Loading
La economa tiene resultados que son producto de las polticas que se adoptan. No se puede pedir utilidades cuando los gastos superan a los ingresos. Elemental querido amigo. Cuando esta situacin se sostiene a lo largo de un tiempo, para cubrir la diferencia se tiene que acudir al endeudamiento. Esto es lo que viene ocurriendo en la economa nacional.
Tuvimos desde el 2008 al 2014 un sexenio de ingresos adicionales, a los acostumbrados, que significaron ms de 50 mil millones de dlares. Y la realidad nacional no ha cambiado. La pobreza extrema, la falta de fuentes de trabajo productivas, el sistema de salud abandonado, la educacin nacional con los peores ndices de calidad en el mundo, la reduccin de la frontera agrcola, con excepcin de la coca, que obliga a importar bienes de la canasta familiar que antes se producan. Una industria nacional pequea, prisionera en la crcel del Estado que decide por ella. Una minera entregada al saqueo de grupos de inters disfrazados de sindicatos. Y una industria hidrocarburfera sin capacidad para ejecutar inversiones, convertida en la caja poltica de turno. Todo esto, crea una sociedad que del asombro ha pasado a la rutina de saber que todo ello forma parte del ser nacional.
Nos hemos acostumbrado a vivir de lo poco que podemos sacarle al Estado. Quinientos mil empleados pblicos demuestran esta afirmacin. A tomar conocimiento de la corrupcin que se descubre todos los das en diferente mbitos de la sociedad y convertirla en hechos rutinarios que ya no escandalizan. Tenemos la conciencia adormecida. A escuchar relatos inventados con los peores argumentos imaginables y darles la calidad de indicio o prueba legal. De ver como se encarcela con la mentira por delante y dejar que suceda. A lo mucho, en un esfuerzo supremo de imaginacin, algunos piden reformas a la administracin de justicia.
Qu est pasando? Cmo hemos llegado a este punto?
Hay muchas respuestas. Yo digo que por fue por la permisividad social. Por esa visin cortoplacista que nos ha emborrachado durante 14 aos de derroche y mal uso de los ingresos nacionales, que confundimos con la bonanza que nunca acabara. Hay que ser autocrticos. Todos bailaron en el preste de esos aos al comps de la banda de Evo Morales. Empresarios y trabajadores, cocaleros y agricultores, mineros y jukus (ladrones de minerales), clases medias enquistadas en la administracin pblica y organizaciones polticas. Todos bailaron y bebieron.
Sucede como siempre, al da siguiente de la borrachera, viene el dolor de cabeza. Una sensacin de malestar producto de esos vapores de alcohol que se van disipando de apoco. Y luego est la realidad. Hay que volver a la rutina. Es cuando las cosas toman otro sentido. Percibimos a medias que algo est cambiando. Los economistas comienzan a advertir que los indicadores de deuda suben y caen las reservas internacionales, junto con el gasto fiscal que aumenta. Que las exportaciones tienen buenos precios, pero que hay millonarias subvenciones que se tienen que pagar. Que los niveles de inversin privada son pequeos y que el empleo informal e ilegal crece.
Nos estn diciendo que vamos camino a una situacin peligrosa. Que se necesitan medidas urgentes que potencien la inversin privada, que le den garantas, que se atienda al sector agropecuario ante la crisis mundial alimentaria anunciada, que se imponga la disciplina fiscal, etc. Estas advertencia no son escuchadas. Al contrario, se sigue por el camino del derroche anunciando la creacin de nuevas empresas pblicas.
El gobierno se alinea con las dictaduras oprobiosas de la regin, es decir con las dictaduras que han convertido a sus sociedades en parias sin ley ni techo. Es porque quiere lo mismo para los bolivianos. Es porque considera que ese es el camino. Y no se equivoca.
De quin depende que esto se haga realidad, de ellos? O de nosotros que ya es hora de organizarnos en una fuerza social univoca? Decida usted amigo mo