- 2010-09-12
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Isaias4115@hotmail.com
¿No resultan curiosas las repetidas invocaciones públicas a Dios escuchadas en dos países que hablan de las bondades del “socialismo”? Si en febrero pasado fue la compañía estatal Electricidad del Caroní de Venezuela, quien habría convocado a sus trabajadores a realizar un “clamor a Dios” para que el Creador haga llover y puedan subir las aguas en las represas para generar mayores volúmenes de energía eléctrica, en abril fue el propio Presidente Luis Inácio Lula Da Silva quien habría dicho que solo quedaba pedir a Dios que deje de llover en el Brasil a fin de que cesen las desgracias que sufre su gente por el exceso de agua.
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Isaias4115@hotmail.com
¿No resultan curiosas las repetidas invocaciones públicas a Dios escuchadas en dos países que hablan de las bondades del “socialismo”? Si en febrero pasado fue la compañía estatal Electricidad del Caroní de Venezuela, quien habría convocado a sus trabajadores a realizar un “clamor a Dios” para que el Creador haga llover y puedan subir las aguas en las represas para generar mayores volúmenes de energía eléctrica, en abril fue el propio Presidente Luis Inácio Lula Da Silva quien habría dicho que solo quedaba pedir a Dios que deje de llover en el Brasil a fin de que cesen las desgracias que sufre su gente por el exceso de agua.
En el caso de Venezuela, donde se patrocina el “socialismo del Siglo XXI”, el problema es la gravísima carencia de agua que ha llevado a su gobierno a declarar “feriado nacional” por toda una semana (
PREOCUPACIÓN EN BRASIL: HAY QUE “ORAR” A DIOS…
Brasil, que hasta hace poco festejó hasta las lágrimas el haber sido nominado como sede del Mundial de Fútbol del 2014, y de los Juegos Olímpicos del 2016, se halla preocupado por lo que está sucediendo en una de las sedes, Rio de Janeiro.
Lula da Silva –defensor del “socialismo del Siglo XXI”- con el tono reflexivo y el pragmatismo que ha caracterizado su ejercicio de la Presidencia, según BBC Mundo habría declarado lo siguiente, con fines esperanzadores: "No llueve todos los días, tampoco hay terremotos todos los días en Chile y Haití. Usualmente junio y julio (cuando se realizarán los dos eventos deportivos) son meses más tranquilos". Y, remató con una sentencia para la historia: "…lo único que podemos hacer en este momento es pedirle a Dios para que haga cesar la lluvia…".
SEQUÍA, COMO EN LOS TIEMPOS DE ELÍAS
Cuenta la Biblia que el rey Acab –que reinó sobre Israel veintidós años- “hizo lo malo ante los ojos de Jehová”, pues no solo “le fue ligera cosa andar en pecado”, sino que tomó por mujer a una princesa sidonia –Jezabel- e hizo un altar para servir y adorar a un dios cananeo, Baal (dios de la lluvia y de la guerra, parte de cuyo culto consistía en orgías desenfrenadas y sacrificios de niños). No contento con ello, también hizo una estatua a la diosa de la fertilidad –Asera, el complemento femenino de Baal, una parte esencial de cuyo culto era la prostitución-provocando a ira al Dios de Israel (1 Reyes 16: 29-34).
Fue entonces cuando el profeta Elías entró en escena, y por mandato de Dios dijo a Acab: “Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra” (1 Reyes 17:1). A continuación, Elías –por orden de Dios- se escondió para evitar cualquier represalia por parte del rey.
Pero Acab, apartado de Dios como estaba y muy seguro de que lo que hacía era bueno, probable pensó que tal predicción era una excentricidad de Elías y hasta pudo haberle provocado risa. Además, si una cosa así ocurriera, su confianza estaba en que podía acudir a sus ídolos –Baal y Asera- así como a su esposa Jezabel (la hechicera que destruía a los profetas de Jehová), para solucionar dicho problema (2 Reyes 9:22; 2 Reyes 18:4).
Para desgracia de Acab y del pueblo de Israel, en cumplimiento de la profecía sobrevino una grave sequía y una hambruna por tres años y medio, por la falta de lluvia. Acab buscó por cielo y tierra a Elías, pero éste nunca pudo ser hallado.
LLUVIA, COMO EN LOS TIEMPOS DE ELÍAS
Pasados tres años y medio, Dios mandó a Elías presentarse ante Acab diciéndole que haría llover nuevamente, así lo hizo y así aconteció (2 Reyes, Capítulo 18). Estando frente a frente Elías y el rey, se produjo este diálogo:
“¿Eres tú el que turbas a Israel?”, le espetó Acab.
“Yo no he turbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos de Jehová, y siguiendo a los baales”, contestó Elías pero además le lanzó un inédito desafío: “Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel”. Y así se hizo.
Estando el pueblo de Israel reunido, Elías les reclamó: “¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra”. Entonces dijo Elías:
“Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo. Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho”
Entonces los cuatrocientos cincuenta profetas prepararon un altar y pusieron el buey del sacrificio e invocaron frenéticamente a su dios hasta el medio día, gritando y saltando cerca del altar, diciendo: “!Baal, respóndenos!” Pero, no había respuesta.
Elías se burlaba de ellos, diciendo: “Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle”, porque el tal Baal, nunca encendió la leña para quemar el sacrificio.
Desesperados, los falsos profetas clamaban a grandes voces, sajando sus cuerpos con cuchillos y lancetas hasta chorrear la sangre sobre ellos, buscando obtener el favor de su dios. Pero, pasado el mediodía y llegada la hora del sacrificio, no hubo ninguna voz ni quien les respondiese ni escuchase.
Entonces Elías edificó un altar con doce piedras -en el nombre de Jehová- e hizo una zanja alrededor, preparó la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre
Llegada la hora de ofrecer el holocausto, el profeta Elías invocó: “Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos”.
De repente cayó fuego de Jehová desde el cielo, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en
Seguidamente vino la consumación del juicio: Elías hizo prender a los cuatrocientos profetas de Baal, y los degolló a todos. Luego, subió al monte Carmelo y postrado en tierra oró fervientemente a Dios, por lluvia. Y aconteció, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y se produjo la lluvia prometida.
La historia continúa, con la nueva escapatoria de Elías a fin de salvar su vida, después de ser amenazado por
Años más adelante, Acab –que se había humillado ante Jehová y había sido perdonado- moriría en una batalla por cuenta de una flecha disparada al azar que entró por un resquicio de su armadura. En lo que respecta a Jezabel ésta fue arrojada desde un balcón, estrellada contra el suelo y su cadáver fue devorado por los perros, como había sido profetizado: “Y a Jezabel la comerán los perros en el campo de Jezreel, y no habrá quien la sepulte” (2 Reyes 9:10). Literalmente, cuando fueron a buscarla para darle sepultura, no hallaron de ella sino su calavera, pies y las palmas de sus manos (2 Reyes 9:35).
REFLEXIONES FINALES
¿Por qué sobrevienen los males a los habitantes de un país? Muchas veces, cuando la injusticia y el pecado del hombre han adquirido tal magnitud, que es por un juicio de Dios. Y es que, cuando hay una extrema necesidad, hasta los inconversos suelen acordarse de clamar o pedir a Dios siendo que sus dioses (sus ídolos, su religión, conocimiento, poder o riqueza) no resultan suficientes.
Los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal clamaron frenéticamente a su “dios de la lluvia”, sin obtener resultado positivo alguno. Claro, era un ídolo, no el Dios verdadero. Esa clase de ídolos que -siendo obra del intelecto y las manos de hombre- “tienen boca, y no hablan; tienen ojos, y no ven; tienen orejas, y no oyen; tampoco hay aliento en sus bocas…semejantes a ellos son los que los hacen, y todos los que en ellos confían” (Salmos 135:15-18).
Si en Venezuela clamaron a “dios” pidiendo lluvia y no fueron escuchados ¿a qué dios alzaron su voz? ¿No habrán cometido similar error que los profetas de Baal? Si en Brasil no calmaron las lluvias, otro tanto pudo estar ocurriendo. Y es que, para los hombres sin Dios -los políticos entre ellos- es fácil discursear. Pero, al Dios verdadero no se le puede engañar, ni impresionar, mucho menos chantajear.
Aún sí el pedido hubiese estado dirigido a Dios, Él ve los corazones de las personas y sabe qué “dios” vive dentro de los corazones de las personas. Dios es Amor, pero también es fuego consumidor, y no está dispuesto a compartir su gloria con ningún ídolo. Así las cosas, jamás atenderá un pedido de un corazón no humillado y arrepentido del pecado, pues de hacerlo la gloria no sería para Él.
En los tiempos que vivimos, es necesario recordar que a diferencia del pasado cuando había la necesidad de intermediarios para pedir los favores de Dios, hoy en
“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6), dijo Jesucristo.
¿Quieren que el Padre escuche su clamor y su oración? ¿Qué haga llover porque falta, o que pare la lluvia porque sobra? ¡Imposible, sin Jesucristo como intermediario!
Jesucristo dijo: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Juan 15:7).
Y prometió: “…todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14:13-14)
Pero sentenció también, que: “…separados de mí, nada podéis hacer” (Juan 15:5)
Finalmente, para terminar, es bueno recordar que “cuando la Tierra está sufriendo” por causa de la desobediencia a las leyes de Dios, se aplica la siguiente promesa del Antiguo Testamento (dado que Dios es el mismo de ayer, hoy y por los siglos):
“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” (2 Crónicas 7:14)
¿Están en conocimiento de todo esto los socialistas decimonónicos, los socialistas del siglo XXI y los socialistas pragmáticos? Si no lo saben –o si sabiéndolo lo tienen en poco, siendo por tanto negligentes- entonces su clamor y su pedido por más fuerte y ceremonioso que sea, no podrá tener efecto positivo alguno. Amén.
(El primer artículo titulado “Socialistas…¿clamando a Dios?”, se puede leer en: http://www.hoybolivia.com/Noticia.php?IdSeccion=7&IdEdicion=643&IdNoticia=27633)
Trillo Nuevo - Isaias4115@hotmail.com
Bolivia, 12 de abril de 2010