de transmisión del transmisor de banda X, afectando la capacidad de la Red de Espacio Profundo para recibir señales de la nave.

El 18 de octubre, los ingenieros del JPL notaron que la señal de la Voyager 1 se había debilitado, pero lograron localizar una transmisión en la banda X ese mismo día. Al día siguiente, sin embargo, la comunicación se interrumpió por completo, lo cual llevó al equipo a sospechar que el sistema de protección había desactivado el transmisor de banda X y cambiado a un transmisor de banda S, que no se había utilizado desde 1981.

El cambio al transmisor de banda S representó un gran desafío. Este transmisor usa una frecuencia diferente y envía una señal mucho más débil que la banda X, lo que dificulta su detección desde la Tierra. A pesar de la distancia de 24.000 millones de kilómetros, los ingenieros de la Red de Espacio Profundo lograron captar esta señal, aunque su baja potencia limita la capacidad de recibir información completa sobre el estado de la nave.

Según Bruce Waggoner, jefe de aseguramiento de la misión Voyager, la señal de banda S es “demasiado débil para su uso a largo plazo”. El equipo ha podido enviar comandos básicos a la Voyager 1 y confirmar que la nave sigue orientada hacia la Tierra, pero la banda S no permite recibir telemetría detallada ni datos científicos, que son cruciales para evaluar la salud de la nave.
 

Decisiones cautelosas y el ingenio de la NASA para superar los desafíos

En lugar de correr el riesgo de activar el transmisor de banda X sin comprender la causa exacta del fallo, el equipo de la Voyager ha optado por analizar cuidadosamente el problema antes de intentar un cambio de configuración. La prioridad es evitar un apagado adicional o la pérdida completa de comunicación con la sonda, lo que podría complicar la misión de manera irreversible.

En las últimas décadas, los ingenieros han utilizado enfoques innovadores para extender la vida útil de la Voyager 1. Estos incluyen el encendido de propulsores antiguos para mantener la antena orientada hacia la Tierra y la reactivación de sistemas inactivos para superar fallos de software. Según los datos, cada nuevo fallo presenta un reto único, y la solución a menudo requiere decisiones arriesgadas que ponen a prueba los conocimientos y la creatividad del equipo.

La NASA ha declarado en múltiples ocasiones su compromiso con la Voyager 1, señalando que esta nave histórica ha proporcionado información esencial para la comprensión del espacio interestelar. Aunque la misión enfrenta un futuro incierto, la sonda sigue enviando datos valiosos a la Tierra, lo que permite a los científicos estudiar fenómenos cósmicos que de otra forma serían inaccesibles.

El incidente reciente refleja los desafíos de operar una nave espacial en los límites de la tecnología y el ingenio humano. La Voyager 1 ha sido, y continúa siendo, una fuente de inspiración y conocimiento. Su capacidad para adaptarse a las dificultades es un testimonio de los avances en la exploración espacial y del compromiso de los científicos e ingenieros que, contra toda adversidad, han mantenido a la Voyager 1 en funcionamiento durante casi medio siglo.

“La señal de banda S no es una solución permanente, pero al menos nos permite mantener la conexión y asegurarnos de que la nave sigue apuntando a la Tierra”, concluyó Waggoner.


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