Jueves 14 de noviembre 2024

Periodistas desechables, plagas y desgracias



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La muerte repentina del “Menono”, como le decíamos a Rubén Darío Méndez Chávez, nos deja muchas lecciones y desnuda una cruda realidad en el tema sanitario, en el gremio periodístico y en las plagas que heredamos.

Méndez murió clamando que lo atiendan en la clínica privada supuestamente de un grupo solidario llamado Grumedso, según sus familiares, cuyo personal lo miró como carne de cogote cuando vieron síntomas del Covid-19, cuando en realidad su deber, debió ser, darle los primeros auxilios, y notificar al Servicio Departamental de Salud (Sedes), hasta ser llevado a un centro especializado.

Pero eso no ocurrió y Rubén Darío tuvo que ser trasladado a su casa y murió en brazos de su hijo. Y es entonces que nos preguntamos, ¿en que queda ese juramento hipocrático? que hacen los medicos.

“No llevar otro propósito que el bien y la salud de los enfermos y sobre todo PRESERVAR LA VIDA”, fue la base del juramento que el griego Hipócrates les hizo hacer a sus discípulos, en el Siglo V antes de Cristo y que a lo largo de los años se ha mantenido como fundamento doctrinario del ejercicio de la medicina, complementado por destacados médicos como el argentino René Favoloro, quien desarolló el
“by pass” coronario y acostumbraba decir: “Lo fundamental es que los médicos no se mercantilicen y, no piensen con el bolsillo, sino con el corazón”.

Por eso la muerte de Rubén Darío pone en evidencia esa diferencia entre los medicos de corazón que todos los días siguen al pie de la letra ese juramento de salvar vidas, y el negocio y los bolsillos, de clínicas privadas, que en este tiempo de pandemia, están haciendo su agosto en plena cuarentena.

Y así, los periodistas y cualquier otro ciudadano mortal se va a más allá por el simple hecho de no tener plata o bienes, porque en algunos casos exigen papeles de casas o vehículos en garantía.

Pero la muerte de Rubén Darío deja también otra cruda realidad: QUE LOS PERIODISTAS SOMOS DESECHABLES para algunos medios de comunicación que se deshacen de nosotros, o porque nos creen viejos o caros para sus planillas. Y eso nos rompe el corazón a nosotros que pensamos morir con el sello de nuestro medio en la frente.

Y como la vida continua debemos reinventarnos en el oficio y sobrevivir. Y eso era Rubén Dario, con 25 años de trayectoria, un sobreviviente, un periodista independiente, uno más de casi el 70% de los informadores que han sido “desechados” de los medios.

Y nos quedamos desamparados. Sin seguro de salud, sin seguro de vida y sin ingresos vivimos a la deriva, endeudados por pagar por lo menos un techo que nos den la apariencia de vivir “como la gente”. En esa etapa estaba el compañero Méndez de 52 años, padre de cuatro hijos, cuando
Dios lo convocó a que escriba sus crónicas desde el cielo.

Y nos dejó a los sobrevivientes a protestar porque el sistema de salud en Bolivia es un desastre porque a la falta de atención en la clínica privada, se suma la gran mentira de un funcionario del SEDES, quien muy suelto de cuerpo, dijo que “inmediatamente” se habían constituido en su domicilio, cuando todos sabemos que no fue así.

Porque el sistema de salud está tan colapsado que la muerte se ha hecho moneda corriente y Dios quiera no repitamos la historia de los ecuatorianos de sacar los cadaveres a las calles.

Y QUÉ PLAGA que los grandes culpables de haber construido canchas en vez de hospitales, en el régimen de Evo Morales, exijan elecciones y movilicen a sus huestes, mientras viven en mansiones y pasean en lujosos vehículos.

Y que plaga que el virus nos golpee a la familia de la prensa, pues existen mas de 20 infectados y que desgracia que algunos medios tampoco nos alerten para así desarrollar campañas para salvar a nuestros colegas sin sufrir la agonía de saber si sobrevivirán o no.
¡¡Paz en tu tumba Menono¡¡ y rogá por nosotros desde el cielo.

Asociación de Periodistas de Santa Cruz.