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Con marcada perplejidad hemos leído, en las redes sociales, una sorprendente como insólita declaración del expresidente y líder cocalero, Evo Morales, atribuyéndose la jerarquía de haber sido el mejor presidente de Bolivia, por encima del propio Simón Bolívar, Libertador y primer presidente, a quien, piadosamente le concede el segundo lugar y del Dr. Víctor Paz Estenssoro, que vendría a ocupar un modesto tercer puesto en su arbitraria categorización.
Es más, semejante afirmación, fuera de denotar una extrema pedantería, revela la supina ignorancia histórica del autor pues, al compararse con los personajes citados, o ha perdido -si alguna vez lo tuvo- todo vestigio de sindéresis, o está siendo víctima de un poderoso psicotrópico, muy abundante en el trópico donde habita que afecta visiblemente sus facultades mentales. Allí, se explaya como presidente, pero ya no del Estado Plurinacional y Plurifolclórico, sino de las múltiples federaciones de agroquímicos de Bolivia.
Sin embargo, lejos de moderar su ignara impronta, suman y siguen los dislates del referente del genial librito “Evadas” de Don Alfredo Rodríguez, brindándole la oportunidad de enriquecerlo infinitamente. Es más, bastó que transcurrieran unos días; desde sus ridículas comparaciones, para amenazar a los bolivianos con una “convulsión” en caso de ser inhabilitado, como ya fue por distintos organismos, como el fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional que dice, que no puede ser candidato en las elecciones del 2025, para un nuevo mandato presidencial. En esos mismos términos se ha pronunciado la OEA y la CIDH.
Olvida el gestor del fraude de Febrero 2016, cuya ansia de poder sin límite le valió su caída; posterior fuga y un exilio dorado otorgado por sus cómplices, déspotas y tiranos de la región, que la convulsión es sinónimo de sedición y, si realmente existiría un sistema judicial probo, el truchimán ya estaría sufriendo cárcel, como aquella a la que injustamente fue enviada la expresidenta constitucional Jeaninne Añez y ahora, a través de sus esbirros, pretende enviar al Ing. Edgar Villegas, imputado por “instigación a delinquir” cargo con el que aberrantemente califican su análisis técnico que se basó en el TREP de las elecciones fraudulentas de 2019.
Finalmente, la real o ficticia división del partido gobernante desconcierta mucho más a sus bases que ignoran la verdadera relación existente entre el cocalero y el cajero, un vínculo que para muchos es irreconciliable y para aquellos, que son muy pocos y conocen los antiguos manejos de la platita, simplemente la unión es indivisible, bajo el lema de: “Lucho cumple, Evo descansa”. De ahí que surge, por ejemplo, el exsecretario ejecutivo de la Confederación Sindical de Trabajadores Campesinos de Bolivia y fundador del MAS, Román Loayza, descargando toda su artillería contra el líder cocalero, afirmando: “el encuentro en Yapacaní de Evo Morales, celebrando el 29 aniversario del MAS-IPSP, fue manejado por llunkus y organizaciones paralelas, con plata del narcotráfico” Que sepamos, ni la DEA debe poseer semejante información.
Por lo visto, la tan mentada guerra entre evistas y arcistas lleva una enorme carga de información y desinformación, generadas en el seno mismo del MAS donde, más que Inteligencia Artificial, pareciera funcionar la Ignorancia Artificial.