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- 2024-12-09
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BBC Mundo.- El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca podría ser también una victoria para uno de sus partidarios más visibles: Elon Musk.
El hombre más rico del mundo pasó la noche de las elecciones con Trump en su resort de Mar-a-Lago, en Florida, mientras se contaban los resultados.
“Esta noche, el pueblo de Estados Unidos le ha dado a @realDonaldTrump un mandato clarísimo por el cambio”, escribió Musk en su plataforma de redes sociales X, cuando la victoria de Trump empezó a verse más clara.
Y en su discurso de victoria desde el Centro de Convenciones de Palm Beach, Trump pasó varios minutos elogiando a Musk y recordando el exitoso aterrizaje de un cohete fabricado por SpaceX, una de sus empresas.
Musk -quien antes cultivaba una imagen de genio tecnológico excéntrico que estaba al margen de la política- le entregó su apoyó absoluto a la campaña de Trump después de que éste sobreviviera a un atentado contra su vida durante un evento de campaña en Butler, Pennsylvania, el 13 de julio.
A plena vista del público estadounidense, el magnate sudafricano de 53 años ha invertido su tiempo, sus conocimientos operativos y su amplio bolsillo en intentar que el republicano sea elegido, una rareza entre la élite empresarial de Estados Unidos, que tradicionalmente prefiere influir en la política detrás de bastidores.
Es un enfoque radicalmente diferente al de los directores ejecutivos tradicionales, muchos de los cuales han sido más conocidos por celebrar cenas costosas y exclusivas para recaudar fondos o recibir a donantes potenciales en casas lujosas.
Por ello, la estrategia de Musk ha llevado a los analistas a hacer preguntas sobre sus motivaciones.
Cheques de un US$1 millón
El enfoque político tradicional de los ejecutivos es "no estar en el centro de atención del público", explica Erik Gordon, presidente del departamento de emprendimiento de la Escuela de Negocios Ross de la Universidad de Michigan.
"Musk lo hace en voz alta y con orgullo, y, por lo tanto, tal vez se convierte en un pararrayos", añade.
Como uno de los patrocinadores más importantes del presidente electo, el multimillonario tecnológico donó más de US$119 millones para financiar un Super PAC destinado a reelegir a Trump.
También pasó las últimas semanas antes del día de las elecciones llevando a cabo una campaña para movilizar a los votantes en los estados en disputa, que incluyó entregar un millón de dólares diarios a los votantes en esos territorios. La entrega, que se realizaba a través de una rifa, se convirtió en objeto de una impugnación legal, que luego fue descartada por un juez.
Qué ganará Musk
Más allá del beneficio obvio que recibirá Musk con las propuestas de Trump de reducir los impuestos a las corporaciones y a los ricos, el presidente electo ha dicho que en un segundo mandato invitaría a Musk a su administración para que le ayude a eliminar el despilfarro gubernamental.
Musk ha hablado de esta iniciativa como el "Departamento de Eficiencia Gubernamental" (DOGE, por sus siglas en inglés), que hace referencia al nombre de un meme y de una criptomoneda que él mismo ha popularizado, conocida como dogecoin.
Su estrecha relación con Trump, dicen los demócratas, podría presentar un complejo conflicto de intereses, dados los miles de millones de dólares en contratos gubernamentales que Musk ha recibido para SpaceX y Tesla.
"Eso es profundamente poco ético e ilegal", afirma Lenny Mendonza, exasesor económico y empresarial del gobernador de California, Gavin Newsom.
Mendonza cree que aquellos con relaciones gubernamentales y regulatorias entrelazadas "pueden tener voz", pero no deberían estar en una posición de autoridad sobre esos mismos intereses.
Vínculos empresariales
Las compañías de Musk también podrían beneficiarse de la presidencia de Trump. Una de ellas, SpaceX, ya domina el negocio del envío de satélites gubernamentales al espacio.
Con un aliado cercano en la Casa Blanca, Musk podría buscar sacar más provecho de esos vínculos gubernamentales, según opina Matt Teske, director ejecutivo de la plataforma de carga de vehículos eléctricos Chargeway.
Según asegura, el cambio político de Musk, fundador de Tesla, ha sido difícil para muchos en la industria de los vehículos eléctricos, pero no sorprende después de varios años en los que ha sido cada vez más activo en el ámbito político.
"Creo que los intereses de Musk se centran, predominantemente, en un puñado de cosas que son importantes para él, que se relacionan con sus negocios, y las regulaciones gubernamentales son algo sobre lo que ha mostrado su preocupación", dice.
Teske señala que Musk "rechazó fuertemente" las restricciones implementadas durante la pandemia en California y a partir de ahí se alejó de los demócratas y se acercó a Trump.
El profesor Gordon, de la Universidad de Michigan, está de acuerdo. Dice que Musk se ve a sí mismo como alguien que ha sido frenado por los reguladores y siente que la intervención del gobierno ha sofocado el desarrollo de las tecnologías en las que se centra, como la conducción autónoma.
"Quiere estar en la frontera, un empresario salvaje que pueda abrir nuevos caminos y no quedarse estancado por las regulaciones, las cuales tienden a retrasar los avances tecnológicos unos 5, 10 o 20 años", advierte.
"Musk quiere ir más allá", añade. "Quiere ir a Marte".
Musk, además, ha criticado a sus rivales, incluyendo a Boeing, por cómo están estructurados sus contratos con el gobierno, diciendo que desincentivan la finalización de proyectos dentro del presupuesto y a tiempo.
SpaceX también ha comenzado a construir satélites espías justo cuando el Pentágono y las agencias de espionaje estadounidenses parecen estar dispuestos a invertir miles de millones de dólares en ellos.
Mientras tanto, Tesla, podría cosechar los beneficios de una administración Trump, luego de que el mes pasado, la agencia estadounidense encargada de regular la seguridad vial hubiera revelado que estaba investigando los sistemas de software de conducción autónoma de Tesla.
A Musk también se le ha criticado por supuestamente intentar impedir que los trabajadores de Tesla se sindicalicen. El sindicato United Auto Workers presentó una denuncia contra Trump y Musk por prácticas laborales injustas después de que ambos hablaran durante una conversación en X sobre la supuesta decisión de Musk de despedir a trabajadores en huelga.