Loading
A este largo, como extenuante y falso proceso de separación de cuerpos que han emprendido nuestros padres del Estado plurinacional, multilingüe y folklórico, para hacernos creer que esta división marca el óbito del instrumento gobernante, ahora se suma una atemorizante campaña oficial sobre la pretensión de algunas naciones, de hacerse de nuestros recursos, mediante prácticas que otrora eran de exclusiva utilización nuestra, como los paros, bloqueos y judicialización por todo.
Sobre el particular, en un acto realizado en el Colegio Militar del Ejército, por el 133 aniversario de esa institución, el presidente Luis Arce denunció que: “algunas potencias y un país vecino en particular, (léase Chile) buscan controlar los recursos naturales de Bolivia, como el litio, bloqueando y excluyendo al país en procesos estratégicos de comunicaciones; incumpliendo el Tratado de 1904 y promoviendo intentos de desestabilización política; campañas de desinformación y presiones económicas para que Bolivia entregue el control del litio”.
Asimismo, obviando sus fuentes de información, formuló una grave denuncia, en sentido de que estos perversos extranjeros estarían pretendiendo subordinarnos a un plan geopolítico, llamado “Plan Capricornio”, que consiste en un corredor bioceánico que atraviesa Brasil, Paraguay, Argentina y Chile, con una extensión aproximada de 2.500 kms., incluidas las instalaciones portuarias, tanto en el Océano Atlántico, como en el Pacífico, libre de bloqueos, por lo que excluyen a nuestro país en dichos procesos de comunicación, para cuyo fin, promoverían la “balcanización de Bolivia” o su federalización, por ser un Estado fallido.
Es más, asumiendo una postura ayatolesca y recordando nuestra ubicación en el corazón de Sudamérica; poseedores de recursos naturales estratégicos como el litio, las tierras raras y el agua dulce, recursos esenciales para el desarrollo tecnológico y económico de la nación, apremió a los cadetes a “estar preparados para defenderlos, así como para defender nuestra soberanía, enfrentando a cualquier amenaza que ponga en riesgo nuestro futuro”.
Sobre tan arduas, como delicadas declaraciones presidenciales, es útil recordar que, en los 18 años de régimen masista, aquella salida al mar que “nos pertenecía por derecho y su recuperación era un deber” la perdimos irreversiblemente en la Haya, así como el mar de Gas, sobre el que presuntamente nadábamos y pronto se evaporó, junto a los sesenta mil millones de dólares que este recurso nos obsequió durante su corta existencia; otro tanto sucedió con la batería de plantas de industrialización y demás elefantes azules, como el satélite Tupac Katari, dignos de ser expuestos en el Museo de Orinoca, en lugar de estar durmiendo el sueño de los justos en otra galaxia.
Para la consecución de todos los objetivos trazados por el mandatario, no faltó la alentadora noticia de nuestras alianzas con Irán, Rusia y China, las cuales nos abrirían caminos para el intercambio de experiencias y la formación tecnológica de nuestra juventud. Suponemos que este anhelo se basa en la gran experiencia cubana. De todos modos, valdría la pena aferrarse a la sabia máxima expresada, hace dos mil años, por el escritor romano sobre temas militares, Publio Flavio Vegecio: “Si quieres la Paz, prepárate para la guerra” (Si Vis Pacem, Para Bellum).